La joven siente un cosquilleo nacer en el punto de contacto de su piel con la del hombre, sensación que se expande por todas sus terminales nerviosas. Ambos se miran fijamemte a los ojos y pareciera como si han olvidado el lugar en que se encuentran. Sus manos siguen unidas por más tiempo del que normalmente dura un saludo, pero ninguno de los dos repara en ese detalle. Hasta que Melissa retira la suya, con recelo y nervios.
Katrina observaba la escena con fastidio, mientras que Tommy solo sonrió discretamente ante el ensimismamiento de su prima y el recién llegado detective de policía.
---Tommy, ¿está mi tío por aquí? ---pregunta Melissa, rogando qué así fuera para irse del lugar sin parecer que huye, aunque así era.
---Sí. ---afirma el muchacho, y le indica con el dedo la dirección en que se encuentra su padre, el jefe de la estación de policías de Karnes City, Thomas Winsors.
---Creo que nos veremos por ahí, en alguna ocasión. ---dice Melissa al detective a manera de despedida, y después de hacerlo se siente estúpida, ¿por qué tendría que despedirse de él?
A su primo le dirige una sonrisa de labios apretados y a Katrina no le dedica ni una mirada, antes de marchar lejos de la intimidante mirada de Jean Koulby.
Tommy y el detective se quedan en compañía de
Katrina. Ella observa sin reparos el cuerpo musculoso y el esculpido rostro del nuevo representante de la ley que acaba de llegar al pequeño pueblo. Este, qué siguió a Melissa con la mirada y que aún a una corta distancia sigue mirándola, no le presta ni la más mínima atención a la mujer que tiene a su lado.
Conciente de que el objeto de su admiración y casi adoración, no está atendiendo a sus miradas coquetas, sino que está embelesado mirando a otro lugar, Katrina sigue la misma dirección de la mirada de Jean, para encontrase con que él está observando a Melissa.
Ardiendo de cólera, determina qué debe hacer algo para que ese hombre que tanto la ha impactado, no termine yendo tras Melissa. No puede permitirlo. Pero, ¿qué podía hacer?
Tommy Winsors, primo de Melissa, estaba ahí con ellos; no podía atreverse a decir alguna cosa en perjuicio de la chica estando presente un familiar suyo.
El móvil de Tommy anuncia una llamada entrante. Él lo busca en el bolsillo y atiende.
---Si, mamá. ---contesta, dejando claro que quien llama es su madre---. Si, si. Ya estoy saliendo para allá.
---¿Te irás, Tommy? ---la mujer no hace nada por ocultar la emoción en su cara y su voz.
---Ajá. ---responde él, sin interés en darle una explicación y guardándo de vuelta el móvil en el bolsillo---. Hey, Koulby. ---habla, esta vez refiriéndose al hombre--. Tendré que ir a casa un momento.
---Entiendo, ¿quieres que te acompañe?
---No tienes que molestarte, puede que me tarde y no quiero echarte a perder la noche. ---Tommy le da un golpe amistoso en el hombro y recibe otro en la espalda baja antes de emprender camino.
---¡Adiós, Tommy! ---el hombre no presta atención al gesto de la mujer, sabe perfectamente que no está siendo amable con él, si no qué está lista para comenzar la cacería, dónde el pobre Koulby es la indefensa presa.
Tras la partida de quien veía como un estorbo para llevar a cabo sus planes, Katrina hace su primera jugada.
---¿Por qué tan calladito, oficial?
El hombre sigue con la mirada puesta en la única mujer que ha llamado su atención en todo lo que lleva en ese pueblo. No sabe qué, pero algo en ella lo hace querer conocerla, querer acercarse, y así poder ver otra vez esos hermosos ojos, tan azules como un profundo océano. Pero es demasiado temeroso para tomar la decisión de ir hasta ella, a pesar de que la distancia entre ellos es relativamente corta. Siempre ha tenido ese problema con las mujeres, pero solo esta vez a luchado interiormente por querer quebrantar su temor. Nunca ha tenido que ofrecerle nada a una mujer para tener algo con ella, siempre son ellas quienes se acercan, conscientes de que lo único que obtendrán será uno que otro encuentro entre sábanas, y nada más. No tiene nada más que ofrecer, tampoco espera recibir algo que no sea eso. Y así ha vivido toda su vida.
