Cásate conmigo!- dijo y su tono sonó a orden.
El llanto de mi madre fue lo que me hizo mirar detrás de él y verla a élla, a mi padre, mi hermana y Tom.
-si- dije inconscientemente y en menos de dos segundos Lucas colocaba el anillo en mi dedo. Estaba pérdida, de repente me dolía la cabeza, me faltaba el aire, sentía el vestido apretado más de la cuenta, quería salir corriendo, estar en otro lugar menos ahi, estaba tan enojada.
Ahora entendía por que mi madre estaba tan feliz y por que Lucas me pidió continuar nuestra relación hasta la fiesta. Estoy segura que ambos planearon esto. Él sabía que nuestra relación ya no tenía sentido, peleas , mentiras y más problemas hacían insoportable el estar juntos.
En la familia de mi madre todos los primogénitos (varones) tiene que ser los primeros en casarse. Tengo cuatro tíos y todos ellos tienen como primer hijo a un varón, menos mi mamá que para su fortuna tubo dos hijas mujeres. Se ha obsesionado conmigo desde el día que nací, no le pone nada feliz que todos sus hermanos cumplan con el orden que hace rato se ha vuelto una tradición en la familia, menos ella.
Mi madre no acepta que su segunda hija este casada, cuando la primera no ha conseguido un anillo aún. Mi hermana Lucía, una chica encantadora, muy diferente a mi, sus ojos son de color avellana y su pelo de un castaño claro. Ella estuvo de novia durante un año con mi mejor amigo Tom Hall, un hombre maravilloso y cariñoso, alto, de ojos verdes, cabello rubio , el cual siempre lleva bien peinado. Hace seis meses se casaron y mi hermana carga con un bebé de cuatro meses dentro suyo.
Es por eso que me presentó a Lucas dos meses antes de la boda. Acepte salir con él, es un hombre atractivo, educado, de ojos color café, cejas gruesas y pestañas largas, su pelo castaño oscuro. Y por supuesto sabe lo que quiere en la vida, pero en aquél entonces el matrimonio no era una opción para él, lo que me hacía estar tranquila. Lo que me hace pensar que él habló con mi madre sobre nuestra separación y ella lo manipuló para que me propusiera casamiento delante de mi familia, para que yo no pudiera negarme.
Todos en la sala nos abrazaban llenos de felicidad, en cambio yo solo estaba ahí sin ni siquiera hablar. Mi madre me ofreció una copa de champán para brindar, la tome con mi mano izquierda y ahí estaba aquel anillo con un gran diamante cuadrado de color rosado, solo con verlo sentía mi dedo apretado y mientras más lo miraba, mas pensaba que aquel dedo se veía morado.
-Eda ¿estas bien?-pregunto mi hermana y la mire confundida.
-Se quedó sin palabras, por la noticia- dijo mi madre que sonreía y levantaba su copa hacia Lucas.
-Estoy bien- respondí mientras cambiaba de mano mi copa.
Luego de brindar, salimos al jardín para reunirnos con la mayoría de los invitados que ya habían llegado y disfrutaban de sus bebidas. Mi hermana siguió a mi madre hacía un grupo de gente reunida en una de las mesas, vi a Lucas hacer unos pasos hacía mi, asique tome a Tom del brazo y lo lleve conmigo para caminar. Íbamos en completo silencio hasta que él paró y me tomo de la mano para felicitarme una vez mas, yo solo lo mire con tristeza, ambos sabíamos que esto no era lo que quería pero lo debía de aceptar.
El resto de la noche me la pase mirando mi mano y preguntándole a Tom si él veía morado mi dedo, pero me contestaba con palabras como, mi dedo se encontraba bien, no es tan malo casarse, ya veras que te acostumbraras y entre ellas que cambiara mi cara, que mi madre no dejaba de mirarme. Me aleje de él para caminar hacia la barra, había tantas personas conocidas que me saludaban y hacían señas para que me acerque a hablar con ellos, pero mi ánimo no era el mejor para poder mantener una conversación.
A pesar de no manejar el negocio familiar todavía, trabajo día y noche, aportó mis ideas las cuáles son escuchadas y realizadas como si yo fuera la presidenta. Pero aún me encuentro como vicepresidenta ya que según mi madre, sera mío cuando me casé.
Llegué a la barra y le pedí una copa de vino blanco al barman, quién la preparo de inmediato. Me senté en un taburete y mientras tomaba de mi copa me puse a mirar a la gente que se encontraba sentada ahí, mi atención se la llevó una chica sentada a mi izquierda la cual tomaba un whisky. En ese momento pensé en las miles de personas que hay en el mundo y la pequeña posibilidad de que dos personas desconocidas se encontraran en la misma fiesta con el mismo vestido.
Aquél vestido era una copia exacta del mio, el mismo color, la misma forma, todo era igual. La chica se giró a verme tal vez por que sintió mi mirada clavada en ella. Su pelo era rubio, sus ojos de un color verde claro, llevaba un maquillaje bastante notable con sus labios en color rojo y en su cuello tenía un collar con cinco grandes diamantes cuadrados.
-¿crees en las coincidencias?- me preguntó mientras me miraba fijó.
-Las coincidencias no existen- respondí fríamente mientras volvía mi vista a mi copa.
-Bien, por que esta no lo es- la volví a mirar, tomó su whisky y se bajó del taburete para sentarse al lado mío -Lindo vestido- dijo
-El tuyo igual- le contesté y deje de mirarla. Eso había sonado tonto, claro que era igual... Igual al mío.
-Me lo regaló mi novio- hizo una pausa esperando a que yo digiera algo- Mi novio Lucas Campbell -
Me reí- pues existe en todo el mundo un solo Lucas Campbell y es mi prometido- nose que fue lo que me hizo decirlo, tal vez quería probarla, hacerla hablar ya era un echo para eso estaba acá. Ella sabia quien era yo y sabia sobre mi relación con Lucas.
Ella seguía ahí sonriendo como si nada le importará. -Lo se, he estado saliendo con él desde hace tres meses y me prometió que hoy te dejaría- dijo y tomó de su vaso.
-Bueno. hizo lo contrario, me pidió matrimonio- levanté mi mano para que viera el anillo.