NARRA ELISABETH
Fue realmente relajante dormir con ese embriagador aroma, termine durmiendo en la habitación de al lado para estar cerca de mi mate, aún que no es muy seguro, su aroma me calmaba y reconfortaba, es magnífico tanto que tuve que detener a luz de que tomara el control y fuera donde el estaba, estuve realmente muy tentada a encerrarme.
Después de varias horas pude conciliar el sueño, fue el más tranquilo que pude tener en todos mis años de vida.
A la mañana siguiente la luz del sol inundó por completo toda la habitación, estaba a punto de levantarme pero un peso alrededor de mi me lo impedía, al intentar moverme nuevamente recibí unos gruñidos molestos enseguida de un —quédate quieta preciosa— fue bastante desconcertante al ver quien estaba al lado mío, juraría que coloque a varias ninfas en la entrada de la habitación en la que dormía y en la mía ¿Cómo diablos llegó Esteban aqui?, su peso me impedía levantarme y sentía miedo de que entre más me moviera este más me gruñiria y si se levantaba era muy probable que me.matara por ser tan inquieta, estaba jodia, ¿Qué se supone que haga?, ¿Cómo voy a salir?.
Recorrí lentamente con mi vista la habitación en busca de algo que me pudiera ayudar a salir y tras considerar seriamente en tirarlo de la cama y salir corriendo hacia la puerta con todas mis fuerzas mi vista reparó en la almohada y mi mente en que tenía el Link con las ninfas.
—¡NINFAS!
— si mi reina, ¿Qué sucede?
— el prisionero sigue en la habitación?
— lo revisare.
Fue muy poco el tiempo que pasó hasta que la puerta de la habitación donde estaba se abrió de golpe, Sun siquiera pensarlo dos veces rápidamente empuje a aquel hombre al suelo y corrí tras las dos ninfas guardianes que habían entrado a la habitación, por mi repentino movimiento brusco, el hombre callo al suelo quejándose.
—hey, ¿que demonios?«tenía los ojos cerrados sosteniendo su cabeza»
—¿Co..como llegaste aqui? «mi voz sonaba temblorosa, tanto luz como yo estábamos aterrorizadas»
—¿Qué....
Dejo de hablar un momento, enseguida abrió sus ojos y como dos hermosas esmeraldas sus ojos verdes me dedicaron una mirada de preocupación, cuando nuestros ojos se cruzaron fue en un sólo parpadeo que el ya se encontraba frente a mi con su mano en mi mejilla, estaba en shock y cuando pude reaccionar sólo di un paso atrás quedando encerrada contra la pared y el.
La ninfas sin pensarlo dos veces apuntaron sus armas a el pero este ni se inmutó, en cambio sólo con alzar su manos sin mucha fuerza las dos fueron a parar contra la pared contraria a donde estabamos, mantenía sus ojos sobre mi y su mano en mi mejilla, sentía que la sima donde estaba su mano ardía, mis piernas temblaban, su aura de poder era descomunalmente grande, tenía muchísimo miedo. Rápidamente cerré mis ojos y gire mi cara esperando lo peor.
—lo siento.
Su voz ronca y descompuesta me saco de mi miedo lo suficiente para mirarlo, parecía cansado, apoyo su cabeza en mi hombro tensandome completamente por la sensación que tenía de sus colmillos clavados en mi piel de aquella vez en el bosque. Su aliento fue contra mi cuello dándome una ligera descarga en rodó mi cuerpo.
— realmente lo lamento.
Paso sus brazos por mi cintura atrayendome más hacia el, quedando completamente apoyada en su pecho, sentía unas ligeras lágrimas caer por mi espalda y como si fuera algo normal mis brazos lo rodearon completando el abrazo y aceptando su calor, sentí poco respiraba mi aroma y se clamaba poco a poco.
—tu...
— realmente lo lamento, yo nunca quise lastimarte, jamás quise que nada de esto pasara.
Su abrazo se apretó un poco más haciendome soltar un pequeño gemido de dolor, a lo cual el reaccionó enseguida y me soltó alejándose de mi.
—yo... no... lo siento
Bajo su cabeza mirando al suelo como si su alma estuviera rompiéndose poco a poco, rápidamente y sin mi consentimiento luz se lanzó a sus brazos y con fue como si con un sólo abrazo su alma rápidamente recibiera sus pedazos y volviera a armarse.
—....esta bien.
Fue lo único que pude pronunciar antes de que llegarán más ninfas corriendo a la habitación haciendo que lo soltara rápidamente, recorre rodó sentido de cordura y me dirigí lentamente a la puerta, las ninfas armaron una especie de línea de defensa mientras yo salía de la habitación con la atenta mirada de esos ojos esmeralda tras de mi
Al estar ya afuera me sentía más tranquila, mande a colocar la mayor protección en la habitación tanto en las ventanas como puertas, no sabia como había escapado pero ya no volvería a suceder.
Me paré un momento en medio del pasillo cuando sentí su aroma sobre mi, estaba impregnado en mi pijama, sin pensarlo mucho di retroceso en mis pasos entrando rápidamente en mi habitación para darme un baño y cambiar mi ropa, muy eran las 4:20 de la mañana, si no me apresuraba no alcanzaría a llegar al combate y perdería por inasistencia.
Me bañe rápidamente y con la ayuda de algunas ninfas me coloque mi armadura, la pelea comenzaría en breve y debía de estar lista, gracias a que luz me había instruido en las últimas semanas y a que veía seguido el entrenamiento de mis padres tenía todas las bases necesarias para que un alfa pueda defenderse en combate.
Me dirigí al campo de práctica,cada paso se volvía más pesado y con todas las miradas encima mío, algunas de odio, otras de rencor y muy pocas de admiración y respeto a paso largo llegue a donde se llevaría cabo la lucha, en el ya estaba aquella chica de la vez pasada, me miraba odiosa se volteó a donde estaba el árbitro y en voz baja le dijo —no te preocupes, acabaré con esto rapido— volvió a mirarme y se colocó en posición al lo cual el árbitro empezó a hablar.
— ahora, por las leyes que riguen nuestra manada, declaró que la primera que sea obligada a arrodillarse perderá y según los acuerdos será desterrada mientras que la que siga en pie tomará el cargo de alfa y dirigirá la manada.