El cuaderno mágico de Lili

Capítulo 8

— ¡Qué patético señorita Herráez!

Liliane escuchó una voz aterradora en medio de la oscuridad de sus pensamientos y abrió automáticamente los ojos, como si ella no fuera portadora de su cuerpo. Notó que una suave brisa humedecía sus mejillas agarrotadas y que no sentía los brazos y piernas. Escuchó el rechinar de su respiración entrecortada y que unos pasos se le acercaban lentamente.

— ¡Qué patético! —repitió la voz—.

Esta vez alcanzó a mover la cabeza y la giró en dirección a donde provenía el sonido. Entonces divisó la figura de un tipo alto, robusto y revestido con una gabardina negra y sombrero oscuro. Del rostro apenas se le alcanzaba a distinguir los ojos (dos círculos amarillentos que parecían arrojar fuego) y los dientes blancos.

— ¿Quién eres? —preguntó casi sin poder formular la pregunta de forma coordinada—.

¿No se suponía que estaba muerta? ¿Es que acaso así se recibe a las víctimas en el purgatorio? ¿No debía estar en el paraíso, disfrutando de la felicidad, la salud y la vida eterna después de la crueldad y el suplicio terrenales? Al parecer no. Lo supo cuando se vio invadida por un temor que nacía en sus entrañas y que luego la obligó a mover los dedos de las manos. ¿Acaso había ido a parar al infierno, aquel lugar donde habita el fuego y el llanto eterno? ¿Era la realidad o simplemente una broma de muy mal gusto de algún ente superior que buscaba divertirse a su costa?

— La pregunta sería... ¿quién eres tú? —le contestó mientras se acuclillaba hacia ella. Entonces notó que sus ojos ya no eran un par de círculos amarillentos, sino dos aros de lava ardiente—.

— ¿Vas a abusar de mí? —replicó temerosa—.

— ¿No has entendido la pregunta verdad?

— ¡Por supuesto que sí! Solo estaba bromeando...

¿Bromeando? ¿A quien se le ocurre bromear en esas circunstancias? Se recriminó a sí misma. Quizás no sentía los brazos, las piernas o el dolor en sí, pero su sentido del humor estaba intacto.

— Si vas a hacerlo procura ser delicado —prosigue mientras esboza una sonrisa tibia—. Luego asegúrate de asesinarme...

En condiciones normales no se habría insinuado así a cualquier tipo que se le pusiera en frente. Sin embargo, debido a lo crítico de su estado de salud, no le importaba hacer el sacrificio. Prefería que la violaran antes que morir virgen. Suena asqueroso y desesperado, pero ahora no era la señorita con un cuerpo cálido y algo delicioso, más bien se veía como un frío y morado cadáver en proceso de descomposición.

— ¡Te equivocas si crees que he venido aquí para aprovecharme de ti o asesinarte! Además, las señoritas de tu edad no me interesan. Ya sabes... en ese aspecto.

De pronto, Liliane cayó en cuenta que los ojos del tipo se apaciguaron. Ya no se desprendían de ellos ráfagas fulminantes de fuego, al contrario, literalmente, su rostro se apagó.

— ¿Qué quieres de mí entonces?

— Vengo a ofrecerte algo... —replicó mientras sonreía elocuentemente. Liliane logró observar sus dientes blancos otra vez—. ¿Y qué tal si decido obsequiarte un artefacto mágico que puede alterar definitivamente el rumbo de tu vida? ¿Lo aceptarías?

— ¿Has dicho artefacto mágico? —Liliane sonríe con ironía—. Permíteme mofarme. Si no lo has advertido aún, ya no soy esa niña tonta que creía en cuentos de hadas y príncipes.

El rostro del tipo nuevamente se oscurece y Liliane advierte que su comentario no ha sido del todo apropiado. Un silencio fúnebre invade entonces el ambiente y durante varios segundos el tipo solo se limita a respirar y murmurar algo entre dientes. Luego la agarra de la muñeca con firmeza y ella siente que aprieta en la zona donde comúnmente se aprecia el pulso. El corazón automáticamente se ve obligado a acelerar sus latidos y la respiración por enésima vez cae.

— Sé que gran parte de ti anhela desesperadamente que termine de una vez con este sufrimiento. Sin embargo, me parece demasia-do pronto para que arrojes la toalla.

— Regañando te pareces a mi padre, ¿sabes?

Apenas terminó de pronunciar la última palabra y de pronto esta-ba retorciéndose contra el pavimento. Tal fue el subidón de energía producto de la descarga eléctrica que había recibido de quien sabe dónde (en realidad era de aquel misterioso tipo), que recuperó sus capacidades motrices en cuestión de segundos.



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En el texto hay: juvenil, drama, suspenso

Editado: 04.12.2019

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