Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capitulo XVII

Robert

-¿Es esta la razón por la que no contestas tu teléfono?— me mira con gran enojo.

-Padre— solo eso sale de mi boca.

-¿Donde esta Natalia, porque razón estas actuando de esta manera, están peleados, piensas divorciarte, porque mi nieta está sola en casa?— interroga sin darme tiempo de hablar, aunque no sé cómo explicarle todo esto— ¿No piensas hablar y tú?— señala a Neymar— ¿No piensas irte?— ella recoge su blusa, se la coloca y sale corriendo.

-Padre, lo siento...

-A mí no me pidas disculpa— me interrumpe— no es a mí a quien debes mirar a la cara todos los días y recordar este suceso, es a tu esposa e hija a quien debes de guardarle respeto— cruza sus brazos y niega con la cabeza.

-Entiendo, por favor no le digas nada a Natalia, hablare con ella sobre esto— le suplico terminando de arreglar mi ropa y recoger mis cosas— vámonos para hablar mejor en la casa— asiente y salimos de la oficina.

Al salir no vemos a mi secretaria, la pobre debe estar muy apenada. Subimos al ascensor y mi Padre está totalmente serio con el ceño fruncido, sin decir ni una palabra; me despido de la Recepcionista y de los empleados que ya van saliendo, subimos a mi auto y el chofer nos sigue en el otro auto.

-¿Por qué dijiste que Azucena está sola en casa? Natalia tenía el día libre hoy— le explico.

-Llegue con tu madre a visitarlos y dijo que Nat había salido temprano al parque que regresaría rápido, pero aún no ha llegado, sabes cómo es de terca tu madre, dijo que no se iría hasta que no aparecieran alguno de los dos— me explica.

-Es extraño que Natalia saliera sola al parque, ella no es de salir, menos sola y si lo hace siempre va con la niña— chasquea su lengua.

-Lo más extraño es que solo llevo su celular, en casa están sus cosas y tu madre las reviso para ver si había algo raro— lo miro dudoso— hoy fue al Medico ¿verdad?— asiento volteando a mirarlo y tiene una gran sonrisa.

-Ella dijo que nos mostraría los resultados de sus exámenes hoy en la cena— suspira.

-A lo mejor les está preparando alguna sorpresa—susurra, no entiendo a qué se refiere.

Llegamos a casa y escucho las risas de mi pequeña, lo cual alivia mi pesar.

-¿Mami?— veo salir corriendo a mi hija, quien se desilusiona al vernos.

-¿Que pasa princesa,  no te da gusto que llegue papi?— sonríe y me abraza.

-Mami no ha llegado, quiero verla papi, no voy a cenar sin ella—dice haciendo pucheros enfadada.

-No debe tardar en llegar mi amor, pero debes de comer algo porque si no  se va a molestar muchísimo— agarro su mano y la llevo al comedor, todos cenamos en silencio.

Nos sentamos en la sala a conversar mientras esperamos que llegue Natalia, mi pequeña se queda dormida en mis piernas, la llevo a su cuarto y la acomodo en su cama para que descanse bien, miro el reloj de mesa y es bastante tarde “¿dónde estas Natalia?” pienso, suspiro y dejo un beso en la frente de mi pequeña.

Bajo para ver a mis padres y los escucho discutir mientras me acerco.

-No me iré hasta que no la vea llegar— escucho decir a mi madre.

-No seas terca mujer— le reprocha mi padre.

-Madre deben ir a descansar ya es muy tarde— trato de persuadirla.

-No Hijo, tengo un mal presentimiento y esto no se me quita hasta que no la vea entrar por esa puerta—al señalar la puerta, tocan el timbre y nos miramos mi padre y yo sorprendidos.

Me dirijo hacia la puerta y la abro con duda, no puede ser Natalia, pues tiene sus llaves. Al abrir un hombre alto y fornido está parado con una seriedad y preocupación notable en su rostro.

-Buenas noches— saluda con una voz ronca.

-Buenas noches ¿En qué le puedo ayudar?— trato de ser amable y educado, no me da confianza.

-¿Esta es la casa de Natalia del Villar?— entrecierro mis ojos, nadie la ha llamado así desde hace muchos años.

-Sí señor ¿Que se le ofrece con mi esposa?— digo de mala gana, siento que mis padres ponen cada uno su mano en mis hombros tratando de calmarme.

-Disculpe que lo moleste tan tarde, pero busco a mi esposa, Minerva de Zarate, creo que la conoce...

-Son hermanas, pero hace mucho que no se ven— interrumpo.

-Déjalo pasar hijo, a lo mejor entendamos por que no ha llegado aún—aconseja mi madre— pase por favor.

Nos dirigimos nuevamente a la sala con la compañía de este hombre, mi madre le ofrece algo de beber y lo hace como si estuviera sediento, respira profundo y me observa de forma molesta.

-Sé que no le agrado, puedo verlo en sus ojos, pero solo quiero saber si mi esposa esta acá, me dijo que se vería con su hermana en el parque que está a dos cuadras, fui a buscarla ya que no llegaba al hotel donde nos estamos hospedando y me preocupe mucho, no sé si sabe que ella está embarazada, ya se puede observar su pequeño y abultado vientre— explica ilusionado y preocupado a la vez, niego con la cabeza— ella solo vino a visitar a su madre en la cárcel y aprovecho para hacerse una rutina en el Medico, allí fue donde vio a su hermana y quisieron seguir conversando, su esposa la cito para verse en la tarde, a lo que Mine le dijo que solo un rato...




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