El arte de mirarte sin poder hacerlo. ©

Capítulo 6

[…]

-¡Mamá pero si solo es agua!

-Agua peligrosa, Alex. –pone el plato de comida frente a mí y el fuerte olor a comino me hace estornudar. -¿Ves? Hasta el comino lo es, ese es el mío. –mueve los platos cambiándolos y rio un poco.

-Estás exagerando mamá. Además prometí quedarme en la zona bajita de la alberca. Eso ya es demasiado.

-Come, se va a enfriar. –me dice con comida en la boca. Pruebo un bocado y saboreo, exquisito.

-Mamá… -ladeo mi cabeza y ella suspira. –No pasará nada, solo quiero ir un rato. Nadie me había invitado a algo así.

-Adam y Ali lo hicieron.

-Eso fue hace años.

-No tantos. –se defiende mi madre y yo suelto una risita. Terca.

-Solo quiero sentirme normal aunque sea un rato.

-No digas eso… -toma mi mano y le da un apretón. –No quiero que ocurra algún accidente, Alex. No soportaría perderte, ¿lo entiendes?

-Si, entiendo. –suelto un suspiro y saco mi teléfono. –Le avisare a Lauren que no iré.

Mi mamá chasquea la lengua y detiene mi mano con el teléfono. –Ella ha sido muy amable contigo…

-Sí, es muy linda.

-Bien, está bien, puedes ir. –me sorprendo y suelto un grito.

-¡Gracias, gracias, gracias, gracias! ¡Eres la mejor mamá del mundo! –me apresuro a abrazarla por sobre la mesa y ella ríe. –Ya, ya, ya. Vas a mancharte, ¡cuidado con el plato!

-Sí, sí, sí. La llamaré. –corro a mi habitación y presiono el botón del centro para que el micrófono se active. –Llamar a Lauren. –entra la llamada y espero a que conteste, siento que pasa demasiado tiempo cuando de repente su voz se hace presente. “¿Bueno?” –Hola Lauren, soy Alex.

| Narra Lauren |

-¡No mames, no mames, no mames! ¡Contéstale, sé que él! ¡Lo presiento! –mi amiga grita y me lanza el teléfono que por milagro alcanzo a atrapar.

-¡Cállate, Dani! –miro el número que parece en mi pantalla y contesto. -¿Bueno?

“Hola Lauren, soy Alex” Carajo… -Ho-la Alex, ¿Cómo estás? –mi amiga me hace señas de respiración y exhalación y yo pongo un dedo en mis labios haciéndola callar. –Muy bien también. ¿De verdad? ¡Excelente! –sonrío a escucharlo y asiento con el celular pegado a mi oreja. –Ok, me parece bien, nos vemos mañana, si, bye. –cuelgo la llamada y dejo el celular en la cama. -Oh por dios…

-¡Te lo dije, sabía que era él! ¿Qué te dijo? ¡Cuéntame!

-Me dijo que si vendría a la parrillada…

-¡Oh por dios, amiga! ¿Sabes lo que eso significa? –niego y la veo totalmente emocionada. – ¡Significa que se quitará la camisa! –grita y da brinquitos moviendo sus brazos. Siento mis mejillas calentarse y niego divertida.

-Tu solo piensas en eso, pervertida.

-Tengo una imaginación muy, muy grande, eso es todo. –ella ríe y corre a abrazarme. –Estás nerviosa.

-Poquito.

-Poquito mucho. –vuelve a reír y yo hago oculto mi rostro con mis manos. –Ya, ya, no es para tanto, te gusta. Es normal. Y que él diera el primer pasa para disculparse e invitarte a salir estuvo muy bien, te gustó mucho salir con él, tú me lo dijiste, así que nada de acobardarse ahora, además, sólo será una parrillada.

-Sí, sí, tienes razón, solo somos amigos. –quito las mano de mi cara y veo su sonrisa pícara.

-Por ahora…

Después de ver un par de películas más Danielle se fue a su casa por lo que decidí avanzarle a un par de tareas que tenía que entregar el viernes, puse música y empecé a tararear la canción, todo iba bien y habría estado mejor si “esa” canción no se hubiera reproducido, pero lo hizo. “Bohemian Rhapsody” inmediatamente mi mente se vio inundada de Alex, de nuestra “primera cita” según mi amiga y eso ya estaba comenzando a volarme la cabeza. No debería ilusionarme tan rápido, a mí me gustaba, sí. ¿Pero si yo a él no? ¿Si solo me quería como amiga? Cierro mis cuadernos y me dejo caer hacia atrás en la cama. Ojalá todo fuera más sencillo.

Despierto al escuchar la alarma y al levantarme llevo una mano a mi cuello, dolía, apuesto a que fue por no acomodarme bien para dormir, no me di cuanta cuando me quedé dormida. Sobo mi cuello con cuidado y me preparo para ir a clases, al terminar de alistarme y de preparar mi mochila bajo a la cocina encontrándome con mi queridísimo hermano sosteniendo un pan tostado con mermelada y mi estómago gruñe.



#49100 en Novela romántica

En el texto hay: amor, dolor, discapacidad

Editado: 08.10.2018

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