El Destino De Annie Williams [nd#1]

Capítulo 11

-¡Sí, es un amor!.- Exclamó, y así pasamos la tarde, hablando sobre el pequeño que se había adueñado del corazón de mi amigo.

Luego de que Tomas abandonara la habitación decidí dar una vuelta para despejarme, cargaba con demasiadas cosas encima y es sentía una presión, algo que me decía que debía hacer algo, pero no tenía ni idea de lo que era.

En el instituto nos habían dejado una semana de descanso para que nos preparáramos para los exámenes finales, lo cual agradecía, estaba segura de que iba a sacar buenas calificaciones así que no me preocuparía por eso. Esta semana será dedicada a saber qué rayos está pasando con este mundo.

Caminé por las calles del pueblo y me encontré con el parque en el que jugaba en mi infancia, era pequeño, pero muy acogedor, había juegos infantiles donde uno que otro niño jugaba acompañado de sus padres.

¿Hace cuánto no visito a mis padres?.- Me pregunto internamente y no puedo llegar a un número de días exactos. Me senté en una banca aclarando un poco mis pensamientos y perdí la noción del tiempo.

Ya se estaba haciendo de noche cuando decidí hacerles una visita a mis padres. Me levanté de la banca y caminé rumbo a mi antiguo hogar. Mientras caminaba el sol se fue ocultando dando paso a la oscuridad.

Fue casi a mitad de camino cuando vi un auto rojo y me di cuenta de que ya había pasado por esta calle.

Estás alucinando, tonta. - Me dije internamente calmándome.

Seguí caminando y al girar a la derecha me encontré con la misma calle.

¿Qué rayos?

Di la vuelta y ¿Adivinen qué? Era la misma calle.

-Maldición. - Mascullé.

Iba a seguir caminando para ver si encontraba alguna salida de aquel bucle, cuando escuché un sonido proveniente de un callejón a mi derecha, me giré en esa dirección y caminé hacia allá.

Convenientemente la lámpara que iluminaba el callejón se apagó dejando todo en penumbras. Seguí caminando guiándome por la pared del callejón hasta toparme con una luz cegadora, entrecerré los ojos tratando de acostumbrarme y cuando por fin me acostumbré los abrí completamente encontrándome con un espejo, sí, como lo leen, un espejo.

Lo miré confundida, y salté del susto al ver que el reflejo no seguía mis movimientos. Pero lo que me dejó en total shock fue ver como mi reflejo levantaba una ceja y hacía una mueca irritada.

- ¿Qué diablos? - Susurré.

- ¿Qué diablos? - Susurré

Narra Mike:

Esperé a que Ziel estuviera completamente dormido para salir en dirección a la casa de mis padres. Hace más de dos años que no los veía, evitaba a toda costa tener contacto con ellos, y Ziel quería hacerlo también pero lamentablemente al ser el destino era su deber reunirse con ellos e informarles si algo grave llegara a pasar.

Al llegar estacioné mi moto y entré sin más rodeos retirándome el casco. Al entrar me encontré directamente con mis padres los cuales, al parecer, llevaban una charla amena mientras tomaban lo que supuse, era café. Y solté lo que fui a decir sin rodeos.

-Acepto el cargo como destino. - Al decir esto miraron a mi dirección con los ojos muy abiertos, pero no sabía si era por verme después de dos años o por lo que dije.

- ¡¿Qué?!. - Dijeron los dos al unísono. Mi madre fue la primera en ponerse de pie, dejó su taza sobre la mesa y corrió hacia mí envolviéndome entre sus cálidos brazos.

Extrañaba esto. - Susurré en mi mente devolviéndole el abrazo.

- ¿Cómo has estado? ¿Has comido bien? Seguro que no, ¡Mira lo que flaco estás! - Hablaba mi madre sosteniendo mi cara entre sus manos.

- ¡Claro que no! - Dije separándome de su agarre. - Estoy fuerte. - Estiré los brazos enseñándole mis músculos.

-Me tienes que explicar porque no nos visitas desde hace dos años, jovencito. - Dijo señalándome acusatoriamente con el dedo.

-Katherine, dejemos eso para después. - Interrumpió mi padre, él me miraba confundido. - ¿Cómo es eso de que aceptas ser el destino?

-Como oyes, no quiero que Ziel siga cargando con mi responsabilidad. - Murmuré mirándolo directamente a los ojos.

- ¿Y a qué viene eso? ¿Se puede saber qué te hizo cambiar de opinión después de dos largos años? - Indagó encarnando una ceja.

-No, no se puede saber. - Dije sonriéndole de lado.

-No puedes tener el cargo. - Masculló furioso.

- ¿Por qué no? Yo no renuncié. - Me encogí de hombros. - Todos vimos en el ritual como el mundo me escogió a mí, pero te dejaste nublar el juicio e hiciste lo que creías conveniente para ti. - Dije furioso, lanzándole una mirada cargada de rencor, escuché como mi madre retuvo la respiración.

- ¿Qué acabas de decir? - Gruñó mi padre.

- ¡Sabes que es la verdad! - Exclamé. - ¡Dejaste que Ziel tomara el cargo aun cuando el mundo me escogió a mí! - Grité señalándome. - ¡Porque creías que el mundo lo iba a escoger a él, el hijo perfecto, el que hace todo lo que le pidas sin rechistar! ¿Pero sabes qué? ¡Me cansé! ¡Estoy harto de que nunca estés conforme con lo que hago, con las decisiones que tomo! ¡El mundo me escogió a mí-! - Mi voz se cortó y una lágrima se deslizó por mi mejilla, traté de calmar mi respiración. - Aunque no lo quieras, aunque te duela tanto aceptarlo, yo asumiré el cargo que se me fue otorgado, ya no usarás a Ziel para cumplir tus deseos. - Mascullé y me di la vuelta para irme.

-Hijo. - Dijo, pero lo interrumpí antes de que continuara hablando.

- ¿Ahora si soy tu hijo? - Lo miré con pesar. - ¿Acaso la última vez que nos vimos no dijiste que una falla como yo, un error, no sería jamás tu hijo? - Arqueé una ceja y mi madre lanzó un grito ahogado mirando a mi padre.



#17516 en Fantasía
#37171 en Novela romántica

En el texto hay: desconocidos, destinos, cuadernos

Editado: 23.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.