Este corto relato está dedicado a esas 14 personitas que agregaron estos humildes escritos a su biblioteca.
¿Por qué la mente es tan buena enemiga? Díganle eso a mi cabeza que en mis peores días hace sus mejores jugadas, no necesito más enemigos que yo misma, conmigo basta y sobra.
El silencio antes de dormir no es muy bueno cuando tu mente juega contigo, mostrándote distintos escenarios, donde eres tú misma el peón, enterrándote en el dolor, apretando tu pecho casi hasta la asfixia, después de todo no eres nada al lado de otras personas, no logras nada, no eres suficiente, no vales la pena, todos son superiores, siempre alguien pudo más que tú misma.
Cuando cometes error tras error no hacen más que remarcarlos, te sientes nada, con tu moral tan baja como es posible, después de todo no eres la persona más fuerte de este mundo, solo quieres un gracias o un está muy bien, pero siempre son solo críticas.
Sabes que hay personas con muchos más problemas, enfermedades, situaciones, pero ¿Quién vive en ti? ¿Quién está en tu cuerpo? ¿Quién vive con tu peor enemigo? Solo te piden ser fuerte, lo tuyo no es nada, pero ese nada te ahoga, te ahorca, te juzga, te esclaviza, no das más, hay tardes sin ganas de nada, después de todo es mucho pedir algo a cambio y hay viene tu mente con palabras hirientes, lacerantes, que rondan por tiempo indefinido, que llegan cuando tus emociones están a flor de piel.
Mente no muestres escenarios crueles, no hagas rondar frases hirientes, déjame sanar, por favor, incluso a la mente hay que pedirle por favor, porque cuando más intentas resurgir ella viene a aplastarte nuevamente, muchas veces no terminas de sufrir por alguna situación y ya estás en otra y tu mente la recuerda día tras día.
¿Cómo salgo? ¿Qué hago? Somos esclavos de nuestro dolor, algunos logran ser más fuertes que otros, después de todo nadie es igual, nunca comparen las emociones, nadie las siente como uno mismo, lo que para algunos no es nada, para otros es todo, cuiden las palabras, nunca saben que tanto dolor guarda esa persona y quizás tú palabra sea un detonante.
Es bueno llorar, aunque sea a escondidas, porque las cargas se aligeran aunque sea un poco, ya que no podemos gritar, ni confiar, ni decir nuestras emociones, llorar es la solución, no es de débiles, no es de niños, es de humanos, además ¿quien te ve llorar en las madrugadas? Después de haber hecho una función de circo donde eras el payaso mostrando siempre una sonrisa, donde nadie ve en tus ojos que se perdió el brillo, aguantas quizás todo el día para que al bajar el telón y los espectadores se hayan ido puedas dejar correr el maquillaje con las lágrimas que caen sin control pero aun así ahogas los sollozos con la almohada mientras tu mente te recuerda una y otra vez que no eres nada.
Aun así, al día siguiente debes estar con la mejor de las sonrisas, porque después de todo la vida continua y nadie se fija en ti.