Capítulo 9.
Las chicas seguían en la habitación de Phoebe. Izzy les había estado contando todo lo que había tenido que sufrir desde que ocurrió la caída. Las chicas estaban horrorizadas por todo lo que la ángel le estaba contando. No podían concebir todo lo que Isabelle había tenido que aguantar. No solo Miguel era celoso, era posesivo y agresivo. La vez que la golpeó fue porque Isabelle estaba entrenando a un grupo de ángeles y ella rectificó la posición de algunos. Miguel lo vio, y no hizo nada hasta que estuvieron los dos solos. Si no llega a aparecer Raphael, lo más seguro es que Isabelle hubiera muerto.
Todo eso lo iba recordando poco a poco, ya que sus recuerdos seguían siendo un lío.
- ¿Puedo pasar? – pregunta Asmodeo abriendo un poco la puerta y asomando la cabeza -. Oh, no sabía que estabas acompañada.
- No pasa nada – Isabelle se levanta con una sonrisa y coge a Katy -. Nosotras ya nos íbamos. ¿Lucifer está ocupado?
- ¿Vas a ir a hablar con él? – eso sorprende mucho al caído -. ¿Quieres que vaya contigo?
- Tú has venido a ver a Phoebe – Isabelle le pone una mano en el hombro y sonríe -. Habla con ella y no seas tonto.
As entra en la habitación y son las chicas las que se ocupan de cerrar la puerta, para que así tengan privacidad.
El caído se siente furioso de ver a Phoebe en la cama, cuando ella siempre ha sido una chica energética.
- ¿Cómo te encuentras? – pregunta él.
- No me puedo quejar – se encoje de hombros -. ¿Has avanzado algo con el problema?
- No es tan fácil – Asmodeo empieza a pasearse por la habitación -. Pero no descansaré hasta arreglar esto. Es mi culpa que ese desgraciado se acercase a ti.
- Tú no tuviste nada que ver – As le regala una sonrisa cariñosa -. Yo fui la tonta que dejó que se acercase a mí.
- En realidad te buscó para hacerme daño – se sienta a su lado e intenta coger la mano de la chica, pero Phoebe la aparta.
La chica estaba bien si no la tocaba. Estaba muy sensible por lo que había pasado y el tener a Asmodeo cerca no ayudaba. No se iba a engañar, seguía queriendo al caído, pero no le iba a poner las cosas tan fáciles.
As siente una corriente al estar cerca de Phoebe. No entendía por qué había sentido eso, entonces se concentra. Una sonrisa se planta en su cara.
- ¿Por qué sonríes? ¿Te gusta verme así?
- No, tonta – dice sacudiendo la cabeza con su sonrisa -. ¿Te ha contado tu hermano lo que hice para que despertases? – ella sacude la cabeza -. Te di parte de mi poder. Una muy grande.
- ¿Hiciste eso por mí?
- No sé por qué te asombras – vuelve a intentar coger su mano y esta vez Phoebe le deja -. Estabas muy mal, y Mefistófeles te tenía controlada. Tuve que darte gran parte de mi poder para que estuvieses bien, y así el control que tenía sobre ti se esfumase. Pero no creí que pudieras mantener el poder en tu interior.
- ¿Qué quieres decir? – susurra ella.
- Creí que el poder que te di lo ibas a expulsar poco a poco, pero sigue en ti – As le acaricia los nudillos con su pulgar -. Eso quiere decir que no eres del todo humana.
Un calor muy agradable fue subiendo desde la mano de la chica hasta todo su cuerpo y el malestar que sentía en la cabeza y el pie se marcharon. Se había esfumado.
- Ya puedes caminar – dice As levantándose -. Quiero que me acompañes al infierno. Tengo algo ahí que te ayudará a acceder a ese poder.
Phoebe no sabe que sentir en ese momento. Asmodeo la había curado. Le había entregado parte de su poder para que viviera y ahora había sanado sus heridas.
Sin pensarlo da un salto en la cama para levantarse y se abraza al caído con brazos y piernas. Le estaba muy agradecida por todo, y eso hacía que el enfado que sentía contra él se fuera disipando con todo lo que estaba haciendo por ella.
- Gracias – susurra ella.
- No tienes porqué darlas – susurra él acariciando el cabello de ella y disfrutando por primera vez en años de tenerla entre sus brazos -. ¿Vamos al infierno?
Ella asiente con una sonrisa y se separa de él.
- Sí, pero primero tengo que cambiarme.
Joseph y Raffe le habían contado el sueño de este último al rey del infierno y a la primera loba. Mia se había reunido con ellos después de eso, ya que Joseph le había pedido que viniera. Era importante que estuviesen todos.
- Lo único que puede significar es que es una visión – dice Alice -. Yo también vi esa guerra mientras hice que los sellos se quebrasen. Pero lo que vi no era nada parecido a lo que tú nos has contado.
- Dijiste que las cosas habían cambiado por la intervención de Asmodeo – dice Lucifer.
- ¿Qué? – preguntan los tres lobos.
Ellos no sabían nada de eso y les había llegado de sorpresa.
- Asmodeo no debía intervenir, pero si lo hacía habría consecuencias – explica Alice -. Eso sería que vuestra hija, Phoebe, naciese a la vez que Raffe. Pero nunca esperé que ambos fueran dos verdaderos alfas.
- Así que el que mi hermano interviniera hizo que Phoebe naciese junto a Raffe – dice Lucifer -. Y eso significa que Asmodeo es el beta de vuestra hija.
- Vale, de eso podemos hablar luego – dice Mia -. ¿Qué pasa con la visión de mi hijo? Esther hablaba de una guerra e incluso el bisabuelo de Joseph escribió de ella.
- No sé lo que pasará en esa guerra, pero sí te puedo decir contra quienes lucharemos – Alice mira a los alfas -. Todo esto lo hice para que Lucifer pudiera salir de su encierro, cuando eso pase se desatará una guerra contra el cielo. Raffe y Phoebe serán quienes lideren esa guerra.
- ¿Y no puedes ver lo que pasará? – pregunta Raffe.
- Ahora mismo no me encuentro en la posición de ver el futuro – susurra la primera loba mirando a su amado -. Como saben, ya no soy una alfa y no estoy unida completamente a Lucifer.
- Estoy preparando la ceremonia para que volvamos a estar unidos – aclara el primer caído -. Hasta que eso no pase, Alice no podrá saber lo que sucederá.