Dividida entre dos corazones

Capítulo 9

Jerome no quiere tener más relación con ella, pero su maldito lado de la caballerosidad le prohíbe dejarla sola en medio del pasillo. Su madre no suele hospedar a personas con una moral indecente o peligrosa. Este es un lugar lleno de paz. Pero hasta el cordero más inocente puede ser el mismo lobo. Jamás hay que juzgar a alguien por su portada.

Jerome no para de pensar en Callie. Por un segundo, se ha comportado como un baboso enfrente de ella. Quiere borrar esa imagen de su mente, olvidar esa atracción que ha recorrido por sus venas al verla con la ropa mojada, esos ojos verdes destellando en su mirada puro fuego. Pero solo es una sensación fugaz, como las estrellas. Jamás se sentirá atraído por alguien como ella.

Se escabulle a su cuarto a oscuras. Se tira de golpe a su cama. Todo su cuerpo está cansado. Había recorrido todo el bosque saltando de árbol a árbol, pero comenzó a llover, eligió el camino más corto para llegar antes de que la tormenta estallara. Jerome cierra sus ojos, y su cerebro lo ataca con imágenes de Callie. ¡Oh no! Exclama frustrado. ¿Acaso ni en sus sueños lo dejara en paz? Desde que la conoce, su vida ha dado un giro de 180 grados.

—¿Has acompañado a Callie a su cuarto?

La voz de Nikolas interrumpe el intento de dormir de Jerome. Su hermano mayor —solo por unos segundos—, es su compañero de habitación. Ninguno de los dos quiso tener un cuarto propio.

—Sí. Oye, ¿por qué te preocupas tanto por ella? ¿Acaso te gusta? ¿Nuestro frío Nikolas se nos ha enamorado de la torpe?

—¿Qué? —Balbucea nervioso—, ¡No estoy enamorado de ella! Solo es una amiga. ¿Cómo voy a estar enamorado de él si recién la conozco, Jero?

Jerome no se conforma con la respuesta de su hermano. Nikolas está sintiendo algo por Callie. ¿Será amor? ¿O tal vez solo es una amistad como su hermano afirma?

—Jero, quiero pedirte un favor. Por favor, no le hagas la vida imposible. No sé porque te comportas de esta manera con ella cuando tú no eres así.

—Lo intentaré pero no te prometo nada, Nic.

Es inevitable para Jerome no meterse con Callie. Su presencia lo pone de los nervios.

—Me conformaré con eso. Bueno, te dejo. Quiero ver si necesita algo. ¡Nos vemos luego!

—Luego dices que no estás enamorada de ella...—murmura para él mismo.

Callie no sabe si prepararse para ver a la dueña o esperar hasta mañana. No puede creer le ha dado el trabajo siquiera verla. ¿Tal vez ha sido gracias por la recomendación de Irina? Deben mantener una relación demasiada cercana.

La habitación es toda una belleza, con una estética entre victoriana y barroco. Tiene una enorme cama matrimonial, un escritorio, un sofá, un banco con vistas increíbles del pueblo. Callie observa su figura curvilínea en el espejo mientras quita su vestido mojado. Sus manos pasan por su hombro desnudo, y van bajando hasta su antebrazo. Necesita urgente un baño caliente, con tal de borrar cada gota de cansancio de su cuerpo. Pero anda demasiada fatigada para sumergirse en el agua.

En su bolso saca el conjunto de pijama, y se lo pone. Irina tiene un buen gusto, piensa Callie. Es suave, hecho por completo de algodón, y su color rojizo resalta su palidez.

Suelta un gemido de placer cuando su espalda adolorida toca la suavidad del colchón. Se tapa con la manta al sentir varias oleadas de estremecimiento por culpa de un gélido frío. La lluvia comienza a caer de nuevo, y las llamas de la chimenea crepitan en una melodía agradable.

Hoy ha sido un día demasiado emocional para Callie. Ha conocido a un nuevo amigo, Nikolas. A su lado, por unos instantes, pudo olvidar ese incesante dolor que se ha establecido en su alma. Los extraña tanto. Los recuerdos de sus progenitores, felices y cariñosos, inundan en sus pensamientos. Sus padres asesinados son como una espina clavada en su corazón. El ardor de perderles la quema. Intenta no pensar en ellos. Porque si lo hace, sabe que la locura la atrapara entre sus garras y no la dejará libre. Para averiguar lo ocurrido con su familia, Callie debe mantener la mente fría.

No sabe si buena suerte o no, pero siempre ha sido una joven optimista. Le gusta escapar de su realidad y vivir en un mundo ficticio para no enfrentarse al dolor. Es su método de supervivencia a las tragedias. Vive en la fantasía donde todo está bien. Es una actitud cobarde y egoísta. Pero, esta vez Callie no huirá de su sufrimiento, lo enfrentará cara a cara con una enorme sonrisa dibujada en sus facciones. Tal vez sus progenitores ya no están con ella, pero los llevará en su corazón para toda la eternidad.

Tan solo unos segundos más tarde, la joven cierra sus ojos y se transporta al mundo de Morfeo. El infierno de las pesadillas y de sus sueños excéntricos comienza deambular en el ensueño de Callie. Su tormento no ha hecho más que empezar. Le espera una larga noche.

—Se lo tenemos que decir. Nuestras hijas merecen saber la verdad.

James mira a su mujer, Lucinda, quién está eufórica dando vueltas por el salón.

—Aún es pronto, amor. Nuestras pequeñas solo tienen veintidós años y dieciocho años. No están preparadas para...

Un fuerte ruido interrumpe el habla de James. La pareja se pone en alerta. Se observan el uno al otro con preocupación. No hace falta pronunciar ninguna palabra. Con tal solo una mirada, se entienden. Caminan con sigilo hacia donde procede el estallido. ¿Serán ellos? Hace días, les ha llegado una carta importante, en la cual les comunica sobre una posible rebelión hacia la corona. La avaricia humana no tiene límites, y algunas personas desean destrozar el país con tal de obtener las riquezas y el poder.



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En el texto hay: amorodio, enemistad, veganza

Editado: 19.07.2021

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