Ecos de la insatisfacción

Recordó

Recordó aquellos e insignificantes momentos.

Recordó cuando estuvo solo, con sus amigos, con ella.

Recordó los días tristes y los felices.

Las temibles derrotas y las pocas victorias.

Recordó haber llorado, haber reído.

Se recordó ahí, en el suelo, suplicando y se recordó también eufórico, con hambre suficiente para comerse el mundo, pero a trocitos.

Se recordó de niño y ya mayor.

Recordó lo que hizo y lo que dejó de hacer. 

Lo que dijo y lo que calló.

Entonces ahí, sentado en el piso y su espalda apoyada en la fría y húmeda pared. Dos tímidas y cálidas gotas recorrieron su rostro, dejando el camino claro y evidente para las demás que llegarían.

Había sido feliz, a pesar de todo, a pesar de nada. En esos pequeños e insignificantes momentos, cuando nada importaba.

Había sido feliz, sin sospecharlo siquiera y esto era argumento suficiente para justificar su vida, su miserable e insignificante existencia...




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