*—Mar... Marsi... Mar...-susurraba una niña morena a Marsias. Él intentaba alcanzarla pero esta se alejaba más de él.
—Marsi... Mar... ¡Marsias!*
Este se despertó sobresaltado. Unas gotas de sudor acariciaron su frente, este cerró los ojos con fuerza y luego los abrió.
<< ¿Quién carajos es Marsias?>> pensó.
Se abrochó el botón de la camisa blanca y salió de la habitación en busca de su mujer...
Se quedó quieto con la mano colocada en el pomo de la puerta. <<¿Y si aquella niña es mi hija? No podré casarme...>> Marsias suspiró. No tenía una identidad, una edad, ni mucho menos un pasado. Pero de sólo pensar que podría tener personas a cargo de él, le quitaba el sueño por las noches. <<No sé qué hacer...>>
Marsias abrió la puerta y se dirigió al estudio de Becky. Al llegar allí abrió la puerta y entró.
— ¿Becky? —la llamó. Se acercó y acomodó una silla que estaba en el suelo. Becky le había dicho que le organizaría la contabilidad de la casa de juego, había un montón de papeles arrugados y Marsias los tomó para acomodarlos.
Marsias entre cerró los ojos al ver un retrato familiar. —
"Lord Marsias Westhampton..."—leyó en voz alta. Su dolor de cabeza se intensificó y cayó al suelo.
***
Becky no daba crédito a lo que veían sus ojos, mientras bajaba las escaleras y se quedaba en los escalones de la mitad. Josh tenía al hombre a la raya y todos los empleados lo miraban con total aberración, este la miró y le sonrió descaradamente. Estaba viejo y demacrado; su cabello estaba cubierto de canas y sus ojos verdes carecían de vida.
—Imposible...—susurró Becky—Usted está...
— ¿Muerto? —Terminó él—eso fue lo que te hice creer a ti, Rebecca. Dejé que te salieras con la tuya cuando intentaste matarme—Algunos empleados emitieron un grito ahogado—he venido a buscar lo mío.
En ese momento los recuerdos de hace muchos años la golpearon.
Tenía diecisiete años y los abusos de su tío eran cada vez menos porque este se estaba haciendo mayor, pero aun así abusaba de ella. Los empleados no podían hacer nada por ella. Un día su tío llegó borracho a su habitación, Becky estaba a su lado fingiendo dormir, se levantó muy despacio, tomó la almohada y lo asfixió. A continuación sacó el cuerpo aprovechando que todos dormían, no importaba que pesara siempre y cuando podría saborear su libertad. Lo colocó no muy lejos del Gabriel's (en ese entonces llamado así) y entró por la parte trasera. A la mañana siguiente la despertaron diciendo que habían encontrado a su tío muerto.
—Ni se te ocurra avanzar un paso más—le amonestó Josh a este—Becky nos encargaremos de él, vuelve a la habitación.
-los papeles están en regla y ya no es un burdel, ahora es una casa de juego—le dijo Becky desde la escalera.
— ¡Mucho mejor! —Exclamó este—Ya destruí tu mercancía. Cada día vendrán mis hombres a destruir esta maldita casa poco a poco y no te quedará nada
—Me pareció escuchar una maldición en frente de damas—oyó que decía una voz gélida y altiva. Becky no se atrevió a mirar atrás— ¿Quién fue? —La casa quedó en absoluto silencio—Veo que tenemos un invitado—siguió Erling mientras bajaba las escaleras y se colocaba junto a Becky—Señor, la casa de juego abre sus puertas a las seis de la tarde. Con mucho gusto lo atenderemos a esa hora.
— ¿Quién es usted? —le preguntó Gabriel Fortín
—Soy el actual dueño del establecimiento, soy el marqués de Westhampton
Becky estuvo a punto de desmayarse al escuchar decir a Erling aquella presentación <<Oh Dios mío, lo sabe>>
Pudo ver como Josh se tensaba y Lucy ponía los ojos en blanco. El resto de los empleados se mantenían en silencio, creyendo que esto era una especie de obra de teatro creada por Erling para intimidar a su tío. <<Rebeca, recuerda que su nombre es "Marsias">> se dijo.
— ¿Así que mi sobrina le vendió la casa de juego a usted? —le preguntó Gabriel
— ¡Vaya! —exclamó Marsias en voz muy baja y rodeó a Becky por la cintura— ¿Así que usted es el tío de mi esposa? ¿Por qué nadie me había informado antes? Vinimos aquí a ver como marchaba la casa de juego. Espero que nos pueda visitar en nuestra residencia en Londres
Gabriel Fortín se echó a reír a carcajadas como un lunático. —Milord... usted se ha casado con una puta—y siguió riéndose
—Ignoraré el hecho que ha ofendido a mi mujer, puesto que es su tío—Le dijo Marsias mientras bajaba las escaleras y se acercaba al hombre, Josh se hizo a un lado—Espero que no lo vuelva a repetir o lo veré a veinte pasos al amanecer—el hombre no le dijo nada. Marsias lo sobrepasaba en altura-tenga en cuenta que ella ahora en la marquesa de Westhampton y todo el peso del poder que ostenta mi hermano el duque caerá sobre usted y no tendré misericordia alguna.