El Amor Duele

CAPITULO DOS

- No busque culpables, Simón. Si tu padre lo fue o tú hermano mayor. Amigo tienes que dejarlo en al pasado.- dice Cristóbal, un amigo de la preparatoria y mi único mejor amigo.

- Lo sé, y no quiero culpar a nadie. Simplemente me voy a divertir.- digo.

- Hoy en la noche es la fiesta de la universidad de mi primo y nos envito. Vamos.

- Ok. Estaré ahí.

- Nos vemos ahí, ya me tengo que ir.- dice levantándose del asiento frente al mío. Y se aleja.

Yo seguía sentado frente al cristal de la ventana. Cuando de repente mi mirada capta una presencia. Una familia caminando tomados de la mano y sonriendo.

- Hola.- dice la azafata.

Y enseguida desvió mi mirada hacia ella. Y se encontraba con un lápiz y un tablero para apuntar mi pedido.

- Lo mismo de siempre.- digo.

- Está bien.- dice dándose la vuelta.

Nuevamente volví mi mirada hacia aquella familia. Y recordé algo, que aquel niño crecerá y recordara ese momento, en cambio yo no recuerdo cuando fue que salí con papá. Ni hablar de mi madre, ella simplemente se fue.

- Aquí tienes…

Yo seguía mirando fijamente sobre la ventana.

- Estás bien Simón.

- Si, no es nada. Solo observo, creo que mañana va a ver más olas en la playa.

- Día especial para ti.- dice Isabel.

- Bueno algo así, cumplo 18 años.- digo.

- Mira qué bonita familia.- dice.

- Si.

- Que haces.- pregunta ella.

- Tarea de la escuela.

- Pues no pareces un chico que va a la escuela.- dice y en su rostro se dibujaba una sonrisa leve y se retira.

Estaba escribiendo un ensayo para la escuela. Pero no sabía cómo empezar, si debía escribir lo que siento o lo que no siento. Si debía decir la verdad o mentir y solo escribí esto.

Solo quería ser el sentido de sus vidas. A quién puedan quererlo por ser como es. Solo quería tener un padre y un hermano a mi lado y ser el elegido.

Pero alrededor del mundo hay personas como mi padre, hermano y un hijo rebelde que solo trae problemas. Y ese era yo... Simón Fernandez Quispe, nacido en la cuidad de Lima... Expulsado del Perú hace tres años atras y de mi familia y amigo.

Sabia que recordar todo mi pasado me daba más fuerzas, para seguir siendo un hijo relbelde. Un niño sin limites y obligaciones.

Toda mi vida, viví sin buscar culpables, aunque la verdad nunca me importó quién era culpable, sobre todo lo que me pasaba. Simplemente vivó haciendo lo que quiero, con libertad y sin amor.  



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En el texto hay: secretos, dolor

Editado: 29.04.2018

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