El cuaderno mágico de Lili

Capítulo 25

Sea quien fuese el distraído al que se le ocurrió construir un auditorio con mayor capacidad que el número de estudiantes existentes en el instituto, ahora era un genio para Liliane. Gracias a él podía presumir de un récord histórico a nivel institucional: era la primera estudiante, no considerada una celebridad, que lograba que el auditorio estuviera a reventar con una simple presentación.

— ¡Es asombroso! —añadió Bianca emocionada, luego de echar un breve vistazo al interior del auditorio detrás del telón rojo—. Yo calculo que deben estar de unas ochocientas a novecientas personas aproximadamente. ¡Qué loco!

— ¿Novecientas? —exclama Liliane inquieta, emitiendo un incómodo sonido al tragar saliva—.

— ¡Qué va! No exageres tampoco... —interrumpe Ryan desconfiado—.

— ¿No me crees? —prosigue Bianca invitándolo a acercarse—. Ven...

Ryan levanta la manos dando a entender que no tenía que corroborarlo por sí mismo y se acerca a uno de los espejos laterales que están empotrados a la pared, para acomodarse la vestimenta. Bianca se aproxima a Liliane de un brinco y empieza a examinarla de pies a cabeza. La muchacha se ha acercado tanto, que Liliane puede percibir el olor a miel de abeja que desprende su cabello rizado.

Prestándole atención detenidamente, Bianca era una mujer menudita, de piel canela, grandes ojos castaños saltones y cabello oscuro rizado que apenas resbalaba por debajo de sus hombros. Presumía una sonrisa de dientes blanquecinos y perfectamente alineados, así como rechonchos labios rosados; algo que era considerado por Liliane típico de una chica “normal”. Si bien no destacaba por su atractivo físico o elegancia, sobresalía por su inteligencia, algo que la había llegado a colocar en la dirección de la revista del instituto hace un par de años atrás, en pleno esplendor mediático de la figura polémica de Scarlett.

Ryan le había comentado que Bianca era la única persona en ese bendito consejo directivo de la revista que se oponía a los comportamientos controvertidos de Scarlett y su conducta desmesurada, lo que le costó su cargo seis meses después. Tal era la influencia de la susodicha por ese entonces, que las decisiones importantes giraban en torno a sus caprichos y vanidades. Citando literalmente a Ryan: “sus deseos eran consideradas órdenes”.

— Te ves preciosa —dijo Bianca luego de acomodarle el cuello de la camisa y la corbata—.

— Gracias —respondió Liliane con una sonrisa cortés—.

A pesar de que la estaba tratando muy bien, a Liliane no le agradaba mucho Bianca. Había algo en su personalidad, algo en su manera de ser o de expresarse que hacía que la sintiese muy lejana y superficial. Algo así como una experta en el arte de fingir simpatía. Para colmo, era una de las amigas más entrañables que tenía Ryan, la persona en quien había depositado ciegamente toda su confianza. Por lo tanto, era ilógico pensar que llegaría a odiarla. Quizás se trataba de una cuestión de tiempo. Quizás solo debía conocerla mejor. Quizás, quizás, quizás...

— ¿Estás bien? —pregunta Bianca desconcertada, mirando a su pupila desorientada—.

— Sí… sí —responde Liliane concentrándose nuevamente—.

— ¿Preparada?

¿Lo estaba? Se preguntó a sí misma.

— Por supuesto —respondió por fin, mintiendo obviamente—.

— ¿Listo Ryan?

— A tus órdenes...

— Bien... —agrega Bianca deteniéndose a la mitad del telón—. Necesito que ambos me esperen exactamente aquí, ¿me copian?

— Claro y fuerte —bromea Ryan, evidentemente nervioso—.

— ¿Lili?

— Claro... —responde con un soplido seco—.

— Inspectora Melanie, alerta...

Melanie levanta ambos pulgares emocionada y se esconde en el rincón derecho del telón. Ella sería la encargada de abrirles paso al escenario. Liliane estaba tan nerviosa y desubicada, que olvidó por completo que su profesora favorita los acompañaba.

— Suerte —alcanzó a escuchar desde la distancia—.

Liliane sonríe inquieta y frota sus manos sudadas contra la falda. El corazón le palpita tan aceleradamente que, si no se le escapa haciéndole un hueco en el pecho, lo arrojará por la boca. Intenta contener la respiración y empieza a contar hasta diez. Uno, dos, tres...

Cuando va por el cinco, se ve sorprendida por un cálido abrazo de Ryan. Él la toma por la cintura con delicadeza y luego la acerca de un tirón a su cuerpo. Liliane no puede adivinar el próximo movimiento y lo único que hace es agarrarlo de la espalda. Sonríe, sintiéndose por fin segura entre sus brazos y sin apenas mirarlo o pronunciar alguna palabra de aliento lo besa. Lo besa tan apasionadamente que a Ryan le cuesta unos segundos seguirle el paso. Cuando por fin lo consigue, Liliane siente que dejan de apretarle la cintura para pasar a tocarle los pechos. Al hacerlo por primera vez se sobresalta y aparta su boca de la de él. Ambos lucen agitados, pero nadie parece incómodo.



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En el texto hay: juvenil, drama, suspenso

Editado: 04.12.2019

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