Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capitulo XIX

Natalia

Han pasado dos días, ¿Cómo lo sé? porque ahora que tengo cerca al hombre que me alimenta, me dice que hora y día es, aunque a veces le pregunte cosas que lo ponen nervioso e intento que me quite la venda que cubre mis ojos me persuade y cambia de tema o se retira. A veces intento decirle quien soy, pero me da miedo enterarme que sea parte de mi secuestro, hoy me alimenta con unos panqueques, la verdad ya se me antojaba cambiar de comida, gracias a Dios que desde que llego este hombre me ha alimentado de mejor manera y he recuperado mis fuerzas, de la mujer que me maltrata estos dos días no ha venido a visitarme y eso me alegra.

-Bien ahora debo ponerte la mordaza— dice luego de haber terminado mi desayuno, trato de hablar pero no me deja— sé que vas a empezar con tu interrogatorio...

No termina de hablar, ni de ponerme la mordaza porque alguien ha arremetido contra la puerta y siento el conocido jaloneo de cabello, pero esta vez puedo gritar.

-Así que la princesita arruina todo tiene una voz potente ¿eh?— dice con rabia y me lanza al suelo— me tienes harta, no aguanto más, he hecho lo imposible para que ese hombre se fije en mí, ¿pero qué logro?— hace una pausa y vuelve a jalonearme con más fuerza, trato de reprimir el grito pero se me hace imposible— si no es su papi, hermano o mami que me interrumpen en pleno acto sexual es tu maldita existencia, "debo buscar a mi esposa", "Natalia es una gran mujer, no debo hacerle esto"— se mofa y me patea— me ha jodido mi puto día, así que de hoy no pasas— vuelve a patearme y a jalonearme, en eso me quita mi venda, lo cual me causa dolor en la vista.

Parpadeo muchas veces para tratar de acostumbrar mi vista a la luz, sin dejar de quejarme por los golpes que me da esta ahora no tan desconocida mujer.

-¿Tu?— le pregunto con rabia, se percata de lo que hizo.

-¡Joder!— grita histérica.

-¿Acaso estás loca?—sigo preguntando.

-No me hables así zorra—me abofetea.

-Aquí la única zorra eres tú, después de maltratar a mi hija y hacer que mi esposo se pusiera en mi contra, me secuestras, ¿Para qué?—la miro con gran enojo.

-Trae al perro— eso me causa escalofríos y volteo a mirar a quien ella mando— ¡muévete!—le grita, pero este sigue parado mirándome sorprendido.

-Sí, muñeca— dice como robot, pero no se mueve.

-Lárgate a hacer lo que te digo...

-¿Cuál es el escandalo?—escucho decir a una voz de mujer y se hace un silencio absoluto—¡Ven aquí ahora muñeca¡--dice la señora con autoridad y esta sale de prisa cerrando la puerta.

-Na... Natalia...—dice el hombre a mi lado en un susurro—no sabía... de verdad no sabía que eras tú la...

-Lo sé— le interrumpo— no tenías por qué darte cuenta, además nunca estuviste a mi lado desde que nací, si te soy sincera debo decir que me alegra que estés aquí— digo secamente.

-Yo... lo siento Natalia, no soy un buen padre, nunca lo he sido y mucho menos para ti— se arrodilla cerca y acaricia mi mejilla— he abandonado a Minerva, pero sobre todo me ha dolido no haber estado allí para ti, es por eso que trate de estar lejos de ambas, no soy una persona digna de llamar papa o abuelo— veo que mira al suelo, tomo sus manos, con mis manos atadas y me mira a los ojos.

-Solo te pido que me ayudes a salir de aquí, quiero ver a mi hija y sobre todo quiero estar allí para Minerva cuando su bebé nazca— lo veo sonreír.

-¿Mi diablilla está embarazada?— asiento— soy abuelo desde hace mucho, no me lo puedo creer— se le ve emocionado.

-Estoy embarazada también, esto afecta a mi bebé, por favor, se por primera vez un padre para mí y ayúdame—me abraza.

-Cuidare de ustedes y hare lo posible para sacarlos de aquí con bien, no creas que soy una mala persona que siempre ha vivido en este mundo, eso te lo explico luego, debo salir antes de que alguien venga  y eche todo a perder— se incorpora y me ayuda a colocar en el colchón, arregla un poco la maraña de mi cabello y me da un beso en la frente.

Se retira y susurra un hasta luego, siento miedo de que no vuelva o peor aún que no me ayude.

Robert

Esta gente si sabe cómo esconderse, dejaron supuestas pistas solo para distraernos, estamos cansados de dar vueltas en zig zag y todo nos lleva a la nada, no hemos podido encontrar a Natalia, ya hace un mes que no está con nosotros, ya ni duermo, voy poco a la empresa y esas pocas veces mi secretaria está encima de mí, acosándome y seduciéndome. En muchas ocasiones he estado a punto de sucumbir ante ella, pero en otras hemos sido interrumpidos por mi familia, lo cual agradezco. 

Como extraño a Natalia, su cuerpo, sus caricias, su risa, cuando está molesta y cuando juega con nuestra pequeña Azucena, sobre todo extraño el dulce néctar de sus labios, esos que me enloquecen, que me hacen adicto a ella y a su pasión. Me volveré loco si no la tengo junto a mi pronto, quiero saber dónde está, como esta, y quiero que me diga que nuestro bebé está bien, porque a pesar de todo estoy ilusionado con tenerlo, todas las noches acaricio la foto de su eco con la ilusión de poder verlo, le enseño a mi hija a su hermanito y llora por querer a su mami, poder acariciar a su hermanito y dormir todos juntos como familia, lo cual me llena de una impotencia y me siento el culpable de todo lo que está sucediendo.




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