Capítulo 26
Ornella.
Me despierto por el horrible dolor de ovarios. Que siento en estos momentos, capaz este por morirme.
Miro hacia el costado Ana y Mili están abrazadas ocupando casi toda mi cama.
Suspiro frustrada, me levanto de la cama y corro hacia el cajón de la ropa interior. Busco una de mis autodenominadas “Bombachas de menstruación”. Una toalla femenina y una toalla para secarme el cuerpo. También busco algo como que ponerme, corro hasta el baño. Entro sin tocar, llevándome la sorpresa de encontrar a alguien adentro.
-Ups lo siento.-Digo mirando hacia los pies de la persona.
-¿Así que también te gusta invadir el espacio personal?-Reconocí ese tono burlón, levanto mi vista hasta toparme con esos ojos verdes.
-Aja, no sabía que estas aquí.-Me defiendo.
-¿Entonces por qué no sales? Una persona normal sale corriendo y cierra la puerta.-Dice mirándome. Se lava las manos.-En cambio tú, estas aquí mirándome como si quisieras tener sexo conmigo.-Dice una sonrisa socarrona en los labios.
Lo miro incrédula. ¿Tanto ego tiene?
Capaz que si quiera comérmelo con dulce de leche y crema batida. Pero no lo voy admitir, no todavía. Pero me gusta coquetearle.
- Wow serias muy mal psicólogo. –Me rio. Entro al baño y lo miro con una sonrisa, la cual pienso que debe verse sexy.- Solo me quede, porque admiro la espléndida vista.-Digo eso ultimo mirándome al espejo.
El suelta una carcajada. Se pone a mi lado y me mira, puedo verlo mirándome.
Es tan perfecto, esa nariz respingada. Las cejas profundas, los labios largos y finos. Es la definición de sexy.
-¿Así que te parezco lindo?-Pregunta acomodando mi cabello detrás mis hombros.
Ahora lo miro directamente a los ojos.
-Me pareces hermoso, la verdad.
Mi respuesta lo toma por sorpresa. Acomodo mi ropa sobre el lava manos, para así poder tener las manos libres.
Dejo mis manos en su cintura, el por inercia hace lo mismo. Acercándome más a él.
Me pongo de puntitas de pie, para rozar mis labios con los suyos. Trago en seco y sonrió.
-¿A ti te perezco linda?-Pregunto murmurando a milímetros de sus labios.
-Me pareces preciosa.-Dice acortando la distancia de nuestras bocas.
Besarlo sabía a gloria. La forma en la que sus labios encajan con los míos es fascinante. Las sensaciones que afloraban en mi cuerpo, son indescriptibles. ¿Felicidad? ¿Deseo? ¿Ansias? ¿Anhelo? Son unas de las cuantas cosas que ciento.
Las manos de él fueron a mi cara pegado más nuestros labios, su lengua rozo mis labios. Entendiendo la directa abrí mi boca permitiendo pasar su lengua. Solté un pequeño gemido gustoso cuando su manos toco mi trasero.
Luego algo en mi cabeza sonó una campana “Los ovarios” “Sangre fluyendo” “deja de besarlo o sino tu pijama será de La matanza de Bob esponja”
Con pocas ganas me separo de él. El deja sus manos en mi cintura. Me quedo por no sé cuánto tiempo mirándolo a los ojos. No decíamos nada con la mirada, solo nos observábamos.
-Creo que tengo que irme, antes de que se den cuenta de que no estoy.-Dice Nicolás, acariciando con su pulgar mi cintura. Se sentía tan bien, me imagino como se sentirá sus caricias sin que la tele moleste.
-Yo también creo eso. Pero no quiero que te alejes.-Confieso.
Levanto mi mano y acaricio su cara, siento la creciente barba haciendo cosquilla contra las yemas de mis dedos. El recuesta la cara sobre mi mano.
-¿Quieres salir conmigo?-Pregunta de repente. Lo miro con sorpresa, no creía que el fuera esa clase de chica. La clase de chico que te invita a salir.
-Claro.-Respondo con el corazón en la boca.
Mi primera cita de verdad. Y que ir a la plaza a darme besos con Noah, nunca conto. Ni siquiera un helado comíamos.
Él se acercó y beso mis labios en un suave pico.
-Perfecto, sábado que viene te recogeré a las seis.-Dice con una sonrisa.
-Me parece bien.-Contesto. Me acerco a su cara y beso la comisura de sus labios. Lo miro a los ojos y beso sus labios.- Ya quiero que sea sábado.
El sonríe y besa la punta de mi nariz. Ese simple gesto hizo que mi corazón se derritiera y mis piernas fueran de gelatina.
Espero que no se haya dado cuenta, de cómo me tiene.
Una vez de que el sale del baño. Me meto rápidamente a la ducha, ya que no quiero que mi pijama deje de ser celeste para convertirse en rojo.
Julieta.
Estaba tirada en la cama, que es de Brandon. Recostada en mi panza estaba Ada llorando.
Amabas estábamos llorando, estos días fueron una tortura. Nunca estuve tanto tiempo separada de mis bebes. Pero lo que más me duele es que él no me llamo.
Seguramente está disfrutando con la estúpida de su secretaria. Maldita golfa.
-Sabes avecés creo que los hijos son unos ingratos. –Comenta Ada con la voz llorosa.- y otras veces creo que soy mala madre. Y por eso mi hijo está enojado conmigo, ambos hijos. Ariel no me responde el teléfono, no sé si está vivo o está muerto.
Acaricio la cabeza de mi amiga, para tratar de calmarla.
-No eres mala madre Ada. Los hijos nunca ven lo bueno cuando lo malo es lo que les conviene. Brandon es un hombre y solo tiene que darse cuenta de que esa mujer solo trae problemas.-Digo estando de acuerdo con ella.-Por otro lado, hablaste con la secretaria de Ariel para ver si fue a trabajar, no seas tan dramática Ada.-Digo con una pequeña risa para calmar el ambiente.
- No sé qué hacer.-Dice llorando.-Mis hijos se fueron de mi casa siendo jóvenes, siento que soy mala madre.
Me incorporé, haciendo que haga lo mismo ella.
-Nunca digas que sos mala madre.-Digo mirándola seriamente.- Fuiste valiente al asumir tu responsabilidad con 18 años era una niña y dijiste yo quiero cuidar a mi bebe, Y vos decidiste salir a flote por tus hijos. Siempre diste todo para que ellos sean felices. Tu hijo más chico se fue a vivir solo porque tenía un buen trabajo y terminaba una carrera la cual costeo solo, todo eso a la misma edad a al que tuviste a Ariel. Tu hijo más grande, es un publicista que vive solo, es buena persona. Tú hija más pequeña encontró el amor a los quince. Con uno de los chicos más buenos y trabajadores que existe. Vive con él desde los dieciocho ¿Alguna vez te fallo? Tiene muy buenas notas en la facultad, lleva al día la carrera de medicina. A lo que voy Ada, criaste a tres hijos completamente geniales, trabajadores y buenos. ¿En dónde ves a una mala madre?
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Editado: 17.09.2021