El Chico De La Mesa 4

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

 

 

XXXVIII. La llamada

 

 

Abril Martinelli

 

 

Al día siguiente

 

 

Entre a mi aula junto con mis amigos, quienes discutían por no se que cosa, yo solamente intentaba sobrevivir, tenía un espantoso dolor de cabeza. Apenas había dormido anoche y me dolían mis ojos de tanto llorar

 

Las clases comenzaron a pasar y por cada minuto que pasaba me sentía cada vez más extraña. Cuando las clases terminaron, sentía la mirada de todos sobre mí. Mis amigos lo notaron porque tenían expresiones de confusión

 

— ¿Por qué todos te están mirando? — pregunta Anali, confundida.

 

—  No lo sé

 

Resivi una llamada de un número desconocido, y justo cuando estaba por contestar, note cientos de personas con cámaras fuera de mi universidad

 

— ¿Qué hacen tantas personas ahí? — preguntó Mauricio. Yo frunci el ceño, y sentí el miedo apoderarse de mí

 

 

Esto no podía estar pasando

 

 

— Hay que salir por el lado del estacionamiento — recomiendo. Pero justo cuando intentamos alejarnos de ahí, pude sentir como me comenzaban a fotografíar

 

— ¡Es ella! — grito alguien

 

— ¡Abril! — grito otra persona.

 

— ¿Los conoces? — pregunta Sam, yo negué

 

— Necesito salir de aquí

 

Me aleje de aquella puerta sintiendo a mis amigos detrás mío, pero cuando estuvimos por llegar a la otra puerta, pude notar que estaba igual que la entrada del campus

 

— ¿Qué está pasando Abril? ¿Por qué todas estas personas te están buscando? — pregunta muy confundida Sam

 

— ¡Bien les contaré todo! Pero no aquí. Vamos a dentro

 

Ellos solo asintieron. Entramos al edificio nuevamente y nos dirigimos a un salón vacío, tome aire antes de hablar

 

— ¿Recuerdan que les había contado sobre que me había enamorado de alguien? ¿Pero que nos habíamos tenido que separar? Bueno, tal vez, ese chico me haya mentido sobre quien era, y bueno, me haya ocultado que era un maldito millonario —. Ellos me miraron con los ojos demasiado abiertos

 

— ¿Estas diciendo que estuviste a lado de un millonario y jamás lo supiste?

 

— Sí. Él me lo oculto pero por distintas cosas me entere, terminamos y bueno, al poco tiempo me enteré que el había pagado toda mi carrera universitaria, por esa razón también me cambié de universidad. Y ayer salieron unas fotos de nosotros dos cuando aún estábamos juntos, y al parecer ya se enteraron de todo...

 

— Espera ¿te pago tu carrera? ¡Por dios yo quiero uno de esos!

 

— Sí de verdad te ama, te paga toda tu universidad, nueva regla implementada — habla esta vez Sam. Yo rodee los ojos

 

— No es momento para bromas

 

— ¡¿Estas diciendo que todos esos maníacos investigaron sobre ti?! — pregunta Julián

 

— Supongo que sí

 

— ¿Y que se supone que harás ahora?

 

— No lo sé... — cerré mis ojos, intentando pensar, pero me era imposible

 

Nuevamente mi teléfono anuncio una llamada de un número desconocido, pero esta vez si conteste

 

 

— ¿Hola?

 

— ¿Abril? ¡Por fin contestas! — escuche la voz de Henry al otro lado de la línea

 

— ¿Henry?

 

— Sí, soy yo. ¿Dónde estás?

 

— En mi universidad...

 

— Bien, yo también estoy aquí

 

— ¿Qué? ¿Cómo es qué sabes donde estudio?

 

— Digamos que es fácil saberlo, si todas estas personas lo supieron, no tardaría mucho en descubrirlo. Y puede que también te haya visto un par de veces cuando iba a visitar a mis queridas amigas

 

— ¿Y exactamente donde estás?

 

— En una camioneta que está afuera de esta. Escúchame bien, este es el plan. Saldrás por la puerta principal...

 

— ¡¿Qué acaso no has visto toda la gente que hay ahí?! 

 

— Lo sé, pero tranquila. Ya hay personas de seguridad adentro de la universidad que te cuidaran hasta que entres a la camioneta. Estarás bien. Ellos te protegerán. 

 

— Bien, a-ahora voy... — susurre, poco convencida. Pero en ese momento él volvió a hablar

 

— Tranquilizate, Abril. Alejandro jamás permitiría que ellos te hagan daño

 

 

Dicho esto, el colgó. Tome una bocada de aire antes de mirar a mis amigos

 

— Vinieron por mi unas personas que al parecer trabajan con él. Me ayudarán a salir de aquí

 

— ¿Es seguro?

 

— Quiero creer que sí

 

Mis amigos me acompañaron lo más cercano a la puerta pero cuando vi alrededor de diez hombres de seguridad esperándome, me tuve que alejar de ellos.

 

Los hombres me rodearon quedando yo en medio de estos, después de que uno de ellos se presentará rápidamente y me contará lo que pasaría; salimos de ahí, por un momento creí que me quedaría ciega por tanto flash que salían de las camaras

 

Las personas de seguridad no permitieron en ningún momento que alguien se acercara a mí, me lanzaban muchísimas preguntas que yo intentaba ignorar. Justo cuando ya estábamos por llegar a la camioneta, sentí como alguien intentaba jalar de mi brazo, el de seguridad se dio cuenta porque rápidamente alejo al periodista que me había tomado del brazo el cual se estaba tornando de un color rojizo 

 

Cuando llegamos a la camioneta, subí aún con un poco de dudas pero con ganas de salir viva de ese lugar




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