Era una noche fría y oscura en el barrio "Sugar garden" el comisario Wolf patrullaba las calles sin mayor preocupación, era una zona tranquila, casi nunca había altercados, es lo que tienen los barrios de jubilados.
Marcus Wolf comisario eficiente y trabajador, degradado de su puesto en las oficinas centrales a trabajos de calle, todo lo que había luchado para salir de ella y ahora está como antes de nuevo en las sucias y devastadas calles de Nueva York, todo había ido de mal en peor desde que su esposa Charlotte Venson lo dejo por un hombre más guapo, joven y adinerado. Pensaba que le amaba, pero el pobre e ingenuo Marcus no sabia que su mujer le había estado siendo infiel todo ese último año antes de su divorcio, dejando temas personales a parte, nuestro hombre entro en el bar de la esquina.
Era un bar pequeño, tenia los cristales rayado debido al paso del tiempo del local, un mostrador de madera de haya y detrás de el un hombre alto, mediana edad, algo metido en kilos y de aspecto cansado.
—¿Que desea buen hombre? -dijo pasando un trapo por el ya brillante he impoluto mostrador-
—Si me pone un café solo se lo agradeceré -le sonreí apoyándome en el mostrado y sacando una cajetilla de cigarrillos, lo había dejado pero con el panorama de vida que llevo he vuelto a caer-
—¿Como fue la noche? -me comento el dueño del local, le llamare "Karl" tiene cara de Karl-
-Tranquila y aburrida -suspire frustrado- Como siempre -aspire el agradable y relajante olor a café mientras expulsaba el humo del cigarro-
La conversación no fue más allá, conversamos de trivialidades, equipos de fútbol, política, cine, mientras tomaba el rico (aunque demasiado cargado) café.
Le pague el café y una cajetilla de cigarrillos a Karl y salí por la puerta, la imagen que vi a continuación no sería apta para todos los públicos, pero yo ya estaba curtido en ese aspecto y no me afecto demasiado, una mujer yacía muerta en medio de la calle, con grandes cortes en el cuerpo, la ropa destrozada, vísceras sacadas y en las piernas tenia heridas tan grandes que casi se la veía el hueso...la expresión de su cara era de terror máximo como si antes de morir hubiese visto al mismísimo diablo ahora la pregunta es...¿Quién cometería semejante atrocidad?