Capítulo 4
Ornella
-¡Auch! – Se quejó Nicolás.
- Si te quedaras quieto no te dolería tanto.-Le digo molesta, mientras con un pedazo de algodón desinfecto el golpe de su labio y el de su ceja.
-Si no tuvieras un ex loco que golpea gente, no me dolería.- Dice molesto.
Tiene razón, cuando Noah se encontró con Nicolás, creo que se volvió el hombre de las cavernas .Por que empezó a gritar y decir que yo era suya y que ningún amigo suyo podría andar detrás de “su chica”. Lo cual me enfureció y termine golpeando su cara y el por la rabia, de mi pequeño golpe, intento pegarme, pero Nicolás se puso enfrente y recibió el golpe por mí en la mandíbula. Él le pego a Noah una trompada, Noah le pego a él y así sucesivamente, hasta que tome del brazo a mi golpeado compañero de clases y vinimos corriendo hasta su casa. Y Nos encontramos en esta dolorosa situación.
-Tienes razón cuanto lo siento, nunca pensé que volvería verlo.-Admito mientras paso de vuelta el algodón sobre su ceja.
-Está bien, no es tu culpa pegar bueno ganchos derechos.-Dice riendo.
Esbozo una sonrisa.
-Eso es lo bueno de ser la más pequeña de tus hermanos.-Le digo riendo.
-Cierto que tenés como 10 hermanos.-Dice rodando los ojos.
Había acabado de curarlo, literalmente ayude a que sus heridas dejaran de sangrar, pero le quedara morado por mucho tiempo.
- No son tantos solo tengo 2 hermanos y 2 primos, aunque también son como mis hermanos, es complicado.-Dije.
- Es verdad, ahora dejemos las clases de enfermería y comencemos con funciones cuadráticas.
-Me persigue la desgracia.-Dije con la vos de Homero Simpson.
El me miro y soltó una carajada, que me hizo reír a mí.
-Oye, estoy siendo dramática no graciosa.- Dije fingiendo cara de enojo, el acerco su mano a mi pelo y lo revolvió.
Juro que mi corazón en ese preciso instante se detuvo y mis cachetes se pusieron rojos como un tomate.
-Eres todo un caso Ambroni.-Dijo riendo.
- Que te puedo decir, es un don y una maldición. –Dije riendo.
Caminamos hasta una sala de estar, en donde deje la mochila cuando llegue.
Él se sienta al lado mío, demasiado cerca por que siento como todas mis hormonas se alteran.
El saca su cuaderno con ejercicios y apuntes, yo saco de mi mochila mi cuaderno y cartuchera.
El comienza explicando me algunos ejercicios, me muestra cómo se resuelven.
No puedo evitar mirar su boca cuando habla, tiene unos labios carnosos y se ven suaves.
¿Besara bien? Claro que si la mayoría de las chicas, lo comenta.
Me encanta probar esa teoría de que cuando te besa parece que volaras por las nubes.
-¿Entendiste?- Me pregunta Nicolás, si soy sincera estaba viendo sus labios.
-Sí creo que sí, necesito ejercitar para ver si entendí bien.- Le digo.
El me mira como diciendo “Te vi mirando me los labios, como si se te fuera la vida en ello” y sinceramente es verdad, pero no quiero quedar como la típica niña hormonal.
Así que opto por poner una sonrisa del gato de Alicia en el país de las maravillas.
- está bien, préstame tu cuaderno así te escribió los ejercicios.
Le doy mi cuaderno. Mientras escribe no puedo evitar ver su cara de concentración, están sexy cuando escribe.
-Ten termina esto, mientras traigo algo para tomar.- dice el saliendo del living.
Miro el cuaderno, con la explicación que medio parece fácil.
Al para los minutos ya tenía resuelto los 5 ejercicios que me había dado, pero el todavía no había vuelto.
Decido esperar mientras reviso mis redes sociales.
Veo que tengo varios mensajes en WhatsApp, cuando entro a la aplicación veo que varios mensajes son de Noah, aunque no lo tengo agendando, él tiene su foto publica y veo como se hace el “sexy” mostrando su brazo musculoso.
Noah : no te quiero cerca de Nicolás.
Sos mía y te guste o no tenés que estar conmigo.
CONTESTAME¡¡
Trato de no insultarlo.
Yo: ¿Quién te crees que sos? Yo no soy tu maldito objeto, ni tampoco de tu propiedad para que me vengas amenazar.
Si seguís así, molestando y persiguiendo me, te meteré una denuncia por acoso y amenazas.
Dejo el celular de lado justo cuando entra Nicolás, con dos vasos de gaseosa y un plato de sándwich de miga.
Mira mi cara de preocupación y frunce el ceño, mientras deja la bandeja sobre la mesa.
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no te salieron los ejercicios?- Me pregunta.
Me debato internamente en contarle sobre los mensajes o no. Pero recién empezamos a hablar no es que somos amigos del alma, para ir y contarle todos mis dramas.
Así que decido no decirle y prefiero hablar con mis hermanos a ver que hago.
-No es nada. Es que casi son las ocho y en un rato tengo que irme.- Le digo él no se ve muy convencido de esto.-Es que no sé si hice bien los ejercicios y quiero saber que por lo menos entendí algo.
- A ver mostrarme los ejercicios, y come algunos sanguchitos o si no te vas desnutrir.-Dice el tomando mi cuaderno.
¡JA ¡Para estar desnutrida debería no tener semejante panza, pero bueno si el insiste en que coma. ¿Quién soy para no comer?
Mientras devoro mi segundo sándwich.
El termina de corregir.
- Hiciste todos bien, no entiendo cómo te fue mal.
-Tampoco yo. Bueno si lo sé, es que me dio fiaca estudiar y pensé que sabía.- Le Contesto.
Agarro el vaso de gaseosa y tomo un sobro.
-Te dijeron alguna ve que sos muy directa.- M e dice más como afirmación que como pregunta.
-Algunas veces.-Confesé mientras tomaba otro sobro de gaseosa.- Y vos sos muy agradable sabias, me caes bien.
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Editado: 17.09.2021