—Cuentame el porqué me abandonaste. —le dijo mientras se despegaba un poco. Erza bajó la cabeza y suspiró—. Todo sucedió hace ya muchos años. —dijo mientras acariciaba su cabello delicadamente.
Diana tenía el rostro oculto en su pecho—. Empezó cuando era mucho más joven, casi como tu. —dijo dándole un pequeño golpe en la nariz con su dedo.
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Hace 35 años en lo profundo de un bosque, Irlanda del norte.
Los relámpagos y truenos inundaban el cielo. La lluvia era torrencial y bajo ella un feroz corcel montado por un elfo con cabellera de fuego atravesaba a toda velocidad por el sombrío bosque.
Detrás de este le perseguían otros caballos más montados por elfos armados.
Las flechas volaban a gran velocidad tan cerca que podía escuchar el zumbido que provocaban. La lluvia golpeando su rostro y pecho era molesto y le impedían ver el sendero que recorría.
Los gritos de sus perseguidores eran ininteligibles ante el rugir de los rayos y el siseo de la lluvia—. ¡¡Detente de una vez traidora!! —bramó uno de sus perseguidores mientras levantaba en alto su espada y otro tensaba su arco con una flecha.
Cuando el cielo nocturno se ilumino el jinete soltó su flecha. Cruzó el espacio entre ellos cortando el agua y el aire hasta terminar encajandose en su hombro.
Ahogó un gemido de dolor y se abrazo al cuello del caballo. Otra flecha silbó y se encajó en su brazo izquierdo. El dolor era intenso. En un movimiento brusco el caballo se encabrito y tiró al jinete de su montura.
Al caer al suelo las flechas se incrustaron más profundo en su carne.
Comenzó a gimotear y entre quejas se arrastró por el camino fangoso. Sus perseguidores se acercaban rápidamente mientras se seguía arrastrando.
Apoyándose en sus rodillas se puso de pie y avanzó a tientas por el oscuro sendero. El cielo relampagueante iluminó bajo sus pies un profundo despeñadero que parecía no tener fondo.
—¡Aquí termina todo Erza! —gritó mientras le apuntaba con el arco. Erza se dio la vuelta y lo miró a aquellos siniestros ojos amarillos. Él soltó la flecha y esta impacto en su pecho, justo en el corazón de Erza quien por el impacto cayó por el barranco, hacia el oscuro vacío.
Tres horas antes.
Erza se encontraba sentada sobre un tronco caído a mitad de un claro de luna. La noche era acompañada por la sinfonía de la naturaleza.
—¿Día difícil? —le preguntó una voz suave. Erza lo miró y rápidamente se puso de pie—. Zakt Ulrich. —dijo al tiempo que hacía una reverencia. Este de igual forma hizo una reverencia y se acercó.
—Te noto preocupada. —le dijo mientras se sentaba a su lado—. Tu aura lo refleja. —ante aquella afirmación Erza se miró las manos—. Disculpe mi zakt, últimamente no me he encontrado bien. —se excusó mientras se llevaba las manos al rostro.
Ulrich la miró y puso su mano en su hombro—. Tranquila, todo estará bien. —le dijo con una sonrisa en el rostro—. Y por favor, no me trates como tu zakt. —le pidió mientras tomaba su mano y le daba un beso en el dorso.
Erza se sonrojó y se apartó un poco—. ¿Cuando terminaremos con esto? —Ulrich bajó la cabeza y se apartó—. Solo pocos días más mi amada Erza. —se disculpo mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su pantalón.
—La luna de sangre está por llegar y todo estará bien, podrás ser mi kizha¹ —le dijo mientras la tomaba de los hombros y se acercaba para darle un beso el cual fue correspondido.
¹Titulo que se le da a la esposa del zakt.
Luego de separarse ambos jóvenes elfos se quedaron sentados bajo el cielo estrellado, platicando un largo rato. Erza recargó su cabeza en el hombro de Ulrich.
—Deberías descansar Erza. —le dijo mientras se ponía de pie. Erza lo miró y le asintió con la cabeza. Con un movimiento de manos Ulrich desapareció entre pétalos de distintas flores. Erza se puso de pie y se encaminó lejos del lugar.
† † †
La cabaña que habitaba era pequeña y con un ambiente vacío. Vivía sola dentro de aquellos muros de madera, habitando dentro de una fuerte y feroz comunidad de elfos: el clan Sirag.
Entró a su morada y al instante varias lamparas de aceite se encendieron. Iluminaron todo el lugar de un brillante color naranja. Cerró la puerta detrás de ella e inmediatamente se encamino a su cama.