Samuel se encontraba, aparentemente sereno en uno de los sofás de la sala del apartamento que compartía con su primo. Frente a él estaban sentados su tío, Ian y Thor.
El ceño fruncido enmarcaba la mirada acusadora muy propia del fiscal, la que hacía más intensas las betas amarillas en sus ojos.
—¿Es una encerrona? —preguntó cruzándose de brazos con esa actitud cerrándose a cualquier negociación por parte de su tío. No iba a aceptar la relación de Thor con Megan. Ya lo había decidido y nadie lo haría cambiar de idea.
—No es una encerrona Sam, sólo es una reunión familiar —informó Reinhard, conociendo el temperamento obtuso de su sobrino y que definitivamente no lo había heredado de los Garnett.
—¿Y los canapés? —preguntó sin poder controlar la insolencia en su voz—. Supongo que tiene algo de especial esta reunión.
—Nuestras reuniones siempre son especiales —aclaró Reinhard tratando de llevar de manera pacífica el encuentro.
—¿Nos piensa informar que está saliendo con la señorita Cuberth? —inquirió elevando ambas cejas y acorralando a su tío.
—Puedes dejar de lado el puto interrogatorio que aquí nadie está jugando al fiscal. —intervino Ian imponiendo su carácter como siempre. Evitándole que irrespetara a su padre.
—Sam, con quién yo salga no es tema de conversación para tratarlo con vosotros. Eso lo habíamos dejado claro —sentenció el hombre con voz firme ante la molestia que le causaba que alguno de sus hijos le reprochara sus aventuras con las mujeres.
—Pero resulta tío, que con quién sales es la amiga de mi mujer —contestó evadiendo las intervención de su primo.
—¿Y qué pasa con eso? —Una vez más Ian irrumpía porque le jodía la actitud desconsiderada de Samuel.
—Es que quiere controlarle la vida a todo el mundo —dio su opinión Thor, que hasta el momento se había mantenido en silencio.
—Entonces todos contra el insensato de Samuel. Si de esto trata la reunión familiar —Descruzó sus brazos e hizo comillas con sus dedos en la palabra familiar—. Entonces yo paso —Evidenció la clara intención de largarse del lugar.
—No te atrevas a ponerte en pie Samuel Garnett —advirtió Reinhard con todo el mando que tenía sobre el chico—. Ya no son unos niños, yo no tengo por qué estar en esta situación.
—No es necesario que lo estés —intervino Samuel, quitándole la palabra al mayor de los Garnett.
—Pero me obligan a hacerlo, porque no me iré sin antes estar completamente seguro de que mis hijos se tratan como los hermanos que son y dejan de lado las rencillas sin sentido.
—Por mi parte no tengo ningún problema, pero no voy a aceptar las condiciones de Samuel. —Thor habló y buscó la mirada de su primo—. No voy a renunciar a la relación que tengo con Megan y eso ya lo hablamos.
—Sam —tomó la palabra Ian tratando de robarse la atención de Samuel, quien había puesto sus ojos brillantes por el enfado en Thor—. Creo en tus razones acerca de la relación entre Megan y Thor, pero la niña demostró abiertamente que se siente bien con él.
—La niña, lo has dicho Ian. Megan aún es una niña —recalcó Samuel sus palabras.
—Fue una forma de hablar, porque Megan tiene las cosas más claras que cualquiera de nosotros. La verdad creo que ese temor tuyo en cuanto a ella es algo exagerado —confesó abiertamente.
—No es exagerado y no voy a discutir contigo mis razones. No me harán cambiar de idea y punto —delimitó y sus ojos dorados mostraban la veracidad de sus palabras.
—Bien, no estás de acuerdo con la relación. Por ahora no lo estás —espetó Ian, sin quitarle completamente la razón a Samuel.
—No lo voy a estar —enfatizó con la mirada en los ojos avellana de Ian.
—Samuel, sino estás de acuerdo con la relación no puedo hacer nada. Yo la verdad no tengo ningún problema, ni pienso tenerlo. Tú sólo complicas la situación y quieres mostrarla como una aberración —Thor lo que menos quería era estar enfadado con su más que primo, hermano.
—Sé que no es una aberración. Thor ya no sé cómo decírtelo. Megan no es del tipo de mujer que te gusta, no va a llenar tu vida y sabes a lo que me refiero —dijo mirándolo a los ojos para que lo comprendiera y evitaba ser más explícito delante de su tío, quien no estaba al tanto, de hasta donde, habían llegado ellos con las mujeres.
—Por el contrario Megan es la chica con la que quiero estar, es la primera que me llena y que me satisface en todos los aspectos… —dedicaba sus palabras exclusivamente a Samuel—. Con ella no necesito de nada más y no tengo cómo demostrar que lo que siento es sincero, únicamente tengo mi palabra. Sabes perfectamente que si hubiese sido un capricho, a la siguiente semana de encontrar lo que según tú era lo yo que quería ya la hubiese dejado y no quiero hacerlo. De momento no quiero hacerlo —fue completamente sincero con sus sentimientos e intenciones.
—¿Crees que volveré a confiar en tu palabra? —inquirió Samuel con voz calma, pero no era como se sentía—. Lo hice y esperaste a que no pudiese interferir en tus planes para follarte a Megan —reprochó endureciendo la mirada.
—Yo nunca te di mi palabra de que eso no pasaría —le recordó Thor sosteniéndole la mirada.
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Editado: 20.04.2022