Capítulo 4.

La furia que Mia estaba sintiendo estaba saliendo de ella en forma de poder, de tal manera que el poder la estaba rodeando, como si fuera una armadura. El poder fue tomando forma de lobo, dejando a sus hermanos y esposo con la boca abierta. Nunca habían visto nada parecido, pues lo que Mia acababa de hacer era sacar la esencia y poder de su lobo para que formase una cubierta rojiza sobre ella, dejando ver su aura lobuna.

• ¿Eso que está haciendo es posible? – pregunta Shane con la boca abierta. Nunca se imaginó que su hermana pequeña tuviera tanto poder.
• Sí que lo es – todos se giran para ver quien había hablado. Se trataba de Lucifer, y este venía acompañado de Alice y Stephan -. Pero ninguno de nosotros hemos tenido tanto control y poder de nuestro lobo para conseguirlo. Parece que después de todo Mia ha conseguido un vínculo muy fuerte con su loba.

Eso hizo que Joseph se sintiese muy orgulloso de su mujer pues nunca dejaba de impresionarlo, pero también estaba muy preocupado. Por culpa de la barrera no podía ir a ayudar a su amada, la cual estaba peleando con una diosa muy poderosa. Fue entonces cuando el alfa pone la vista en Stephan, pues creía que este les podía ayudar para poder traspasar la barrera e ir a ayudar a Mia, pero el Trono no estaba tan seguro. No le quedaba a penas poder, pero se estaba recuperando gracias a que estaba cerca de la entrada al cielo.

• Necesito un poco de tiempo para poder intervenir – le dice Stephan cuando el rubio le pide que hiciera algo -. Creo que Mia se las podrá arreglar un poco más.

Caliane se quedó un poco impresionada al ver la transformación de Mia, pues la Diosa nunca había visto nada parecido. Mia también estaba asombrada por lo que acababa de hacer, pero se centra en la pelea. Debía salvar a sus hijos y lo haría a como diera lugar. Le importaba un pimiento el tener que enfrentarse a la Diosa de la creación, por sus hijos haría lo que fuera.

• Pienso romper todos los huesos de tu cuerpo – gruñe Mia más furiosa que en toda su vida -. Vas a pagar por haber separado a mi familia – poco a poco se pudo notar como en la mano de la cubierta roja de la loba se iba formando una espada roja, pues lo que Mia estaba haciendo era que su poder se transformase en un arma -. Así aprenderás que no debes meterte con la familia Hunter Castel. .

Ahora mismo Mia parecía una diosa guerrera, incluso Caliane tuvo que admitir que la loba tenía un poder considerable, con el cual se había puesto a su nivel o cabía la posibilidad de que Mia la hubiera superado. Pero Caliane no se iba a rendir. Ella también era madre e intentaba proteger a sus hijos o por lo menos eso creía ella. No podía perdonar lo que les había pasado a Asmodeo y Lucifer. No podía soportar saber que habían corrompido la pureza de sus hijos, no le cabía en la cabeza que ahora ellos dos fueran mitad lobos, pues para ella eso no era posible. Era impensable para ella, o eso pensaba su mente trastornada.

• Dudo que puedas tocarme, loba inmunda – gruñe la Diosa lista para pelear.

Esa fue la gota que colmó el vaso. En un parpadeo Mia se colocó junto a Caliane, y la loba fue tan rápida que ni la Diosa tuvo tiempo de reaccionar y mucho menos de esquivar el puñetazo que Mia le da.

La mandíbula de la Diosa crujió con el impacto y fue enviada lejos. Solo se detuvo cuando llegó a una de las paredes que formaban la barrera y al chocar con esta Caliane se quedó momentáneamente sin respiración. Esta alza la cabeza mientras llevaba una mano a su mandíbula, la cual estaba colocando de nuevo en su sitio. Ahora mismo a Caliane le dolía todo el cuerpo y eso había hecho que enfureciera. No podía creer lo fuerte y poderosa que era Mia, hasta tal punto que le había desencajado la mandíbula y dislocado el hombro por el golpe que se había dado.

• Bien, es hora de romper huesos – gruñe Mia con sus ojos rojos brillando más que nunca -. Veamos cuanto dolor puedes soportar, Diosa de pacotilla.

Caliane supo que nada bueno estaba por llegar, pues sumando la rapidez y fuerza de la loba, ella ahora mismo estaba en desventaja.

Mientras la pelea de Mia y Caliane pasaba, los gemelos seguían en el futuro y estos junto con Asmodeo estaban dentro de la cabeza de Phoebe.

Raffe y Phoebe estaban corriendo mientras se acercaban más al centro del barrio francés, pues en la mente de la loba había tomado como modelo donde ella había crecido y lo que ella conocía como su hogar, pero eso no importaba ya que se podían escuchar los gritos que As estaba dando. Eso tenía a Phoebe en vilo, pues no sabía qué demonios le estaba pasando a su amado. Raffe también estaba preocupado pues para él As era como alguien más de la familia. Había crecido con él y lo veía como un hermano. No soportaba saber que estaba sufriendo.

Al fin llegaron y se encontraron con la escena más macabra que se podían imaginar. Una Phoebe más mayor con el pelo rubio platino y con los ojos negros tenía su mano metida en el pecho de As y se podía apreciar que esta estaba sosteniendo algo y era el corazón de As. La Phoebe malvada estaba apretando cada vez más el corazón del caído para así poder acabar con él de una vez por todas. No lo quería cerca, no quería que ese maldito siguiera con vida, no lo iba a permitir. El odio que tenía la Phoebe del futuro no era solo por la maldad que le había traspasado Nadiel, no. Se trataba del incidente, el cual nunca le dijeron a Trono ni a Caliane.

Antes de que Phoebe se alejase de todos ella había querido recordar, pues aún sin saber quiénes eran esas personas desconocidas podía sentirse segura con ellas, pero todo cambió una noche. Ella estaba preparándose para una caza y con ella estaba su hermano. Raffe estaba interesado con la caza ya que nunca había oído hablar de ella hasta conocer a Nick y Adalind. Fue entonces cuando ocurrió. Asmodeo llegó, pero Raffe lo notaba un poco distinto y lo comprendió enseguida. As estaba borracho, tan así que no sabía lo que hacía.