Algúna persona dijo:
"Una persona vive tres vidas: La primera termina con la pérdida de la ingenuidad, la segunda con la pérdida de la inocencia y la tercera, con la pérdida de la vida misma. Es inevitable que atravesemos las tres etapas."
Nunca me había detenido a pesar en ello, hasta que una noche en medio de la espesa oscuridad vi pasar el trailer de mi vida, cualquiera diría que era un efecto del sueño, pero, yo se a la perfección que era efecto de la agonía que causaba aquel profundo dolor.
¿Qué más seguía? Se habían derrumbado ya, mi ingenuidad, mi inocencia, y solo quedaba un ser desecho luchando con el poco aliento que quedaba, las pocas ganas, el último suspiro.
Hasta que me encontré con aquellos ojos, un conjunto astral, ventanas abiertas para ver por medio de ellas, lo que una sonrisa tan pura y frágil escondía, me perdí en aquel conjunto causante de insomnio, lleno de misterio, un destello de amor, y paciencia se asomaba en ellos, esos ojos oscuros, me perdí entre las multitudes de emociones, encontré la paz, encontré ese sentimiento tan íntimo y desconocido, mi Espíritu vibro, mi corazón palpito tan vivo, uno segundos fueron eternos, había demasiado que descifrar en ese joven de aspecto tan elegante y varonil.
Avanzó el metro, y de aquel joven solo recordaba los sentimientos, ese acercamiento de mi Espíritu al suyo, esos ojos,esa intrigante mirada, había algo en el, algo que captó por completo mi atención, algo que me hizo sentir, algo que me atrajo, no, no era su perfil físico, era algo más allá, era algo interno, era, algo indescriptible.
Por las noches, al llegar a casa rompo de nuevo en llanto, al encontrarme con aquel piano de cola, pierdo las esperanzas de encontrarlo tocando, dejandose llevar por el sentimiento, voltear a verme y decir:
- Solo una pieza más pequeña-.
De que manera pueden no doler esas tardes en el lago cuando las carcajadas invadían nuestro cuerpo, de que manera mueren los consejos que solía darme.
Vuelvo a romper en llanto, mientras suelto al aire la última carta que recibí de el, el último - Pero has de saber, mi pequeña Missie, te quiero como una hija, desde ese día que llegaste llorando, cuando aceptaste mi mano, y me dejaste entrar a tu corazón, Missie, sabes que si hubiera podido tener una hija, esa habrías sido tu, y ¿Sabes por que? Porque.... -