---No tengo nada qué decir, señorita. ---la respuesta no es la que la mujer esperaba, pero lo que más le molesta es que nisiquiera le dirige la mirada, si no qué continúa viendo en la misma dirección.
Tendría que jugar sucio para poder conseguir ese enorme trofeo. Y para ella eso era pan comido. En su lengua cargaba más veneno que cualquier víbora y Jean Koulby estaba a punto de ser mordido.
---Es muy hermosa. Si que lo es. ---dice ella fingiendo estar tranquila, mientras en sus adentros oculta un gran volcán que ancía hacer erupción---. Lástima que sea tan problemática, las mujeres hermosas suelen tener ese problema.
Jean, sin entender cuáles son las verdaderas intenciones de Katrina, cree que ella solo está haciendo un simple comentario sin ánimos de ofender. Sin imaginar que el odio y la envidia son su motivación.
Él voltea a ver a la mujer, esperando que explique a qué se refiere al decir qué Melissa es problemática, ella se hace la desentendida, todo eso cómo parte de su plan, obligando al hombre a preguntarle directamente.
---No entiendo a qué se refiere, señorita. ---el mantiene el ceño muy fruncido, aguardando a su vez por una respuesta.
La mujer rie internamente por haber conseguido llamar la atención del hombre.
---No quiero parecer una chismosa, de verdad. ---su cara de persona con buenas intenciones logra convencer al ingenuo hombre que no sabe que está hablando con una experta en engaños y confabulaciones---. Pero usted es un recién llegado y no sabe quién es quién. Sería una lástima que terminara envuelto en las redes de la peor mujer de este pueblo.
---No me parece que ella sea de forma. ---afirma él, dudando de qué lo que escucha sea cierto.
---¡¿Lo ve?! Hasta la defiende y duda de mi palabra, cuando yo solo quiero evitarle un innecesario dolor de cabeza o peor, un corazón roto. ---Katrina pone su mejor cara de ofendida, provocando que Jean se sienta culpable por no creer fielmente lo que ella le había dicho.
---No quise ofenderla, señorita. ---se disculpa, mostrando los buenos modales que posee.
---Está bien. No lo culpo por no creerme. ---decide guardar silencio a sabiendas de que no está en un terreno firme para seguir con ese plan sin parecer qué lleva algo personal encontra de Melissa.
No muy lejos de Katrina y sus perversas intenciones, Melissa se descuelga del cuello de su tío para ir a dónde su hermana y su cuñado descansan sentados después del divertido baile que habían protagonizado. Su tío se sorprendió mucho al verla, y no precisamente por que le haya tomado de sorpresa por que ya estaba enterado de la llegada de su sobrina al pueblo, sino por la apariencia de la chica. Los elogios y cumplidos no se hicieron esperar por parte de los acompañantes del hombre, y antes de marcharse Melissa tuvo que prometer que en pocos días les haría una visita formal a sus queridos tíos.
Poco antes de poder llegar a su destino Melissa es interceptada por un hombre que se coloca frente a ella impidiéndole avanzar. Estuvo muy cerca de chocar contra el pecho de este, pero por suerte no fue así. Toda la felicidad de la que había disfrutado hasta ese momento se esfumó, tan pronto vió el rostro que le sonreía descaradamente.
Lo que no era más que un desafortunado encuentro con una persona que a Melissa le resultaba de lo más desagradable, ante los ojos del oficial de policía que a cierta distancia observa la escena, lo que le había dicho Katrina no le parecía ya tan descabellado como antes.
Sus cuerpos estaban más cerca de lo que Melissa podía tolerar. Así que, rápidamente retrocedió unos pasos. Sin intención de dirigirle la palabra, Melissa intenta emprender su camino, siendo impedida por un fuerte brazo masculino, Roman Rumster la tomó por un brazo obligándole a quedarse cuando ella pretendía marcharse. No había visto a su odioso vecino desde qué visitó la tumba de su caballo por primera vez y hasta había olvidado lo mucho que le repugna su sola presencia.
