-Llegamos- anuncie cuando vi mi casa muy cerca.
-Sí, Gabriela llegamos- afirmo.
- Oye ¿quieres pasar a tomar algo?- le pregunte.
Me miro confundido- Pero ¿tu mama no se molesta?
- Ella no está y va a tardar en regresar- respondí con una mirada triste.
-¿Tu mama no te quiere cierto?-pregunto al ver mi rostro.
-No es que no me quiera sino que no lo sabe demostrar- la defendí.
-Está bien -no redundo más en el tema.
-Ven pasa- entramos- ¿quieres algo de tomar?
-Una limonada-contesto.
-Claro, horita te la preparo-iba a ir a la cocina pero me tomo del brazo.
-Espera yo te ayudo-interrumpió mi camino.
-No es necesario-rechace su ayuda.
-Pero yo lo quiero hacer-insistió.
-Está bien-acepte, mi mirada solo miraba sus ojos.
-Gabi ¿en qué piensas?- pregunto.
-Yo, en nada-conteste.
-Tu mirada-señalo mis ojos-tus ojos están distraídos.
-Debemos preparar tu limonada-evadí por completo el tema.
-Como evades el tema-hablo irónicamente.
-Jajaja- bromee.
-Oye ¿sabes cocinar?- me pregunto.
-Claro-respondí muy confundida.
-¿Me podrías cocinar algo?-pregunto.
-No-conteste muy enojada.
-Si eres mujer- estaba sorprendido.
-Seré lo que quieras pero no soy tu empleada-quería ahorcarlo.
-Jajaja-rio sonoramente-ya pues cocíname algo.
-Tu no entiendes, un no ¿cierto?- dije.
-mi padre dice que para eso sirven las mujeres-suspiro- para hacer lo que nosotros queramos.
-bueno pues lamento informarte que tu padre es un machista-mi vos era muy fría.
-no te permito que hables haci de mi padre- se notaba molesto.
-pues yo no te permito que me hables haci-estaba enojada.
-mi padre es un gran hombre-lo defendió.
-tu padre es un machista, porque solo un machista le enseña a sus hijos lo que él te enseño-arremetí.
Él es me acerco queriendo pegar pero:
-ni se te ocurra-agarre su mano.
-eres una…-se calló.
-¿una qué?-pregunte.