un sonido

El en vacío mundo del Elric Grishan solo había una razón por la cual sentía ganas de permanecer en los límites de lo material, era su música, la música en general, pero no toda sino la que alcanza con que sagacidad la esencia de los seres humanos, aquella que crea y sumerge en la nostalgia… en los sentimientos, para él esa era la única razón de su existencia, la búsqueda de aquel sonido que nos retornara a nuestros orígenes celestiales, pero no lo hallaba por más que lo buscara nunca estaba feliz con sus melodías, algo andaba mal, era un buen músico, en ocasiones toco su instrumento en reuniones exclusivas de la nobleza, y siempre fue alabado y reconocido por sus iguales, aun así ese deseo ya empezaba a carcomer su mente, tanto que empezó a llevarlo a la locura, esa fue la razón del porque ahora se halla en lo más profundo de aquel hermoso bosque, privado de todo contacto humano, y tocando todos los días sus melodías para la naturaleza que es su preciada espectadora, estática y relajante, así su vida transcurría con el pasar de los días, su convicción desapareció con el tiempo e incluso llego a tomarle cariño a la soledad que le brindaba lo natural, pero como el destino es caprichoso, llamo nuevamente a ese deseo y lo reavivo con fuerza abrupta todo esto mediante un sonido claro, potente y que estaba dotado de una dulzura indescifrable, atravesando por completo todo el bosque, este sonido rompía con que magnitud la música interpretada por Elric, y la hacía ver mediocre, banal, y mundana, su instrumento rabel, ipso facto se detuvo ante el sonido, estupefacto las manos le temblaban ante lo increíble del evento mientras su cabeza miraba alrededor en todas las direcciones intentando con desesperación encontrar la fuente de aquel sonido sobrenatural, su corazón palpitaba con una hiperactiva emoción, como si estuviera bailando de felicidad, ese sentimiento que el busco por mucho tiempo atrás en estos momentos se adueñaba de él y le resultaba fascinante y puro algo difícil de ver en el mundo terrenal, y corrió como nunca, tenía que hallarlo a toda costa, anduvo por mucho tiempo, rondando y adentrándose cada vez más en el bosque, hasta que sus ojos perplejos capturaron la fuente de aquella hermosa melodía, en aquel pequeño manantial de aguas de azul cristalino, rodeada de árboles y sentada en una de sus enormes rocas, se divisaba una mujer de incalculable belleza, frágil, femenina, e iluminada con los rayos del atardecer solar, la ligera brisa del lugar ondeaba su cabello blanquecino con suavidad, Elric sintió correr por todo su cuerpo una inseguridad y un temor de estar quebrantando un suceso místico y celestial sin ninguna autoridad

--es sorprendente – pensó.

esa nostalgia que había estado buscando ahora se presentaba ante el en todo su esplendor, visual, auditivo, sensorial, de cualquier forma que se le viese era perfecto, pero todo tiene su fin y la melodía termino, fue es ese momento cuando la mujer abrió los ojos por primera vez en toda su interpretación, y lo observo, sus ojos de tonalidad grisácea, muy clara, cálidos y fijos no pestañeaban esperando cualquier interacción por parte de él, pero Elric no sabía que hacer su respiración se aceleraba y su temblor retorno, entonces ella sonrió y el sintió que iba a morir al instante, hasta entonces se había mantenido al margen sin interrumpir, pero en un impulso avanzo, dio un paso y luego dos, mientras intentaba con gran dificultad expresar las palabras de admiración que sentía hacia el talento de ella, pero entonces la expresión de ella cambio y se tornó seria al ver que el intentaba acercarse, y son un gesto le prohibió avanzar más, era obvio que no le gustaba que la perturbaran, un rasgo común en los seres que adoran su libertad,  Elric le explico sin moverse que no quería hacerle daño, pero ella se levanto en la piedra y lo observo con mirada altiva mientras su flauta se desvanecía en el aire y luego ella misma, como si su cuerpo fuera borrado del mundo en un pestañeo leve.