El dolor de un inmortal.
Florece mi felicidad, devórate mi corazón, solo recuerda no olvidarme.
De las frases que no tienen sentido, salía un recuerdo triste que invadía mis sentimientos y una lágrima terca se resistió a quedarse en su lugar, siendo la causante de que varias la siguieran...
---- Te perdono.
Una sonrisa envolvió su rostro y la miró como solo lo sabe hacer alguien que ama a una mujer profundamente y siguió hablando.
---- No importa cuántas veces quieras matarme, te perdonaré.
Ella solo lo miraba y escuchando sus sinceras palabras, sacó el cuchillo que introdujo en las entrañas de él e invadida por una pena que no entendía se echó a llorar, como solo lo haría alguien verdaderamente arrepentida. Se abrazaron y besaron como si tan semejante a comerse pareciera. La noche era muy fría y la capilla al final de las gradas, en la cual estaban a medio subir, fue testigo de tal pecado y amor enfermizo. Luego ella le mordió el cuello y se alimentó de su sangre.
Él nació inmortal y desgraciadamente ella no. Maldita la hora que coincidieron caminos y cruzaron miradas, porque fue el principio de la vida miserable que perecería condenada.
Se conocieron una tarde de agosto que sorprendió con nevada, la atracción fue instantánea y no bajaron la mirada, las palabras fluían y el ambiente se hizo agradable. Él quiso darse una oportunidad de las muchas que tuvo y ella tan ingenua como lo permitía su falta de experiencia, solo quería tener a alguien a quien amar y sentirse amada. De todo eso no hay mucho que contar, pues él le dio todo y la dama lo amaba con tal pasión, que es ridículo describirlo tal cual fue, pues parecía tan irreal que alguien amase así.
Viajaban mucho y conocían de canto a canto todos los encantos de nuestro país. Pasaban los años y sin aviso como es de costumbre llegó la cigüeña para alegrar sus días, ella tenía ya tres meses en cinta y pararon de viajar para preparar todo a la llegada de la nueva vida que seguramente llegaría para abril.
Seguramente hubiera sido hermoso tener un hijo. Pero el destino es tan cruel, ya que justo después de nacer la vida abandonó ese frágil cuerpo neonato y ese abril fue el más amargo de todos los abriles. Podría decir que ella se recuperó y volvieron a intentarlo, pero estaría mintiendo, pasaba el tiempo y ella iba de caída, la perfecta pareja que antes era se fue como cuando las olas del mar llegan a tu castillo de arena. Seguida de una desgracia venia otra y es que ella empeoró drásticamente ya que agonizaba en una cama. También era agosto aquel que sorprendió con nevada, nuevamente lo hacía y se veía por la ventana.
---- Perdóname cariño mío, por no haberte dado el hijo que querías.
Ella se arrepintió en su agonía por no seguir a su lado y abandonarle en la vida. No quería morir y él lo sabía. Pensaba en alguna solución y al obtenerla dudaba en que, si eso sería lo correcto, la miraba sufriendo y no lo volvió a pensar, se levantó bruscamente y salió a traer esa posible solución. Se dirigió a la zona mas oscura de la ciudad hasta hallar a su objetivo.
---- Vengo a darte una oportunidad mediante un trato.
---- ¿Qué es lo que quiere un inmortal cazador de mi raza?
El vampiro estaba acorralado, pues fácilmente podría morir a manos de un inmortal, así que aceptó las exigencias que le imponía a cambio de su vida, tendría que convertir a su esposa en vampiro para darle inmortalidad. Ya que el esposo no podía compartir su don con nadie, porque no era como la criatura.
La mujer despertó y con más vitalidad que nunca, una lámpara alumbraba su habitación y las ventanas estaban aseguradas con maderas, se acercó a ellas y sin esfuerzo arrancó unas maderas, por entre ellas filtró los rayos del sol y un grito aterrador salió de su boca.
Estaba en un rincón, aterrada lejos de los rayos del sol, mirando con terror como las quemaduras sanaban rápidamente. Su esposo le contemplaba desde la puerta y al verse ella le pidió explicaciones. Se acercó a ella sin decirle palabra alguna, cogió una navaja y se cortó la muñeca, dejando fluir su sangre, su esposa no duró mucho para pegar sus colmillos a la herida y succione su sangre, sobraban las explicaciones, era fácil ya entender en lo que la mujer se había convertido, una vampiresa. Lloró tan amargamente que solo la abrazó, quería llorar con ella, pero se mordió lo labios y se tragó la amargura más el nudo en su garganta no pudo evitar.
---- ¿Qué me hiciste?
---- Perdóname mi amor, es que no podría soportar perderte y no tuve otra alternativa. Pero a partir de ahora siempre estaremos juntos.
El día se consumía y ellos no se separaban. La verdad no sabría decirles si ella le comprendió, sinceramente no podría saber si había algo que comprender. Sin embargo, el amor que se daban antaño dejaba de ser el mismo, de las brasas que quemaban el ambiente con su pasión, gradualmente comenzó a entibiarse y una indiferencia no grata comenzó a sentirse. El sufría demasiado por eso, pero la amaba tanto que con solo estar junto a ella era más que suficiente y más aun después del gran daño que le llegó a causar, viviría condenada por su culpa. No hay peor que hacer algo por amor y estar gravemente equivocado, cargar con ese dolor es demasiado incluso para un inmortal.