11. Decisiones del Corazón

Era un día como cualquier otro y como estaban faltando algunas hierbas medicinales, le pedí a mi tío que me dejara ir al Bosque Oscuro a recoger algunas de ellas. Él me lo permitió y tomando mi canasta, me adentré en el bosque. No demoré mucho, porque conocía el lugar y al poco tiempo regresé al templo.

Cuando estaba a solo unos pasos de entrar al jardín, vi a mi tío hablando con alguien. Al reconocer a la persona, todo mi cuerpo se paralizó y mi corazón empezó a latir con fuerza; era Yuanzhi. Fenghuang, al sentir mis emociones agitadas, despertó de su sueño y en un susurro ineludible para quienes me rodeaban, me preguntó:

– ¿Qué pasa? ¿Por qué tus emociones están tan agitadas?

– ¿Puedes ver a través de mis ojos lo mismo que yo? –dije, realmente desconcertada.

Fenghuang, a través de mis ojos, vio lo que yo veía y respondió:

– Ahora comprendo por qué tus emociones están alborotadas; es por él –respondió serenamente.

Un poco avergonzada por lo que pasaba, le respondí:

– Siento mucho que tengas que sentir estos sentimientos tan superficiales; te aseguro que tendré un mayor control de ellos a partir de ahora.

– No te sientas avergonzada de tus sentimientos hacia él conmigo, pues puedo comprenderlos. He aprendido a hacerlo a través de ti y sé sobre tu pasado con él. Es normal que te sientas ajetreada al verlo.

Escondida tras el tronco de un árbol enorme, esperé con mi canasta hasta que se fue. Luego de eso, me acerqué a mi tío y le entregué todas las hierbas que había recogido. Zhou me recibió con una sonrisa y me dijo:

– Bienvenida de nuevo. ¿Encontraste todas las hierbas que faltaban?

– Sí… –dije vagamente, sin dejar de mirar hacia el lugar donde se había ido Yuanzhi.

Zhou, al ver que mi respuesta era muy vaga, me miró preocupado y preguntó:

– ¿Está todo bien? ¿Por qué miras tanto hacia el bosque?

Sin responder a sus preguntas, fui directamente al grano:

– ¿Por qué Yuanzhi vino a ti?

– ¿Viste a Yuanzhi hablar conmigo?

– Sí. Detrás de aquel árbol de tronco grueso –dije, señalando mi escondite–. ¿Puedes decirme por qué vino? ¿Acaso le pasó algo a Daiyu? –dije, preocupada.

– No. Daiyu está bien. Su padre vino a mí para preguntarme si podía aceptarla como mi aprendiz.

Mis ojos se agrandaron como platos. Era una buena oportunidad de tener cerca a mi hija y compartir tiempo con ella, aquel que anteriormente no pude tener. Pero… ¿Sería una buena idea que, en el tiempo que estamos, ella pueda venir aquí?

– ¿Y qué le respondiste? –pregunté, una vez que puse en orden mis pensamientos.

– Que debía reflexionarlo, explicándole que hoy en día el Reino Inmortal es más vulnerable que el Reino Oscuro, sobre todo ahora que Gu Shen ha escapado de su prisión. Pero le dije eso porque quería consultarlo contigo. Realmente no sé si, estando suelto Gu Shen, sea conveniente que Daiyu venga aquí. ¿Qué opinas sobre esto?

Me quedé pensando por un momento. Tampoco estaba segura si era conveniente que ella viniera al Reino Inmortal. A pesar de mi deseo de querer verla, debía pensar en su seguridad. En ese momento, la voz susurrante y aterciopelada de Fenghuang vino a mí nuevamente y expresó:

– Dile al maestro que la acepte como su aprendiz.

– ¿Estás segura de eso?

– Sí. Daiyu está pasando por una etapa de su vida con muchos cambios. El cristal que posee en su interior ha empezado a actuar con ella, porque puede sentir mi presencia nuevamente en el Reino Inmortal. De aquí en más, no sé cómo puede actuar, temo que su poder se descontrole y provoque en ella daños irreversibles.

– ¿Qué beneficio tendrá al estar aquí? ¿Cómo puedes asegurar que estará bien y no se saldrá de control? El Reino Inmortal ya no tiene el mismo poder de antes y eso tú misma lo puedes sentir.

– Independientemente de eso, recuerda que hemos regresado. Si ella está aquí, bajo tu supervisión, será más fácil controlar esa parte de mí que ella posee en su interior y podrá refinar su poder sin problemas.

– De acuerdo. Le diré a Zhou todo lo que me has dicho para que acepte a Daiyu como su discípula.