Ya habían pasado días, semanas, o hasta meses desde que conocí a Mirko. Y nuestra amistad cada día era más fuerte.
Tuvimos que viajar a pueblos vecinos para seguir buscando las esferas, pero solo pudimos encontrar tres, de las cinco que eran.
Todos los días era una aventura nueva, aunque no descubriéramos nada del paradero de las otras esferas, siempre disfrutábamos pasar el tiempo el uno con el otro.
-Syra-dijo Mirko apareciendo en la sala de mi casa-Encontré un posible lugar, en las afueras del pueblo. No esta muy lejos.
-Bien, vamos.
Nos encaminamos al lugar. Todavía me preguntaba como hacia para encontrar los lugares. Siempre desaparecía y cuando volvía tenía una pista nueva. Algunas veces eran ciertas, otras no.
Llegamos a los límites del pueblo y Mirko señaló un pequeño bosque rodeado de un gran descampado.
-La esfera esta entre esos árboles.
-¿Cómo estas tan seguro?-pregunte curiosa.
-Intuición, supongo-sonrió y seguimos caminando.
Ese día había mucho viento, y las copas de los árboles se movían suavemente de un lado al otro.
A lo lejos podía ver que se avecinaba una tormenta.
-Es mejor que nos apuremos, Mirko.
-Tiene que estar por aquí-dijo mirando para todos lados.
Cruzamos un pequeño río que seguro desembocaba en el lago y seguimos con la búsqueda allí cerca.
Una fuerte ráfaga de viento hizo crujir las ramas y pude escuchar un estruendo. Como si se hubiera roto algo.
De pronto muchas hojas caían a mí alrededor y pude ver a Mirko frente a mí con las manos extendidas y sus ojos oscuros bien abiertos. Miraba algo sobre mí.
Mire hacia arriba y pude ver una gigantesca bola de agua que dentro sostenía una rama, bastante grande.
Me asombré y retrocedí asustada.
Era una esfera llena de agua que flotaba perfectamente redonda.
Mirko seguía de la misma forma y empezó a guiar con las manos la esfera hacia un lado. Cuando el agua tocó el piso, la bola se desvaneció y la rama calló, lejos de donde me encontraba.
-¡Syra!-corrió hacia mi y me dio un fuerte abrazo, el cual no me lo esperaba-¿Estas bien?-dijo con preocupación en su rostro.
Solo moví mi cabeza de arriba a bajo. ¿Qué había pasado? Mirko... ¿Había echo eso? ¿Podía controlar el agua? Eso era totalmente irreal, era como si estuviera en un cuento de superhéroes.
-¿Segura que estas bien?-volvió a insistir.
-¿Qué fue eso?-dije muy confusa.
-Es... la rama estaba por caer arriba tuyo... yo... no sabia que hacer...-Mirko aparto la mirada-Volvamos a tu casa.
Y sin decir una palabra en todo el camino de vuelta, llegamos a mi hogar.
Cuando entramos, me dijo que me sentara en una silla de la cocina y que espere ahí.
Él agarró un balde que había allí cerca y lo llenó con agua de la canilla.
Ya lleno, lo dejó en el piso y se apartó un poco. Luego extendió los brazos, como en el bosque, y el agua comenzó a elevarse. Primero solo iba hacia arriba, hasta que en un punto se acumulo en un solo lugar e hizo la misma esfera que antes pero esta vez más chica.
-¿Cómo es que... haces... eso?-mis ojos no se podían abrir mas del asombro.
-Bueno, mi querida Syra... ya es hora de que lo sepas-volvió a dejar el agua en el balde, se acercó a mi y me miro a los ojos fijamente-Yo... controlo el agua. De alguna forma puedo hacer que, con mi mente, el agua se eleve y vaya para donde yo desee, entre otras cosas. No quise que supieras esto... porque tal vez te alejarías de mi por ser así-aparto su mirada-pero necesitaba salvarte... No podía dejar que te pase algo.
Me asombre aun más por sus palabras. No sabia que decir, como reaccionar, ni si quiera sabia si estaba respirando, si esto era real. Trate de tranquilizarme y de a poco lo logre.
-Mirko...-lo llame para conectar nuestras miradas-antes que todo, nunca me alejaría de una persona tan amable y divertida como vos. Te quiero dar las gracias por haberme salvado-le dedique una sonrisa-Tus poderes son como si fuera una fantasía echa realidad. Y que bueno que lo uses para el bien, eso te hace mucho mejor persona-le di un gran abrazo para que sepa que siempre voy a estar con él.
-Me pareces fascinante, Syra. Como aceptas cada momento, como siempre le ves el lado bueno a cada situación. Tenia que salvarte... ya eres alguien muy importante para mi... Te estoy empezando a tomar cariño-dijo eso ultimo bajando la mirada.
Subí lentamente su cabeza tomándolo de la barbilla. Nuestras caras estaban cercas y podía escuchar su respiración.
El timbre de mi casa resonó por todo el lugar interrumpiendo por completo.
Buen momento para las visitas, pensé.
Me dirigí a la puerta de mala gana y la abrí.
-Buenos días señorita, estamos buscando a este muchacho-el hombre me mostró un papel donde había una foto de un chico. Era Mirko-¿Sabe o vio algo?
No sabia que responder. ¿Por qué él era buscado?
Decidí no decir nada, no podía delatarlo.
-No lo creo-dije mirando la imagen como si estuviera interesada, no tenía nada que decirle a este hombre. No era policía, porque no tenía el uniforme y tampoco se había presentado como tal; no era del pueblo, lo cual me daba todavía más desconfianza.
Editado: 18.03.2018