La luna se desvanecía dejando ver el sol para que iluminara el cielo oscuro, gotas de lluvia caían desde el hasta mi ventana, todo se volvía tan oscuro.
Era tanta la tristeza que llevaba por dentro que todo lo bueno que pasaba en mi vida se volvía un infierno en mí, me quemaba, me producía muchas heridas de las ya llevo dentro, cada vez me iba desvaneciendo poco a poco, todo en mi vida caí, a un vacío que nadie podía llenar, me sentía inútil, mi vida desde siempre la eh sentido efímera.
Sin sentido, muchas veces me eh preguntado por qué estoy, para que sigo aquí, me lo pregunto y pienso en acabar con mi vida, nunca lo eh echo, ni lo eh intentado porque si Dios quiere que siga aquí es por algo y quiero esperar el momento en el que caiga en un sueño tan profundo del que no voy a salir nunca, que todos mis dolores desaparezcan, que mis heridas desvanezcan y que todo lo malo que llevo por dentro desaparece poco a poco.
Me levanto de mi ventana y me dirijo al baño a darme una ducha caliente, en la que pueda pensar con la cabeza fresca que hacer con mi vida, salgo del baño y me pongo lo primero que encuentro, nunca me complico con lo que me voy aponer.
Salgo de casa directo a la librería antes
ir a la universidad, al llegar veo que mi libro, lo quiero desde hace mucho y esta es mi oportunidad para comprarlo, llego al lugar y me encuentro con el señor Bruno el dueño de la librería y esta con un chico, el chico se despide y se va.
–don Bruno buenos días- saludo cordialmente al viejo, el señor Bruno es una persona agradable, tiene unos 70 años, y su librería es su vida, su familia lo abandono y siempre busco refugio en los libros y decidió tener su propia librería para compartir su refugio con las demás personas
-hola señorita Danae, como esta- saluda el señor Lucas
-bien gracias, don Bruno está el libro- él sabe perfectamente que quiero ese libro desde hace semanas, pero veo su cara y me asusto
-señorita Danae se lo acaban de llevar, el chico que estaba aquí cuando usted llego, lo compro, olvide que usted lo quería- dice el señor Bruno apenado, yo sonrió con tristeza en verdad quería ese libro
-oh está bien, no hay problema-hago una pausa para respirar-y cuando llega otro- pregunto
-oh lo lamento señorita Danae era el último que había y no van a llegar mas- dice el señor Bruno
-Um está bien, nos vemos luego señor Bruno- digo con tristeza y el me levanta la mano diciendo adiós salgo de la librería y voy a la universidad más triste que nunca, como les dije al principio todo lo que pasa en mi vida bien, termina siendo una herida en mí, cae una lagrima en mi mejilla y la quito rápidamente.
Al llegar a la universidad voy directamente a mi salón, entro y todos mis nuevos compañeros están todos parados hablando entre ellos, yo me dirijo a un puesto libre al final del salón y me siento, me dispongo al releer un libro que leí hace un tiempo y me pierdo en las letras y los sucesos que pasan en la historia.
Pero me distraigo al notar la presencia de la maestra en el aula, guardo mi libro y pongo atención a lo que habla la maestra, noto que alguien llega al salón, es un chico alto, rubio, ojos grises, con buen cuerpo y oh por Dios pero si es el chico que llevo mi libro de la librería de don Bruno, miro que se acerca a mi puesto y se sienta a mi lado, me saluda y yo solo lo ignoro y pongo atención a la maestra.
-como verán llego de nuevo tarde el señor Martin, la próxima no entra al salón- dice la profesora mirando al chico que me quito mi libro y luego me mira a mí con un gesto de sorpresa, coge sus lentes y su planilla la mira y me mira, me sonríe –veo que nuestra nueva compañera ya había llegado- dice la maestra y asiento – jóvenes ella es Danae Williams, mucho gusto Danae yo soy Rose tu maestra- dice mi maestra.
-mucho gusto-digo con una sonrisa amistosa y luego asiente y sigue con la clase.
-Danae-. Canturrea mi nombre-mucho gusto soy Martin- dice el chico que está a mi lado.
-hola- Digo seca, el me causo una herida más en mi llevándose mi libro, se perfectamente que él no sabía que yo quería ese libro, pero igual, porque siempre me tienen que quitar la felicidad.
-por qué tan seca conmigo- dice el chico de al lado con bastante arrogancia.
-por qué estoy poniendo atención, así que ahora déjame escuchar- digo mirándolo, en realidad si necesito prestar atención, el me mira y vuelva a mirar al frente.
Al terminar las clases recogí mis cosas y Salí de inmediato al salón, siento que cogen mi brazo y volteo y es el chico que se llevó el libro.
-oye quieres salir conmigo a tomar algo- dice, ay, pero como cree, yo tengo cosas más importantes como ir a mi casa antes de que mi padre note que me retrase, lo miro, me mira con ilusión a demás ¿hace cuanto no salgo a tomar algo?.
-¿Por qué no? - respondo y el me regala una sonrisa.
-esta bien vamos entonces - asiento y empezamos a caminar en dirección a la salida, llegamos al parqueadero y prende una camioneta negra y me abre la puerta del copiloto para que entre y eso hago.
-gracias - susurro y el pasa al otro puesto.