El agente Brian estaba recargado en un posta de luz, chateando en telegram.
—¡AYÚDENME! ¡AYÚDENME! ¡AYÚDENME! ¡AYÚDENME! –gritaba un tipo que corría, hasta que se ocultó por detrás del agente Brian.
—¡QUIETOS! –gritó el agente Brian, mientras sacaba su arma, a una multitud que seguía al tipo con la intención de lincharlo.
—Ese tipo era el encargado del marketing del partido socialista en nuestro país –empezó uno de los tipos que estaba en la multitud, mientras el agente les apuntaba-, pero una vez ese partido llegó al poder, emigró aquí.
—Si considera que hizo algo malo puede ir y demandarlo, todos tenemos derecho a un juicio justo, antes de ser juzgados. Ahora larguence de aquí.
La multitud se empezó a disipar, mientras el agente Brian les apuntaba con su arma.
—Me llamo Lucio –exclamó el tipo que iba a ser linchado, mientras le daba la mano al agente Brian- le debo a usted mi vida.