Este capítulo es uno de mis primeros escritos en mi adolescencia hace muchísimos años atrás. Espero que de igual forma les guste.
Vivir de una ilusión, querer morir por ser engañada de la manera más ruin y cruel que pudiera existir: los recuerdos acuden a la mente como si estuviera pasando en ese instante, recordando cada detalle que hizo que el corazón llorara, los ojos se oscurecieran, las piernas flaquearan a causa del maldito momento en que se entero de la verdad, la tristeza pasar de momento por su rostro para luego ser reemplazada por el enojo la humillación ante la realidad; la soledad no te ayuda mucho pero es tu mejor amiga al ocultar tus lagrimas el rompimiento de tu corazón y el desmoronamiento de lo que fue la esperanza de vivir.
Crear una barrera alrededor del corazón es lo primero que se hace en momentos de engaños, de rompimiento de fantasías, poner puesta la mascara de la felicidad ante el mundo que te rodea para que no se enteren de lo que ocultas que nadie sepa que tienes un sufrimiento que no te deja pensar o dormir tranquila, pero tus ojos pueden reflejar otra cosa; expertos en sufrimiento pueden encontrar defectos en tu falsedad de vida, el engaño de tus acciones, la falsa sonrisa ante la felicidad de otros.
Cuando todo se vuelve rutina no hay nada que cambie, guardarse las emociones, los insultos de las demás personas hacia ti, el dolor, el sufrimiento se vuelve algo normal pero al estar en tranquilidad cuando no sientes las miradas de nadie hacia ti el candado se rompe dejando ver en el verdadero rostro todas las emociones albergadas en la oscuridad de la mente y del corazón salen a flote dejando caer aquel liquido salino que sale de nuestros ojos llamadas lagrimas, cada gota tiene nombre, motivo, situación, dolor e incluso la angustia junto con los temores se escapan hasta que te debilitas cayendo en un sueño, los parpados se cierran para dar paso a la tranquilidad que no existe cuando se esta despierta, pareciera que no ha pasado ni un minuto de paz cuando tienes que volver a una realidad desagradable, ponerte el uniforme de la dureza, el maquillaje de la falsedad, el peinado del engaño, incluso los zapatos de la felicidad; se preguntaran algunos de los que te dañaron que te hace tanta gracia, pero si supieran la verdad oculta bajo esas ropas que le demuestra a la gente una falsa felicidad; nunca nadie sabrá el secreto mejor guardado en la vida, cuando el corazón por primera vez lloro, los ojos se rompieron, el alma desapareció y la sensatez se inundo, toda coherencia se esfumo como vegetación en el desierto, como se disuelve el azúcar en el agua, como si el tiempo se pudiera retroceder para evitar sucesos que debían pasar de una u otra manera tanto así como es de inevitable la muerte a quien le toca o como es la desesperación en un momento de locura…pero es un pozo sin salida, la costumbre no se quita, la mascara se adhiere al rostro imposible de remover de su lugar, se continua con la vida con una realidad que te debilita, que te termina consumiendo como leña al fuego pues los problemas son las ardientes llamas mientras que las personas son un inestable tronco que espera ver la oscuridad eternamente, esperar a que el dolor ya no se sienta y que el corazón deje de sangrar por la falsa realidad.