Brisa... Eras tú.
Sintiendo como la brisa fresca suaviza mi piel,
sentir como aquella brisa entra en mí,
llenándome de vida. Vida que quebrada está.
Hay veces en que el resto me asfixia,
esas situaciones que duelen...
Esta brisa me revive...
Brisa, Eres tú...
Te amo con toda el alma mía, mi corazón,
y mi sangre, mis venas,
mi respiración.
Hasta mis lágrimas son dulces si es por tí su caída.
Necesito de ti.
Te amo más que a nada en este mundo, tus ojos,
tu piel, tus manos, tu sonrisa,
tu voz, tu pelo, tu respiración,
añoro el compás de la exhalación de tu brisa.
Quiero volver a tocarte, a sentirte,
respirar de tus besos y de tu mirada,
alimentarme.
El recuerdo del exquisito efluvio que salía de su piel recorre
mi mente buscando este desasosiego para sanarlo,
sin resultado.
Quiero sentirte entre mis brazos, otra vez.
No en esa fría tierra que nos separa.
No tras este mármol que calló tu voz.
Condenada daga que apagó tu mirada y voló tu esencia.
Tu sangre escapó de mis venas empapando
la suave grava en tu funesta caída.
Tu respiración se esfumó de mi boca
al último de tus benditos suspiros.
Eres sólo carne, ya. ¿Estás aquí?
¿Cómo hacer que te quedes aquí conmigo?
¿Cómo eliminar el dolor en mi alma por tu partida?
¿Cómo asfixiar ese último suspiro?
¿Cómo olvidar tu ausente rostro de vida?
Tus labios purpúreos...
Tu piel tal cera fría como una vela...
Tus ojos níveos... lejanos ... de mí.
¿Por qué no fui yo la que se marchó?
Maldita esa vida que eliminó la nuestra.
Y ahora me quedó aquí tal estatua de sal...
La sal de mis lágrimas... y esperar a que vengas a buscarme del más allá.
El dolor se me escapa por estos ojos escarlatas de tanto llorar
y arde tal lejía en ella, mi garganta, de tanto llamarte y tu nombre gritar.
Sé que ésta sobriedad de tu amor embriagante y
de tus caricias adictivas, será la muerte en vida.
Porque no hay más brisa que me reviva.
Brisa... Eras tú.