"Y en los recuerdos es donde puedo verte y tenerte"
La semana de San Valentín había llegado a Londres y por supuesto que a la joyería Bianco, las decoraciones eran elegantes y de colores dorados, las nuevas joyas estaban expuestas a la venta y muchos curiosos ya entraban a la tienda a preguntar los precios. Dante se encontraba mirando atentamente a los vendedores y a las personas que entraban, junto a él estaba la pelirroja admirada lo encantadoras que eran las joyas.
Un collar en especial le llamó mucho la atención, era uno de diamante en forma de corazón, su cadena era de un rosado pálido y era extremadamente hermoso. Dante notó la admiración de la pelirroja por aquel collar.
- ¿Te gusta? - pregunto mirándola.
-Sí, es muy hermoso. - dijo sonriente.
-Lysa. - llamó a una de sus vendedoras.
- ¿Qué desea jefe? - se acercó la castaña.
- ¿Me podrías mostrar ese collar? - pregunto.
-Claro. - dijo sacando con delicadeza del mostrador aquel maravilloso collar.
- ¿Quién lo diseñó? - pregunto el heredero.
-Sally Waitman, la nueva diseñadora, señor.
-Bueno, lo llevaré y voy a felicitarla directamente. - dijo.
-Pero señor usted lo puede llevar gratis.
-Claro que no, es mi empresa y debo darle una ganancia extra a quién diseño esta maravilla. - Dante tomo el collar con sumo cuidado. - Aparta tu cabello. - le ordeno a Emma, ella le hizo caso y él colocó aquel hermoso collar en su cuello.
-Dan.... esto es demasiado. - dijo tímida.
-Toda mujer debe tener al menos un diamante en su joyero, tómalo como un regalo por cuidarme hasta aquí. - dijo él con voz neutral, como si su regalo no fuera tan maravilloso. - Te mostraré mi colección privada, que está en mi oficina. - la pelirroja fue detrás del heredero mientras las vendedoras miraban con curiosidad y envidia a la muchacha, ya que deseaban a un hombre como el castaño.
Cuando entraron al edificio, todos observaban extrañados al heredero y tenían mucha atención en la rojiza que iba a su lado, caminaron hasta los ascensores y hubo un silencio sepulcral hasta que Emma le dio un abrazo sorpresa al castaño que se encontraba pensativo, él lo aceptó algo dudoso.
- Gracias, por el collar es lo más hermoso del mundo.
-No tienes por qué agradecer. - al llegar al piso de la oficina de Dante, allí se encontraba Beatriz revisando unos papeles.
- ¡Hola Beatriz! - saludó Emma amistosamente.
-Buenos días señorita Eastwood y señor Bianco. - respondió respetuosa.
-Buenos días señorita Lovewood ¿tengo algún mensaje?
-Sí, su hermano dijo que vendría por la tarde y su madre quiere almorzar con usted.
-Muy bien, a las once ponme en línea con mi madre.
-De acuerdo señor.
Entraron a la oficina y Emma miraba asombrada todas las cosas que habían allí, era muy grande y elegante. En el fondo había una puerta de madera pintada de color negro. El hombre saco una llave y la abrió, encendió las luces dejando ver todas las joyas que habían, la pequeña habitación tenía paredes de color negro y había pequeñas luces debajo de cada joya.
Era increíble, la pelirroja miraba curiosa cada juego de joyas, hasta que se detuvo a admirar una en especial, era un medallón de oro que su dije era de forma circular y se encontraba partido por la mitad, en ambas partes había un rostro y juntos parecían darse un beso.
-Ese medallón fue regalo de mi padre a mi madre, se lo dio cuando se casaron. - dijo Dante detrás de ella. - Lo diseño mi padre y es la joya más triste de aquí. - murmuró.
-Es demasiado hermoso. - dijo el ángel admirando aquella magnífica joya. - ¿Cómo se conocieron tus padres? - preguntó curiosa.
-Mi padre me contó que conoció a mi madre mientras ella bailaba en un campo de tulipanes en Holanda. - dijo el castaño.
-Suena romántico. - dijo ella emocionada.
-Debió haberlo sido. - salió de la habitación con Emma por detrás.
- ¿Tu papá sigue enamorado de tu mamá?
-No lo sé, al principio creí que no. Luego vi que no se interesó en nadie más y cuando venía a visitarme mi mamá se ponía más feliz de lo común.