El sonido era demasiado ensordecedor y por un momento me sentí perdido, como todo me daba vuelta y no podía entrar en razón, las voces se me hacían lejanas y caí de bruces contra el duro suelo.
En ese momento escuche el crujir de todos mis huesos, por primera vez iba a sentir la derrota y sabía que no iba a ser la única vez.
Que más podía hacer, ya me encontraba completamente liado, fueron tanto golpes los que he recibido, que tal vez es por ese motivo que me encuentro cansado.
Veo las siluetas de las personas a mi alrededor y como Andrew gesticula los labios.
Esto no podía ser posible, por el simple hecho del que él estaba muerto.
El pavor invadió por todo mi cuerpo y no pude evitar no sentir miedo, cerré los ojos unos instantes y implore a mi cabeza a encontrar la razón.
Volví a abrirlos y solo en aquel inmenso salón blanco me encontraba yo, sabía entonces que estaba en el hospital.
La puerta se abrió y era mi madre la que entro, más su mirada era la de puro dolor, pero su belleza refinada era lo que más se apreciaba, era de esa manera en la que tenía que lucir la senadora Malovk de Moore.
Sus pasos eran furiosos y el ambiente muy pesado, sus delicadas y suaves manos estrellaron contra mi mejilla, no pudiendo evitar que eso doliera a mi mandíbula, no me moví y permanecí así, porque ya sabia a lo que venía a decir.
-¿Qué es lo que está sucediendo contigo Asthon Ivannov Moore?, ¿sabes lo que estás ocasionando con tus tonterías?, agradece que tu padre no esté aquí, y se encuentre en Rusia en estos momentos- me gritó mi madre llena de furia y desesperación, no sabia como sentirme, porque ni siquiera sé cómo me siento.
-¡Lo siento!, tratare de no causar más problemas- mi voz sonó áspera y serena.
-¿Sabes, que no todo gira entorno en ti Ashton?, no eres el único con problemas, eres mi hijo y me duele, pero yo ya no seguiré cubriendo tus problemas, si tu papá se llega a enterar de tus peleas clandestinas, créeme que no querrás saber lo que él hará-no pude evitar tragar grueso.
-¡Lo entiendo!, por favor, ¿crees que podría descansar?- me miró analizándome y asintió, no sin antes dejar mi mochila con mis cosas en el azul sofá que se encontraba ahí.
La luz se filtraba por las cortinas y mi pensamientos se fueron a la nada, me encontraba muy distraído hasta que el sonido no de una, sino de dos notificaciones llamaron mi atención.
Los mensajes no paraban hasta que tome el celular, sino hubiera leído el nombre que apareció en pantalla, lo hubiera puesto en silenciador.
Leí cada uno de los mensajes atentamente, más respuesta mía no recibiría, no pensaba caer otra vez.
El mismo error no se puede repetir.
Apague el celular y me recosté a descansar.
La habitación estaba helada, y Andrew apareció en mis sueños, con sus manos presionaba de mi cuello y sentía como el aire me faltaba, juro que esta sensación se puede sentir real, si no fuera por el agua que tiraron sobre mi rostro y me hizo despertar.
Furioso me levante para encontrar al culpable y no era nadie más que mi segundo mejor amigo que no se cansaba de fastidiar.
-¿Estas loco?, te dije que era una mala idea que te enfrentes con Ramses Mussolinni, ¿sabes lo que te costo tu estupidez?- sonrió Max con esa enorme sonrisa colgate que lo caracterizaba, mas negaba con la cabeza advirtiéndome que lo que me iba a decir no era nada bueno.
-Si te refieres a que me dejo: con unas costillas rotas, algunos hematomas en el rostro, no es nada imposible que no se pueda arreglar- trate de sonreír, pero se que salio una mueca de mis labios, ya que sentía como todo mi rostro se encontraba entumecido, por su expresión pude percibir que recibí una buena paliza, y que iba a tardar semanas para recuperarme.
-Lamento que eso no sea lo único, porque también se llevo tu audi r8, y créeme que la senadora no se debe de enterar, no tuve mas opción que dárselo- ¿estaba loco?, regalo millones de lo que mi padre había invertido en ese auto, el maldito de Mussolinni me las iba a pagar.
-¡No importa!, lo que debemos hacer ahora es dar una buena escusa y listo, ahora dime, ¿porque tienes esas mochilas contigo?- miro detrás de el y con su típica sonrisa que no me llego a convencer sonrió.
-Ya sabes, mi padre como siempre hizo un truco que fracaso, y con eso conlleva a su desaparición- hizo una mueca, y era justificable ya que todos conocían al fraudulento señor Augusto Floy, simplemente me digne a no preguntarle mas, pero se rompió la tensión con su abrupta pregunta.
-Y me dirás, ¿Quien era esa rubia, con la que salias del bar?, esta claro antes de que empezaras con la pelea, ¿novia nueva?- no pude evitar que su mención me pusiera mal, mas sabia que el no tenia la culpa de lo que estuviera sucediendo.
-¿Ella?, no era nadie, pensé que era una conocida, pero me di cuenta de que se trataba de una admiradora de Klein- le dije tajante, hasta que el se lo pensó y rápidamente saco su conclusión.
-Espera, ¿tu rechazaste a una chica?, no me digas que los rumores son ciertos, ¿estas saliendo con April Klein?- me miro sorprendido, como si estuviera loco, era como sin ese momento me hubiera salido tres cabezas, y sabia que el esperaba ansioso a mi respuesta.
-¿Que?, ¿yo con ella?, estas loco tío, yo jamas saldría con esa princesa egocéntrica, es la hermana de mi ex mejor amigo- no sabia el porque, pero empece a reírme y eso dolía por mis heridas, enarco las cejas y respiro aliviado.
-Me alegro, creo que deberías descansar, así que te dejo bro, en estos momentos tengo cosas que arreglar, ¡espero que lo que me hayas dicho sea la verdad Moore!- me miro serio y luego sonrió, entonces se marcho, y es ahí donde el sonido de la puerta no paraba de retumbar en mi cabeza, sentía como un ácido quemaba en mi cuerpo y no podía evitar las ganas de querer romperlo todo.
En esos momentos lo mejor era una ducha fría, enfriar mi mente y tratar de pensar con claridad antes de que cometa otra estupidez.