Limites

  Limites

 Silvina observo la escena en silencio, el joven marchando  sus puños apretados, casi corriendo hasta su casa, la Tía Pupe observándolo en silencio, y Bambi asomada apenas al cortinado de la ventana principal, con un vaso vacio en la mano y la mirada clavada en ella.

Cruzo la calle empedrara, dirigiendo una sonrisa a la tía, quien la abrazo y la lleno de besos, mientras correspondía como siempre al cariño, devolviendo mil besos mas.

-Que paso tía, porque se va corriendo Juan Pablo?-

-No se…está en su casa, estará bien, es un niño fuerte y ocupado…ven muñequita entra, queda limonada y están las chicas en el cuarto- y la arrastro de un abrazo dentro de la casa, su mirada se cruzo con la de Bambi.

Silvina fue directo al ventanal, donde Bambi se asomaba, intento preguntar algo pero la joven se le adelanto.

-Solo se fue, a veces los recuerdos nos alejan de los momentos felices, no se puede hacer nada con ellos, si los dejas encerrado echan raíces y algún día romperán las baldosas que los cubren y si les das atención, dolerán-

Abi se acerco al grupo y saludo a su amiga,

-Viniste che!, buenísimo!, mas victimas para el tutti fruti- y las dos se abrazaron, cosa que extraño a Silvina, ya que abi no era demostrativa y siempre escapaba de las demostraciones de cariño, Abi la empujo al cuarto de Bambi con suavidad, pero Bambi no las siguió, cosa que volvió a extrañar a la joven de los rulitos , otra vez.

Bambi se acomodo en el ventanal y observo en silencio la calle, por mucho tiempo, nadie la extraño, todos estaban ocupados con sus familiares.

-Debe ser que la familia es el refugio, el lugar donde te acomodas y confías, por eso nadie está totalmente tranquilo a mi lado-sentencio Bambi, sin modificar su expresión de hielo.

Pupe cerró la puerta de llave, y se acerco al ventanal.

-Tenes algo que ver con la huida de Juan Pablo- con los brazos en jarra, miro directamente a los ojos de hielo.

-Cual de las dos huidas?- replico Bambi dirigiéndose despacio hacia su cuarto.

-ya veo pichoncita, tenes que ver con esto, no voy a culparte, decís las cosas como te salen, no importa si eso lo rompe todo a tu alrrededor- recibió la sonrisa de Bambi, antes de marcharse, y ni una sola palabra mas.

En el cuarto las chicas esperan en silencio que se abriera la puerta, cuando sucede es Silvina la primera en hablar

-Bambi…- intenta continuar la oración pero como siempre la joven la termina.

-Aun no controlo lo que digo, son solo verdades, recuerdos imágenes que conozco, entiendo que te moleste que me haya sucedido  justo con tu amor secreto-

Los ojos marrones de Silvina se abrieron en un gesto de horror.

-Bambi!- grito Abigail desde su rincón-Lo hablamos todas las noches, lo hablamos, te explico, te ruego no se juega con los recuerdos de la gente, menos con aquellos que te apoyan-

 Bambi se queda callada, se sienta pagada a Abigail y apoya su cabeza en el hombro, queda casi escondida, incrustada en la bufanda rosa de su amiga.

Solo  ese gesto basto, silvina entendio aunque la explicación vendría mucho después, donde no hay maldad, hay vergüenza, a veces la familia es eso un lugar donde encontrar limites.

Con una mano tanteo a silvina y del borde de su saco la sentó suavemente contra ella sujetando con ternura su brazo, con la cabeza escondida en la bufanda de Abi.

-Está bien pichoncita, descansemos ahora, el papa de Juan Pablo está saliendo ya con Bauti para su casa, aprovecharemos ese momento para ir. No hay nadie más bueno que Juan Pablo, si es insoportable, metido, cizañero, autosuficiente…-

-bueno….-interrumpe Silvina-peor que la pichoncita vos, hundiendo el dedo en la herida, y dale que te dale eh-

La indignación de Silvina hizo reír a Abigail quien estiro su brazo parara revolver los rulitos de su amiga, y quedaron así las tres abrojadas.

Quizás la amistad era eso, era la familia que te llega de regalo, el lugar donde encontrar los limites , el lugar donde se encuentra el alivio a las cosas vergonzosas.