Dos veces hasta pronto

El lago Tahoe

L U K E

—Pues muy bien, de camino a destino y sin desvíos. —señalo, cuando accedemos a la carretera principal y pasamos delante de un cartel de señalización.

Las horas del domingo en Las Vegas las habíamos dividido en dos partes: Por la mañana decidimos aprovechar al máximo los espectáculos gratuitos y hacer un poco de turismo por la ciudad. Comenzamos nuestro recorrido en las fuentes del Bellagio, nos dirigimos al Mirage para presenciar el volcán en erupción, nos tomamos una foto junto al famoso cartel de Las Vegas y, por último, visitamos la réplica de la torre de París.

Dedicamos la tarde a preparar nuestro equipaje y a descansar un poco. Ahora, mientras el sol comienza a descender, nos despedimos de los hoteles y las luces brillantes de la ciudad. La carretera comienza a adueñarse del paisaje, y el desierto que se extiende a ambos lados solo significa una cosa: estamos a un paso del Gran Cañón y, por ende, cerca de emprender el camino de regreso a casa. Semanas atrás, habría dado cualquier cosa para que el viaje llegara a su fin, pero ahora una parte de mí siente una profunda nostalgia. Una nostalgia acompañada de una incertidumbre insoportable. La voz de Zoey se repite en mi mente como un disco rayado, su voz, su risa y todo lo que ha pasado entre nosotros las últimas semanas. Mierda, soy igual que todos los mortales de carne y hueso.

—¿Y cómo pasaron la noche, ustedes dos? —Samuel me quita de mis pensamientos, desde el asiento del copiloto.

—Eso deberíamos preguntártelo a ti—repongo, tomando la ruta principal —¿A dónde escapaste antes de que te encontrara Sophie?

Repiquetea sobre el posa brazos del auto, contento.

—Fui a un evento de realidad virtual donde pude manejar un Meseretti, fue una pasada. Incluso conseguí que se subiera a un Camaro.

—Fue alucinante—añade esta.

—¿Y después? —se interesa Zoey.

—Y después volvimos a dormir porque nos esperaba un día largo.

—¿Y pudieron dormir con los golpes? —rebato.

Su mirada primero se posa en el parabrisas, pero rápidamente vuelve a mis ojos. En sus labios se dibuja una mueca.

—¿De qué golpes están hablando? Yo no oí nada. ¿Tú, Sophie? —gira el cuello para observarla.

—Yo tampoco.

Traga saliva y se le escapa una respiración entrecortada.

—Joder, es que disimulan fatal —refunfuño.

Quiero girar las perillas de la radio hasta que la música no de más, pero sé que un haciéndolo, el ruido que permanece en mi cabeza no se irá. Tac, tac, tac contra el respaldar.

Siento nauseas. Y estoy bastante seguro que Zoey y Sophie también la sienten, lo sé porque esta última cambia el color de su cara a un rojo intenso. Sin embargo, ajeno la situación, Samuel sigue disimulando fatalmente.

—¿Sabes, Sophie? —comienza—. Hoy en la mañana me percaté que su baño era muy distinto al nuestro. Entiendo por qué Luke me dijo que no podía resistirse a quedarse en el hotel y darse una ducha caliente...aunque me llamó la atención que ninguno de los dos pidiera usar la nuestra.

Juraría que no usé esas palabras, pero en fin.

—No me digas. —Sophie se vuelve hacia Zoey, encantada—. ¿Así que esa sexy puerta de cristal no fue ningún problema para ustedes, eh?

—Son lo peor —les digo a los dos.

Pero mis ojos van directos al espejo retrovisor y de ahí rebotan al asiento trasero. Es como si los papeles se invirtieran y ahora fuera Zoey la que tiene la cara roja. Decido que tengo que enfocar la atención en otra cosa.

—Gracias Sophie, por cierto. —he perdido el tono amenazador, pero al menos lo intento.

Esta da un respingo y alza las manos con rendición. No hace falta que le diga a que me refiero, sabe muy bien que después de encontrar a Sam, los dos se fugaron y a mí me dejó encargado de su amiga ebria.

—Lo siento mucho. ¡Te juro que iba a volver! — se le ruboriza el cuello, que se le pone rojo como un tomate.

Zoey la libra de culpa, sonriéndole.

—No fue tu culpa que no supiera controlarme con la bebida. —calma sus nervios —No pasó a mayores, por suerte. Luke terminó siendo un buen enfermero.

—No me cabe duda de que lo fue —añade Sam, con una sonrisa pícara—. Uno con muy buenas inyecciones.

Y aunque me ve balancear los ojos, deja escapar una risa alevosa. Me pierdo en la conversación cuando Zoey le regaña y los tres comienzan a discutir. Sin embargo, termino desenfocándome de la ruta cuando Samuel otra vez dirige su atención a mí.

—Pienso que ya tendrás una lista de obsequios para tu cumpleaños, porque Zoey acaba de mencionar la suya —indica, mientras miro por la ventana y veo pasar los cráteres—A tu hermano le habrás pedido que te ayude a convencer al dueño real de la camioneta para que te lo venda, estoy seguro.

—Lo haría con gusto. Pero Filmore no es adecuado para ir y venir de la universidad. —respondo; puestos a hacer confesiones.

Se endereza como si alguien la hubiera metido una varilla metálica por la espalda y a continuación gira su cabeza con asombro.

—Espera, espera, espera. —me mira con los ojos salidos de las orbitas— ¿Has dicho universidad?

Me observa por encima del hombro sin poder evitar el retintín de asombro. Yo dejo salir aire que no sabía que estaba conteniendo.

—Vi que la carrera de programación en Duquesne no es tan mala después de todo.

La respuesta suena ajena a mí, como si la hubiese dicho otra persona. Pero he sido yo. La parte de mí que lo desea, la que quiere soltarse. La que no piensa en las consecuencias. Veo en todos los demás también una sonrisa que surca de un lado a otro.

—¿Qué sucede? —Frunzo el ceño.

—Serás un gran programador —afirma Sophie—, vas a crear los mejores videojuegos

—O quizá terminemos viéndote en las noticias —Sam se me adelanta antes de que pueda abrir la boca—: «Programador malhumorado golpea a inversores con su joystick porque lo saca de quicio».

—«Creador de videojuego manda a paseo a inversionistas porque estos no le dejan poner a una iguana como personaje». —añade Zoey con una sonrisa genuina.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.