CAPÍTULO SEIS
“UNA LLEGADA QUE TE PUEDE CAMBIAR LA VIDA”
Después de varios intentos de corrección con Pedro, decidimos que lo mejor era conocernos un poco. Al principio fue difícil entender al otro pero al pasar los días, nosotros conocimos los gustos del otro. Así que si ellos pretendían que el niño delincuente y un gordo flojo no sería la mejor presentación… se equivocaron.
El día de nuestra presentación, todos reían sin parar y murmurando lo pésimo que sería nuestro trabajo, como uno que dijo: “De seguro el gordo flojo lo han escuchado de chocolate y el delincuente sacará un arma en estos instantes”.
La profesora no tenía intenciones de ver, estaba concentrada en ver el proyecto de Enrique que sin mirarme dijo que comenzara la presentación. Con un gesto, Pedro sacó la cortina de nuestro proyecto y ví lo que quería ver.
Primero que los que reían se quedaron callados y en vez de eso, abrieron la boca tan grande como lo hizo Jin Carrey en La máscara. Y lo segundo fue cuando Pedro comenzó a hablar del tema como si fuera un tema que lo supiera al derecho y al revés… fue cuando la profesora dejó de prestar atención a la presentación y nos vió.
Pedro podría ser un chico gordo flojo que lo único que se dedica es comer chocolates pero nadie sabe que si le pides hacer el mejor trabajo, él lo hace sin problemas. Nadie sabe como es en realidad Pedro, sólo ven lo que quieren ver… porque no les interesa saber quien es.
Ah claro, la nota fue la más alta y fuimos los primeros en recibir méritos de la dirección. Como dicen en mi país, chúpate esa mandarina, Enrique.
✎✎✎✎✎
Pedro quedó en verme en el sitio de los videojuegos en la tarde, estaba feliz de que por fin tenía algo bueno que decirle a su mamá y no le importaba los comentarios negativos que le hacían por su gordura, me hice amigo de él porque es buena persona y porque… Es un gran chico.
Esteban también era un buen chico, más bien, fue él quien me sacó de un lío con un chico mayor que intentaba golpearme. En ese entonces solo era un desconocido, jamás imaginé que moriría tan joven… por mi culpa. Me niego a ir a la tumba porque no quiero recordar lo mucho que sufrí al verlo morir en mi cara… y además porque los padres me prohibieron ir a visitarlo, según ellos, si iba… no tendría sangre en la cara.
Al salir de la escuela, me choco con una mochila amarilla con decoración de estrellas negras. Por casualidad, esta cayó al suelo y unos papeles quedaron en el aire.
—¿Estás bien? —dije ofreciendo mi mano como apoyo a la chica
—Ujum
—¿Cómo te llamas?¿De qué salón eres? —pregunto
—Quinto de secundaria. Soy Valeria Messina, un gusto conocerte —dice levantándose, —¿Y tú eres…?
—Lucas Del Monte, encantado, también soy de quinto…
—Oh, es que recién mañana vendré seguido a la escuela. Siempre soy quien viaja y cambia de escuela… —dije riendo, —Lo siento por no conocerte.
—No, tranquila —digo quitándole importancia, —¿Y por qué vas a cambiarte de escuela?
—Más bien, me acaban de cambiar de escuela… mi madre es alguien a que el trabajo la tiene de pais en pais, es por lo que no me puede dejar sola
—¿Y tú padre?
—Con su nueva relación, aunque prefiero no estar con él
—¿Por? —digo de repente
—Muy preguntón. Me caes bien, pero eso no puedo decírtelo. Nos vemos mañana.
—Entonces para qué vienes… si ya terminó la escuela.
—Por información. Nos vemos mañana.
✎✎✎✎✎
Al llegar a casa, lo primero que veo es a mi mamá durmiendo en el sofá por quinta vez desde que salí de prisión. Con la boca abierta y el cabello hecho un lío, la dejó allí y me fui al baño.
Al salir después de unos minutos de baño, reviso el celular y veo una notificación del policía Luis, respondo de inmediato.
Poli Luis: Hola soy Leo!, tengo buenas noticias y es que…. ¡ESTOY LIBRE!. Me liberaron por buen comportamiento y mi mamá me acaba de matricular en la misma escuela que el tuyo, ya te extraño mi querido Lulu.
Yo: ¿No es broma? ¿En serio? ¿No mientes? Qué emoción, entonces mañana te veo.
Dejó el celular para festejar en bajito, saco las cosas de la mochila cuando el celular de mamá suena. No quiero que ella se despierte por una llamada, por lo que agarro y lo dejo en su cama, al tirarlo la llamada se prendió, me acerco a ver quien es.
—Hola Alondra, ¿cómo vas con Lucas?... ¿Hola? ¿Estás allí?... ¿No me quieres hablar? Ya te dije que debes cuidar a Lucas mientras yo busco la manera de estar con ustedes… maldita sea, es mejor que lo cuides bien y no se meta por el mal camino. Adiós.
Bajo el celular, no era lo que esperaba de mi papá.