Tras haberle explicado el alcalde en que consistiría el alistamiento para formar parte de las tropas de Ámelkor, llegaba la hora de Draconos para decidir que hacer.
Por un lado tenía el camino de la aventura, ir a Orám con Brenna, era como lanzarse al vacío sin saber que iba a encontrar, pero le gustaba por la emoción y la adrenalina que suponía.
Por el otro lado tenía un camino diferente, ya que si se alistaba en las tropas de Ámelkor podría combatir junto a su padre, era algo que siempre había soñado, y era por así decir el camino del deber.
Tras mucho pensar salió, fue a darle un abrazo a Brenna, en realidad debía hacer caso a su corazón, su alma le pedía aventuras, así que, a pesar de que su madre le desaconsejaba por activa y por pasiva que se fuera, él se subió a su cuarto a preparar todo para marcharse al día siguiente.
Brenna pasó la noche en una posada cercana y en la mañana siguiente se reunió con Draconos cerca de su casa.
-¿Que tal dormiste? -le preguntó al joven- ¿Estás preparado?
-¡Por supuesto! -dijo Draconos-
Justo en aquel momento salieron de Dratia y se lanzaron a la aventura, Draconos nunca había salido del valle, por una parte sentía un miedo razonable, pero en la balanza pesaba más la ilusión y emoción por conocer más allá de lo que ya conocía, por la incertidumbre de lo que le depararía el futuro.
No llevaba más que un macuto con algo de ropa y comida y su espada Isil. Brenna le contaba historias y anécdotas segun iban caminando, cosa que hacía arder aún más la llama aventurera de Draconos.
Llevaban ya unas horas caminando cuando pararon a reponer fuerzas ya atravesando un pequeño bosquecillo al norte de Dratia.
-Y... ¿Qué ha sido lo que te ha llevado a tomar la decisión de irte de tu hogar? -Le preguntaba Brenna
-Estaba cansado de siempre lo mismo, de estar en la misma ciudad, ver las mismas caras... -le contestaba Draconos- Yo necesito emoción en mi vida, necesito sentirme vivo, si no es aburrido.
-En ese sentido soy como tú supongo -dijo Brenna- siempre estoy buscando algo nuevo que hacer.
-Bueno... y ¿Hacia dónde nos dirigimos? -Preguntaba Draconos.
-Yo tenía una búsqueda entre manos... -contaba Brenna- Hace poco escuché que en las montañas de los Folvos, al norte se encuentran unas montañas con una mazmorra secreta, esta es una especie de laberinto donde mora un guardian que tiene un tesoro bajo su custodia, son muchos los que se han adentrado en dicha mazmorra pero nadie ha conseguido salir con vida...
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Editado: 18.03.2024