Capítulo 16

Ha pasado una semana desde que Liliane aceptó como obsequio de “Él” aquel cuaderno mágico que resultó provechoso para sus intereses. Por ejemplo, su actividad en redes sociales creció exponencialmente: el número de seguidores en Facebook había superado los diez mil, al igual que en Twitter, y en Instagram ni se diga, los datos eran absolutamente escandalosos: había logrado superar la barrera de los veinte mil seguidores y obtenido más de ciento cincuenta mil “me gusta” en sus últimas siete publicaciones fotográficas. Su nombre era tendencia entre los comentarios de los estudiantes e incluso había recibido varios obsequios de admiradores secretos anónimos. Gracias a Ryan concedió varias entrevistas para la radio y la revista del instituto y hasta fue partícipe de una sesión fotográfica en la que estuvieron presentes, entre otras personas, Scarlett y ella, paradójicamente.

Scarlett se había convertido en un angelito después de aquel enfrentamiento en el patio, donde Liliane mostró sus pechos desnudos al público (como solía recordarle frecuentemente Ryan). Había escuchado algunos comentarios de que la muchacha se transformaba radicalmente en época de elecciones: pasaba de ser una bruja odiosa y maléfica, a una niña divertida, inocente, solidaria y caritativa que evitaba al máximo los conflictos con tal de mantener su reputación intacta. Por ello le extrañaba a Ryan que aquel día en el patio no se haya montado una trifulca. Scarlett era una mujer de armas tomar y de aquellas que detestaba eufóricamente que la contradijeran. Si se sentía ofendida o ultrajada por alguien sacaba las uñas y atacaba sin piedad. Liliane no debía ser adivina para poder presagiar las posibles consecuencias de intentar rebelársele. Ya le había sucedido con Logan, quien, por cierto, después de aquel incidente en las escaleras dejó de asistir al colegio. Sus amigos más cercanos aseguraban que se había cambiado de ciudad por motivos que desconocían, aunque luego haya descubierto la pura verdad utilizando sus poderes de seducción: Logan definitivamente estuvo enamorado de ella, cosa que a Scarlett le sentó como una patada en el culo. Entonces lo amenazó para obligarlo a enredarse con ella... El resto de la historia es un tra-go amargo que Liliane aún no logra quitar de su boca. Una semana después de haber recibido como obsequio aquel eficiente cuaderno mágico, aborrece de tal manera a Scarlett que no le han sobrado ga-nas de pedirle que la hiciera desaparecer permanentemente de la faz de la Tierra (aunque eso significara desperdiciar deseos en algo que no valía la pena).

Por el contrario, aprovechando el inesperado cambio de comportamiento de su archirrival, decidió enfocarse a satisfacerse a sí mis-ma. Pidió, por ejemplo, ganar la lotería, el premio mayor. Y lo ganó. Un millón y medio de dólares después de impuestos cayeron en su cuenta bancaria el último fin de semana, de los cuales, gastó alrede-dor de tres mil en ropa, zapatos y accesorios de lujo. Luego, invirtió en una nueva casa para su familia, un vehículo deportivo del año y la remodelación completa de su habitación. Así, entre unas chucherías y otras, el martes a la medianoche hubo de esconder debajo del colchón cerca de ochocientos dólares, a los cuales pretendía darles un uso moderado, para casos de emergencia. Fueron precisamente las fotos posando en el nuevo coche deportivo o entregándole las llaves de la nueva casa a su madre, las que recibieron un montón de reacciones en Instagram. Para el miércoles en la mañana, Liliane se había convertido en toda una celebridad, acercándose a paso acelerado y peligrosamente al trono de Scarlett, quien, sin embargo, parecía no inmutarse con las estadísticas o la nueva realidad.

— No debes confiarte Lili —le había advertido Ryan cuando se vieron en la mañana—. Para Scarlett esto es un juego emocionante.

— Pues a mí también me parece divertido, ¿sabes?

— Esto puede volverse personal y no me gusta... Tú no la conoces tanto como yo a ella.

— ¡Y tú no me conoces a mí como crees! Así que no exageres...

— Entonces supongo que aceptarás la propuesta para inscribirte como candidata a reina...

— No lo tengo tan claro en este momento, pero será cuestión de horas para que la presión popular surta efecto...

— Solo espero que aún siga en pie lo de la cita de esta noche.

— Deja de insistir con eso o te juro que me harás arrepentirme...

Ryan se había comportado como un verdadero caballero durante los últimos días, por eso Liliane esperaba, después de la confirmación del cambio de domicilio de Logan, que las cosas con él fueran más rápidas. Creyó que el tomaría la iniciativa y que a estas alturas de la relación amistosa ya debería proponerle el siguiente paso, sin embargo, siete días después de haberse conocido, apenas esta noche iban a poder compartir un momento más privado e íntimo.