---¡¿Qué le pasa?! ¡¿Perdió el juicio?! ---le grita muy alarmada Melissa---. ¡Suélteme ahora mismo, imbécil!
---Será mejor qué controles ese genio, princesita. ---él, se mantiene sereno y con una expresión burlezca pintada en su cara---. Yo tengo el control y yo decido cuando te suelto.
Melissa se torna de un llameante color rojo e intenta zafarse de su agarre sin poder conseguirlo.
---De todos las yeguas que he visto en este pueblo, tú eres la más salvaje, preciosa. ---su voz ronca asquea a Melissa hasta provocarle arcadas---. Y no sabes lo mucho que me enloquece esa actitud.
Melissa hace otro intento por soltarse, fallando otra vez. Entonces escucha una voz que conoce muy bien.
---¿La dejarás en paz o necesitas qué te golpee? ---Sam mantiene las manos sobre su estrecha cintura y con evidente enfado se dirige verbalmente al hombre que acosa a su amiga, aguardando con toda la calma que posee para no armar un escándalo en pleno festival.
---La señorita y yo estamos conversando, cavernícola. ---responde Roman, ignorando la advertencia y endureciendo el agarre al rededor del brazo de Melissa.
---Bien. ---dice Sam, y retrocede un paso, dando a entender que se marchará---. ¡Tú lo pediste! ---el puño estampado en la cara de Roman lo hace caer de espaldas al suelo y la sangre de su boca no se hace esperar.
Para ese momento, curiosos se han reunido a ver lo que ocurre con la hija menor del difunto Aníbal Winsors y el joven de familia rica del que no se habla muy bien entre los pueblerinos.
---¿Qué es lo que ocurre aquí, Sam? ---la voz de Thomas Winsors es imponente y estremecedora cuándo está disgustado, como sucede en este caso.
---Yo te puedo explicar, tío. Yo hiba...---comienza a decir Melissa, quien es interrumpida por su amigo.
---Yo le diré lo que ocurre, señor Thomas. Este hombre tenía a Melissa retenida encontra de su voluntad. ---Sam señala al hombre que permanecía en el suelo, aturdido aún por el golpe---. Le advertí que la dejará en paz y no me escuchó.
El hombre mayor mira a su sobrina, buscando confirmación para lo que acababa de escuchar. Ella asiente, avergonzada y enfadada por el atrevimiento que tuvo ese hombre.
Ayudan a Roman a ponerse de pie y continúa limpiando la sangre que brota de su labio.
---Yo no sabía que era una chica con novio. ---se justifica el golpeado---. No tiene un letrero ni nada parecido.
---Señor Rumster, quiero creer que nunca se repetirá una situación como está, ni con mi sobrina ni con ninguna mujer de este pueblo. ---sentencia firmemente el jefe de policía, quien es respetado por todo Karnes City---. ¿Le quedó claro?
A Roman no le agrada que le den órdenes y tampoco que le hablen con autoridad, su expresión se endurece al escuchar al hombre hablarle con ese tono.
---¿Me escuchó, señor Rumster? ---insiste el oficial.
---Sí, señor. ---responde finalmente entre dientes.
Sam va hasta Melissa y la rodea por los hombros, buscando hacer que se sienta mejor. Ella aprovecha la cercanía y le agradece por haberla defendido.
---No tienes que darme las gracias por hacer algo que me moría por hacer hace tiempo.
Melissa entiende a qué se refiere y no puede evitar reír por ello.
---Es cierto. ---reconoce él abiertamente---. Le traía unas ganas bien gordas al "señorito zapatillas deportivas". ---se burla de su atuendo---. ¿Quién usa ese calzado en el campo?
Melissa sigue riendo, ya estando menos tensa.
No es de las personas que saca conclusiones a la ligera, si así fuera no sería el detective condecorado que es. Pero, ¿qué podría pensar al verla en un momento discutir con un hombre qué muy confiadamente la tomó por un brazo, como si entre ellos hubiera algo más que amistad y que ahora sonría despreocupada en brazos de otro.
La decepción en la cara del hombre no pasa desapercibida para la expectante mujer, que a su lado agradece internamente por el bochornoso momento que pasó Melissa. Todo lo que le ocurrió de alguna manera respalda su palabra, y no se podría sentir más dichosa.
