El cuaderno mágico de Lili

Capítulo 5

Fue escuchar la sirena que anunciaba la hora del receso, para que los compañeros de Liliane se apresuraran a guardar sus cuadernos y lapiceros en las mochilas. En menos de un minuto el salón lucía casi vacío y ella apenas estaba buscando la cartuchera.

Cuando se aseguró que todas sus pertenencias se encontraban a buen recaudo, emprendió la salida. Scarlett y sus odiosas amigas ya no estaban ahí, lo que le causó sorpresa. Era extraño, porque cuando no se cargaban con ella en las primeras horas de la mañana, lo trasladaban al receso. Quizás el plan de hoy era engañarla disimulando su desinterés y luego en los pasillos o las escaleras sorprenderla con una broma de mal gusto. Así que debía andar con los pies de plomo sino quería convertirse nuevamente en el hazme reír del instituto.

Para colmo de males, se fija que uno de los muchachos más agraciados del curso, Logan, busca desesperadamente algo en los bolsillos de su mochila negra. Liliane no puede evitar detenerse y observarlo detenidamente. Ahí esta él, con sus rizos rubios, sus ojos cafés y labios rechonchos. A pesar de que parezca molesto y se le hayan formado varias marcas de expresión, aún es adorable y tierno. Sabe que de todos los chicos con los que ha tratado durante los últimos tres años, él es el único que intentó hacerla sentir visible. Y aunque jamás se le haya acercado para declarársele o algo por el estilo (porque ¿quién va a querer salir con una chica llena de acné y con cara de ciruela pasa?) sospecha que en el fondo él siente algo. No es que Liliane esté ilusionada, enamorada o algo así, y por ello se imagine esas estupideces, es que simplemente sentía una atracción inexplicable por él. Se podría decir que cuando Liliane se fijaba en Logan, ésta lo veía como si fuera un jugoso pedazo de carne delante de una loba hambrienta. Deseaba arrojársele encima, arrancarle la camisa y devorarlo por partes. Beber su sangre hasta consumirla toda y machacar uno a uno sus huesos con los nudillos de los dedos...

— Tierra llamando a Liliane... —dice Logan moviendo la mano delante la mirada desorientada de la muchacha—. Liliane ¿te sientes bien?

Liliane recupera el sentido del tiempo y el espacio súbitamente y nota que la humanidad de Logan se encuentra a menos de treinta centímetros de la suya. Se asusta, agita e intenta escapar atolondradamente, pero Logan no tiene intenciones de desaprovechar semejante oportunidad. La agarra del brazo fuertemente antes que logre llegar a la puerta (que ha cerrado intencionalmente) y la arrincona contra el vértice de las paredes. Liliane se siente muy agitada y temblorosa, se ha golpeado la cabeza y quiere gritar, pero cuando toma consciencia de quien tiene cerca, se tranquiliza. Puede escuchar los latidos de su corazón, su respiración y hasta percibir el cálido y húmedo aliento que se desprende de su boca. Lleva puesto un perfume de fragancia cítrica y amaderada que la embriaga dulcemente y está a punto de desmayarse. Logan sonríe (se le forman unos sexys agujeritos en las mejillas) y se acerca más, peligrosamente. El corazón de Liliane late vertiginosamente y parece desprendérsele de su pecho, pero no intenta escabullirse. Sus narices están a punto de rozar. Sus labios.

Entonces se detiene.

¡Maldita sea!

— ¡Hola!

¿Eso es lo mejor que se le ocurrió decir?

— ¡Hola! —responde Liliane en automático—.

— Espero que no te incomode la situación...

— Nop...

Liliane se derrite. Si ahora mismo grabaran su cara, de seguro se vería estúpidamente enamorada. Un mar de mocos y babas.

— Por poco te me escapas...

— Lo siento...

Liliane no podía articular una frase que contuviera más de dos o tres palabras. Su consciencia divagaba libremente, volaba sobre pajaritos de papel y pintaba figuras de unicornios y caballos mágicos.

— Estás muy bella hoy sabes... ¿Alguien te lo ha dicho antes? Espero que no...

— No nadie... Gracias...

Logan se queda callado y luego la besa sin pedir permiso. ¿Debía pedir permiso? Por supuesto que no.

En principio sus labios no se mueven, permanecen apretados. Al parecer él quiere que ella lleve el ritmo del asunto, pero nunca había besado. ¿Cómo debía proceder?

Logan le marca el camino. Abre lentamente su boca y deja escapar algo de aliento, que sabe a caramelo de menta. Ella entiende el procedimiento y lo imita, aunque le cueste al principio.

La emoción es tal, que llega a un punto donde no puede controlar sus movimientos. Entonces clava sus uñas en los tonificados brazos de Logan y lo muerde por accidente, al mismo tiempo. Nota como retrocede de golpe y la suelta.

— Logan lo siento... lo siento. ¿Te hice daño?



#12421 en Thriller
#7001 en Misterio
#5068 en Suspenso

En el texto hay: juvenil, drama, suspenso

Editado: 04.12.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.