El alma de las palabras

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Extrañar en tiempos de cuarentena,

se ha convertido en todo un reto;

ha algunos los consume,

ha otros, en cambio, los anima.

 

Extrañar esta acompañado de amar,

los latidos se vuelven más lentos,

el alma solloza

y la mente recuerda.

 

Extrañar, se extrañan personas,

momentos, recuerdos.

Extrañar comienza en la cabeza,

y termina en el corazón.

 

Extrañar en tiempos de cuarentena,

es pensar en aquellos momentos perdidos,

aquellos que no fueron disfrutados lo suficiente,

o que simplemente, no duraron cuanto queríamos.

 

Podemos extrañar con miles de lágrimas,

recorriendo nuestras mejillas hasta perderse en la barbilla.

O podemos hacerlo sonriendo, riendo,

en un videollama, un mensaje, una foto.

 

Se extrañan los besos,

los abrazos de oso,

las sonrisas que duran minutos,

y las risas que se mantienen por horas.

 

Extrañar en tiempos de cuarentena,

nos hace ver que en cuanto esto termine,

las personas comenzarán a abrazar más,

a besar más, a amar más.

 

Extrañar es, amar tanto a una persona,

que no verla, no abrazarla,

hace que el alma llore,

pero el corazón guarde esperanza.

 

Porque cuando todo esto termine,

amar no será cuestión de protocolo,

si no de sentir,

abrazar será más una necesidad,

que una costumbre.

 

Extrañar en tiempos de cuarentena,

significa ver y valorar,

a aquellas personas que siempre nos rodearon,

y que hoy no podemos tocar.

 

Pero extrañar no es malo,

porque si lo haces,

si sientes eso,

significa que estás vivo.




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