Él

Bebé llorón

Hola mamá, lamento tanto no escribirte desde hace un par de semanas, he estado bastante ocupado en algo muy importante. ¿Recuerdas al chico que conocí? Somos amigos.

No era tan difícil como yo creía, aunque mi primera impresión no fue lo suficientemente buena. Estaba tan acalorado como si el infierno ascendiera a la tierra, «afortunadamente» había tenido que limpiar ese día y recé con todas mis fuerzas para que pudiera encontrarlo tras acabar mis deberes. Memorice su horario y me encontraba seguro de que seguiría en el aula de música para ese entonces. No me equivoqué.

Entre el salón como alma que lleva el diablo, él me miraba confundido, había soltado sus cosas asustado y yo solo me limite a levantar mi mano y sonreírle. Debió ser horrible de ver, jamás tuve la sonrisa más bonita y los malditos brackets no mejoraban el asunto. Sin embargo, no soltó palabra y se dedicó a recoger sus útiles. Me acerque ayudarle, es lo menos que podía a hacer.

Le dije que me gustaba su camiseta de Pulp Fiction aunque fuera mentira; la llevaba puesta. Descubrí que vivimos por el mismo rumbo, por lo que nos vemos a mitad de camino y corremos juntos, de ida y de regreso. La mayor parte del tiempo se mantiene callado, no es un inconveniente para mí, sé que me escucha cuando le hablo. Creo que ha comenzado a gustarme el silencio.

Es divertido, me gusta su compañía, tal vez más que la de mis amigos. Me han reclamado el porqué ya no paso tanto tiempo con ellos; tienen razón. En ocasiones extraño sus tonterías, él es muy tranquilo y de pocas palabras. Sus respuestas son cortas, no puedo sacarle mucho con una sola pregunta. Al contrario de mis ellos, casi me contaron la mitad de su vida la primera vez que nos conocimos. Yo también soy así, espero que no lo esté incomodando.

Es un poco más alto que yo, lo noté al quitar una mariquita de su rostro. Odia los insectos. Tengo que elevar un poco la mirada para verlo a los ojos; eso no le gusta, a mí tampoco.

Traté de convencerlo de acercarse a mi círculo de amistad, no lo conseguí. Se pone muy nervioso cuando está rodeado de tanta gente. Sé que existen personas a las que no les agrada la compañía de otros, tal vez él es uno de ellos ¿eso significa que no le gusto?

Aunque me desvelo por las noches chateando con él. Por mensaje habla mucho más, he encontrado la forma de poder conversar sin que se sienta incómodo. Es muy ocurrente, siempre me manda imágenes que él hace, son bastante graciosas, he borrado las películas de Quentin Tarantino para guardarlas en mi móvil, me gusta verlas entre clase cuando estoy aburrido. Yo también comencé a hacer algunas, aunque no son tan buenas, solo me dan risa a mí mismo. Él me dijo que le da bastante miedo que me ría antes de contar algo gracioso y luego no acabe de decirlo.

Hace muchos comentarios referentes a la muerte, algunos me causan gracia otros no tanto. Me dijo que soy un amargado y un bebé llorón, que le quito lo divertido a la vida y no pude haber llorado con una comedia romántica. Solo soy muy sentimental ¿ok?

Pero ha dicho que le gusta mi amistad, eso me ha puesto muy feliz, no pegué un ojo en todo la noche. Me brotaron unas ojeras enormes que no se tapan ni con el corrector de mi hermana. Un muerto ha salido en el álbum escolar.

Le pregunté si es un vampiro, y porqué no es igual de arrugado y feo como mi bisabuelo. No dejó de reírse como por una semana, no encuentro que es tan chistoso. Aunque me gusta mucho su sonrisa, quiero verla más seguido.



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En el texto hay: cartas, desamor, lgbt

Editado: 23.04.2019

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