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Aunque el tiempo juntos no era mucho, Deva sabía algo, Vikram era más humano que el resto de criaturas que se la pasaban hostigándolos. Era un hombre amable, dulce y hasta comprensivo, el cual no se le notaba siquiera alguna señal de que era un no humano. A ella le gustaba acariciar sus cabellos negros, sus labios, hacerle reír con alguna tontería para ver aquella sonrisa que parecía ser de molde, le gustaba poder entenderse con él.
Aunque causaba desastres, Vikram siempre la perdonaba, cada que se lastimaba curaba sus heridas con cuidado y le trataba con cariño ¿Cómo no creer en aquellos ojos sinceros y suaves?
Dreng, segundo al mando de su equipo, estaba totalmente en contra de que se llevarán bien, el novato tampoco quería acercarse, pero ella se sentía cómoda y reconfortada en aquella fría celda cuando el soldado aparecía y le extendía la mano para ayudarla.
Quizás por eso es que se arriesgó a su suerte, creyendo en la bondad del chico serpiente para causar pequeños espacios para poder escapar, entre más se acercaban, más veces ella ponía a prueba los límites del chico para saber hasta donde debía ser precavida.
Los humanos y no humanos nunca se habían llevado bien, pero siempre que lo trataban, algo horrible sucedía. Y Vikram lo confirmó con su corazón en mano.
— Vikram — Cuando su nombre era pronunciado por esos labios pequeños y voz risueña, él se quedaba sin defensas, expuesto y vulnerable a la sensación burbujeante que causaba la mujer humana en él.
Cuando lo tocaba, desde tomar su mano hasta acariciar sus mejillas, sentía que podía poner al mundo a sus pies, hacerla la reina de su mundo.
Deva lo supo en cuanto tuvo al chico arrodillado ante ella completamente ensoñado mientras la curaba del tobillo.
Era el momento.
— Vikram… ¿Podrías dejarme salir? — Era una apuesta peligrosa, todo podría salir mal y ella terminar en la horca, pero necesitaba hacer algo, su plan de años, todos los esfuerzos de sus amigos que habían trabajado duramente durante años para alcanzar la meta que estaba próxima a cumplirse se vería perdida si ellos no hacían algo para salir de su celda y reagruparse con los suyos.
Su misión era simple, solo debían recopilar información sobre las torres de vigilancia para saber los puntos débiles en la defensa enemiga, pero habían sido capturados y no solo eso, habían conocido en persona al temido Rey demonio, pero habían conseguido algo bueno de ello, estaban entre los muros del impenetrable castillo demoníaco, por lo que si lograban escapar y hacer un mapa improvisado con lo poco que alcanzarán a ver ya sería toda una ventaja. Otra ventaja era que Kanu había causado interés en el bufón real, quien se rumoreaba era la mascota favorita de su majestad.
Dudaba de que realmente le hubieran lavado el cerebro al estoico de su líder, pero de alguna manera le debían hacer entrar en razón, tenían que irse.
Era su deber como compañeros del héroe.
— ¿Salir? ¿Fuera de la celda?
Ya estaba demasiado cautivado por la hermosa mujer frente a él como para ver algo mal en su petición, Deva se sintió culpable de golpe por ver la ingenuidad en los ojos ajenos, pero ¿Cuándo tendría otra oportunidad como esa en la vida?
— Si, solo para sentarnos en un lugar más cómodo, últimamente siento mucho frío aquí…
Casi como hechizado el chico serpiente aceptó con una sonrisa acomodándose el cinturón donde estaban las llaves, buscando la correcta y pronto el seguro de la reja de metal pesado sonó liberado.
Tan pronto como pasó aquello, Vikram jalo a Deva hacía fuera volviendo a cerrar tras ella pues no confiaba en los otros dos hombres dentro, pero la chica era diferente, confiaba plenamente en ella y le guio con calma hasta fuera del pasillo de celdas donde estaba la zona de descanso de los guardias.
Ya que últimamente era un trabajo aburrido nadie estaba allí, dejó a Deva en una silla y él se sentó enfrente contemplándola.
— Oh, espera, café ¿Los humanos toman café?
El café demoníaco no era muy diferente al humano, quizás más fuerte, pero no lo pensó mucho, se levantó para ir por la tetera de metal de los guardias. Toda su vida había criticado a su padre, toda su vida se sintió miserable por ser mitad humano, solo ella le había hecho sentir un poco menos de repugnancia ante su sangre.
Quizás por eso el sonido de su corazón romperse fue más fuerte del esperado, o quizás el sonido provenía de la tetera estrellándose contra el piso, rebotando y derramando todo el líquido, pero sus ojos no pudieron derramar ni una sola lágrima ni despegarse de la silla vacía de la chica.
Editado: 12.11.2022