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El despertador no dejaba de sonar y mi cuerpo no quería moverse por ningún motivo.Estaba agotada, la semana entera la pasé entre desvelos y litros de café.Había logrado dormir unas cuantas horas, las suficientes para poder estar lúcida esta noche.
Mi padre, Daniel Collins había logrado superar un porcentaje alto en la venta de nuestro vino. Los viñedos tenían nuevos socios y con ellos también nuevos clientes importantes.
Cada año mi padre realizaba una fiesta para socios y amigos, en la cual se celebra sus altos importes de ganancias. Nuestra marca es muy conocida por los restaurantes más finos de la ciudad y la sirven como la mejor y más cara de la casa. Pero esta fiesta es diferente a las demás ya que los nuevos socios no solo invierten en nuestro producto si no que también nos favorecen en la importación de ellos.
Me estire entre las sabanas para lograr apagar aquella cosa ruidosa, me levante y me dirigí al baño para tomar una ducha rápida. Me vestí con ropa cómoda y baje a desayunar. Iba con mi celular en la mano revisando mensajes y las noticias del día, cuando llegué al final de la escalera guarde mi celular y noté el comedor vació, continúe hasta la cocina pasando junto a la gran mesa de roble con sus sillas blancas perfectamente acomodadas. Por el ventanal que daba detrás de ellas el sol se hacía presenté, ni siquiera me giré a ver aquellos rayos de luz que amenazaban a mis ojos ojerosos y cansados.
Entre en la cocina y me dirigí a encender la cafetera, mientras esperaba aprontaba mi taza. En toda aquélla tranquilidad podía escuchar él cantó de algunos pájaros, Cerré los ojos disfrutándolo, hasta que el insistente gorgoteo de la cafetera se hizo presente anunciando que ya estaba lista, serví mi café y volví al comedor a paso lento.
-¡Ahí estás!- casi derramó mi café del susto -te estaba esperando, ven quiero que me ayudes - dijo mi madre asomada por el ventanal, qué luego se giró para volver a salir al jardín. La seguí a paso lento, cuando cruce por el ventanal tuve que levantar mi mano para cubrir un poco mis ojos, hasta poder acostumbrar mi vista a la luz del sol.
El jardín estaba totalmente decorado con adornos florales, había pequeñas mesas altas esparcidas por todo el jardín y una barra cerca de una esquina.
-¡Eda, ven! - gritaba mi madre cerca de unos sillones blancos.
-¿Que sucede? - pregunte cuando estuve cerca de ella.
-Ayúdame a elegir un adorno para esta mesa- dijo mientras extendía su mano hacía una pequeña mesa a su lado. Tome un sorbo de mi café mientras la miraba y luego me giré solo por unos segundos para observar todo el jardín perfectamente decorado por ella misma.
-ya has decorado todo tu misma, ¿por que me lo preguntas a mi? Escoge tú-
-Vamos, solo dime cual te gustan más - dijo mientras levantaba dos floreros chicos con pequeñas flores-¿blancas o rosadas?-
-Rosadas, se verán perfectas - respondí y seguí tomando de mi café. Ella las miro con duda y justo cuando iba a desechar mi opinión escuchamos hablar al chófer de la familia el señor Charles.
- Buenos Días- dijo interrumpiendonos.
-Buenos días -contestamos al mismo tiempo mi madre y yo.
-Señorita collins, llego esto para usted- dijo extendiendo lo qué traía en las manos.
-Gracias Charles- dije sonriendo mientras tomaba la enorme caja blanca que tenía. Él solo hizo un movimiento con su cabeza y se marchó.
-¿Que es eso? - pregunto mi madre mientras movía su cabeza y sus cejas levantadas con dirección a la caja.
-Una caja Mamá- dije en tono burlón.
-Sé lo que es, ¿pero quien la envía?- pregunto
-De Lucas, me compró un vestido para hoy- conteste casi sin importancia.
-¡oh!, debe de ser muy bonito y de diseñador, te quedará hermoso - decía mientras dejaba las flores- ¡ve a arreglarte no te preocupes por nada mas!-
-Mamá faltan horas aún-
-No importa debes estar hermosa para él-contesto, tenía en su rostro una sonrisa tan grande, que sus dientes blancos captaban toda mi atención.
No era la primera vez que Lucas me enviaba regalos y la conozco bastante para saber que se trae algo entre manos. Pero esta vez no indagare.
-Bien, me iré- dije confundida esperando a que diga algo mas, pero solo se dio la vuelta y continuó con las flores como si yo no estuviera ahí.
Las horas habían pasado, el vestido seguía dentro de la caja, mi pelo estaba atado con un moño alto, aquella ropa cómoda que me acompaño todo el maldito día no era más que un short y una remera bastante larga.
Mis mano derecha no abandonaban el lápiz ni el mouse de la computadora. Estaba tan metida en mí trabajó que no noté que el sol había empezado a caer, me di cuenta cuando desde mi ventana escuché el chocar de varias copas y platos.
Me asomé para observar a mozos entrar y salir a toda prisa. A un lado dando ordenes estaba mi madre, ya arreglada con un vestido largo en color negro y su cabello recogido tan perfectamente, me retiré los anteojos y los deje sobre el escritorio. Me dirigí al baño y tome una ducha un poco más larga que la anterior.
Salí envuelta en una toalla y me senté enfrente del espejo para secar mi cabello con la secadora. Cuando termine me coloqué unos zapatos de taco alto en color beige.Para luego ponerme el vestido, el cual era bastante largo y en color rosado. La tela era de raso, tenía un escote en forma de corazón dejando al descubierto mis hombros, pero un poco mas abajo de ellos posaban unas sutiles tiritas de encaje que le daban un toque más elegante. Toda la parte de arriba era de encaje con pequeñas flores y cuencas. Volví al espejo para hacerme unos bucles, para luego recoger un poco de pelo de los costados, para dar un efecto de media cola. Me maquille ligero y pinte mis labios en tono rosa claro.