---Ese, ¿es su novio?
---La verdad, no lo sé. Usted ya vió lo que ocurrió con el otro hombre. Con ella nunca se sabe. ---responde rápidamente, aprovechando cada oportunidad para echarle leña al fuego.
Jean decidió que se olvidaría de Melissa y que se concentraría en lo que fue a hacer a ese pueblo. No hiba a permitir que una cara bonita lo hiciera perder en el enfoque. Se pone de pie con la intención de ir hasta donde se encuentran el jefe y los demás oficiales del departamento de policías.
---Buenas noches, señorita. ---se despide, sin detenerse a esperar respuesta alguna.
---Buenas noches. ---responde ella, decepcionada de que él se marche.
Melinda y Ben no se enteraron de lo que ocurrió con Melissa, hasta que lo escucharon en boca de unos chicos que hablaban cerca de ellos.
---¿Estás bien? ---pregunta preocupada la hermana mayor a la más pequeña, una vez logran encontrarlos a ella y a Sam.
---Sí. Estoy bien. --- afirma---.
---Si quieres irte ahora solo dilo. ---recomienda Melinda y Ben asiente en apoyo a lo dicho.
---No, chicos. No quiero arruinarles su noche. ---responde Melissa, dubitativa.
--- Yo puedo llevarte. ---se ofrece Sam---. Y así no les arruinas su noche a los tortolos.
Todos rien tras el comentario.
---No es una mala idea. ---reconoce Melissa---. Debemos ver dónde está Lucas. Lo perdí por completo de vista.
---No te preocupes por él, se puede ir con nosotros. ---dice Melinda.
---Peefecto. Iré a despedirme del tío Thomas antes de irnos.
---¿Dónde está? ---pregunta Melinda emocionada. Su tío se volvió mucho más querido por las hermanas después de la muerte de su padre. Melinda lleva una semana sin verlo y siente extrañarlo como si hace años no lo ve.
---Vamos. Está cerca.
Al llegar Melissa ve al detective Jean Koulby y otra vez siente la extraña reacción que sintió horas antes al tomar su mano.
---¡Mis queridas sobrinas! ---dice el hombre al verlas acercarse---. Detective, le presento a mis niñas. Melinda y Melissa Winsors. ---dice el orgullo hombre---. Y ellos son Sam y Ben, también son parte de la familia.
Jean le extiende su mano a Melinda y luego a Ben, para terminar dando un apretón a Sam.
---A la señorita ya tuve el placer de xonocerla hace un rato. ---dice, posando sus ojos sobre Melissa, pero su mirada es distinta está vez, y ella lo nota.
---Yo vine a darte un abrazo tío, ya me iré a casa. ---Melissa no le sostiene la mirada al detective. Él la mira como si algo en ella le molesta y eso a la chica no le agrada. Abraza a su tío cariñosamente.
---Oh, ¿ya te vas? Ese sujeto te aguó la fiesta, ¿verdad?
---Algo así, tío. --- responde la chica, riendo amargamente.
---Yo también vine a darte un abrazo. ---se une Melinda---. No me iré aun. Pero hacía días que no no te veía.
---Yo también te eché de menos. ---afirma Thomas abrazando a su otra sobrina.
---¿Con quién se irá Mel? ---pregunta el tío, repentinamente.
---Yo la llevaré, señor. ---le informa Sam.
---Estupendo. Vayan con cuidado.
Mel y Sam se encaminan en dirección a la camioneta de este último, bajo la curiosa mirada de Jean Koulby. Mientras que Melissa se pregunta qué rayos le sucede a ese hombre para que la mire de esa forma.
....
MUCHAS GRACIAS POR LEER. 😊
LES PIDO DISCULPAS POR LOS ERRORES DE CUALQUIER ÍNDOLE, QUE SÉ, HAY EN MI ESCRITO. HE INTENTADO CORREGIRLOS, PERO DESDE LA APLICACIÓN NO ME HA DADO RESULTADO. 😣
GRACIAS POR SU TIEMPO. 😙
SE DESPIDE, YOLENYS B.S.
Editado: 03.10.2019