Dos Versiones de Ella

Capítulo 6 "Siete Días"

Ross.

Han pasado siete días desde que envíe ese mensaje y desde que éste fuera ignorado súbitamente por el receptor (o en éste caso, receptora).

La simple y llana idea de creerme un auténtico imbécil al haber hecho algo tan tonto, cursi y ridículo ha sido bastante recurrente cada día que ha pasado; pero aun así sigo mirando la pantalla con ese único mensaje bajo el nombre de Sienna sin detenerme.

Tal vez una parte de mí conserva las esperanzas intactas de que a pesar de todo el tiempo que ha pasado ella va a contestarme, aunque el solo pensamiento de esa esperanza falsa es bastante deprimente.

Como dirían los memes en el Facebook, F en el chat.

Me dejo caer en la cámara y vuelvo a abrir el chat con los dos (√√) símbolos azules de mis pesadillas.

Gruño y finalmente dejo caer el teléfono dentro de mi mesa de noche dispuesto a rendirme completamente y a desistir la idea de una futura respuesta.

Debería aceptar que nuestra historia ya tiene punto final, eso es todo.

Me rindo.

Tocan la puerta de mi habitación y me pongo de pie para ir a ver quién es la persona que toca. Abro la puerta y mi hermana Seraphina asoma la cabeza mirando la oscuridad del interior de mi recámara.

—Deberías abrir las cortinas Ross, tu cuarto parece el digno refugio de Drácula
—entra a la habitación sin ser invitada y corre las cortinas de la única ventana que tengo.

La ignoro y me dejo caer en la cama por segunda ocasión; pasándome una mano por el rostro en el proceso.

Sera toma asiento a mi lado y yo ya imagino lo que va a preguntar antes de que lo haga siquiera.

—¿Sabes algo de Sienna?

¡Lotería!
Acabo de acertar, pero una parte de mí desearía no haberlo hecho.

—Nada —respondo con pesar mientras arrojo una pelota de caucho contra la pared antes de que llegue hasta mí nuevamente y que luego ese proceso se repita—. ¿Tampoco ha hablado contigo?

Niega con la cabeza y yo suelto un suspiro sin dejar de entretenerme con la pelota que lanzo y recibo. Tratando de olvidar de alguna manera toda esa frustración acumulada con ese gesto.

Luego miré de reojo a mi hermana y vi cómo jugaba nerviosamente con sus manos y pies mientras musitaba algo que no pude entender con la vista perdida.

—¿Qué dijiste? —pregunté y rápidamente su expresión cambió a una de pánico total antes de levantarse de la cama torpemente.

—Yo-yo tengo algo que hacer —se da la vuelta para irse pero yo me puse de pie con un ágil movimiento, dejo la pelota sobre la cama y la tomo del brazo antes de que abandone la habitación.

—Sera —la insté a hablar y ella me miró con algo que no pude descifrar. ¿Pena, confusión, pánico?

Fueron muchas cosas en una sola mirada.

Caminó hasta la cocina y yo la seguí de cerca tratando de comprender su actitud tan extraña.

—Sera, por favor, dime qué pasa.

Tomó un vaso de cristal, lo llenó de agua y luego se lo llevó a los labios, dio un largo sorbo y finalmente posó su mirada en mí y nuestros ojos se cruzaron.

—Yo no te lo quería decir —empezó diciendo y yo la miré sin ninguna expresión—. Es que bueno, son solo rumores, nada concreto en sí; lo único que sé es que Sienna está...

Su discurso se vio interrumpido con la voz de Elian, quien acababa de llegar hasta donde estábamos.

—Ross...

Lo interrumpí.

—¿Qué haces aquí? —pregunté mirando la hora en mi reloj de mano, las 5 de la tarde—. ¿No deberías estar en media integral¹ a esta hora?

—Debería, pero tuve que venir con urgencia para comentarte que está pasando algo grave...

—No me interesa —miré a Seraphina instándola a hablar nuevamente y justo cuando iba a hacerlo. Elian volvió a interrumpir.

—¿No te importa que se trate de Sienna?

Mi rostro pasó con un rápido movimiento que casi me provocó un mareo de la cara de mi hermana a la de mi amigo y mis latidos de aceleraron anunciando una especie de peligro inminente.

—Ven conmigo.

Intenté decir algo pero las palabras no salieron de mi boca, simplemente mis pasos se dirigieron a mi habitación donde tomé la primera chaqueta que encontré y luego me la pasé por los hombros, antes de caminar a la cocina nuevamente.

—Vamos —hablé y Elian asintió despeinándole el cabello a Sera antes de salir de la cocina con mis pasos siguiéndole el ritmo.

—Quiero ir con ustedes —pidió mi hermana caminando hasta su habitación por otra chaqueta. Nixon, mi otro hermano y mellizo de Sera estaba sentado en la computadora y cuando la vio entrar, le preguntó a dónde iba a lo que ella respondió con un simple "no te interesa" antes de salir del cuarto y cerrar la puerta.

—Lo siento pequeña pero no puedes ir con nosotros. —Dijo Elian y yo lo miré fijamente esperando una explicación, me miró un momento y luego continuó—: Verás, es un lugar donde no cualquier persona puede entrar y menos si es menor de edad y no has sacado la cédula².

—Pues me dejan esperando afuera, pero no me quedaré aquí —bufó y luego bajó las escaleras rápidamente rumbo a la salida.

Elian y yo negamos con la cabeza antes de bajar las escaleras detrás de ella. Luego, todos juntos empezamos a caminar detrás de Elian.

—¿Queda lejos? —preguntó Sera poniéndose la capucha puesto que ya para esa hora del día estaba haciendo algo de frío.

—No mucho, estamos como a unas seis cuadras —contestó Elian y luego retomamos el camino sin decir una palabra más.

 

...

 

Elian dejó de caminar frente a un pequeño edificio de solo tres pisos de donde una música atronadora nos llegó casi de inmediato, con varias ventanas de cristal que brillaban en contacto de una de las farolas, un letrero descolorido que no pude identificar con la silueta de una mujer en tacones sentada provocativamente y luciendo unas estilizadas piernas de pasta negra nos dio la bienvenida.



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En el texto hay: romace, drama, amorjuevnil

Editado: 13.02.2021

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