-¡No! ¡Yo no lo permitiré! - escucho gritar a su madre.
-¡No puedes hacer nada! - grito Óscar.
-¡Sí, si lo haré! - volvió gritar mamá.
Por lo que bajo, preguntando:
-¿Qué pasa aquí?
-Nada, mamá se enteró de mi boda con Ingrid - respondió Óscar tranquilo y sonriendo, seguro.
-¡No habrá ninguna boda! ¡No con ella! - dijo histérica alejándose de Óscar.
Sorprendiéndola al grado que abrió los ojos a más no poder.
-Mejor cálmate y deja de hacer berrinches - dijo Óscar, enseñando muy poca importancia por su arranque.
-No, no, tú no puedes estar con ella.
-No busque ni basquearé tu permiso.
Algo más calmada y manos en las caderas le dijo:
-Es tu hermana.
-¿Qué?
Mientras Óscar pregunto, ella se quedó como él, sin color e incapaz de moverse.
-Lo que escuchaste, que Ingrid es tu hermana.
-Eso no puede ser - dijo, por fin logrando hablar.
-¡O si puede! ¿O por qué crees que de repente las separe? Pregúntale a tu papá si no es cierto que él y Eva eran amantes. Mientras te llevaba a jugar... - continuo con el movimiento de la mano.
-Estás mintiendo, lo estás diciendo solo para salirte con la tuya - dijo, estremecido Óscar.
-Averígualo y te darás cuenta de quien miente - contesto firme.
Óscar salió corriendo de la casa y mamá tranquila se fue por las escaleras. Dejándola ahí estupefacta+, procesando la nueva información que la hizo sentarse, sintiéndose débil para seguir de pie.
-No lo puedo creer - dice contra el pecho de Baldo, impactada todavía por la noticia.
-Tu padre no se parece a uno de esos, yo no lo creo - le dice él.
-Lo dijo mi mamá y se vio muy segura.
-¿Y no se ve tu mamá segura en todo que le va a la mano?
-Manchar su matrimonio, inventando la infidelidad - expuso lo obvio.
-Los quiere alejar, para mí no es cierto - dijo seguro Baldo, abrazándola.
Impaciente, Óscar se levanta y comienza a caminar nervioso.
-¿Puede tranquilizarte? - lo pregunta, permaneciendo sentada a lado que abandonó.
-No puedo esperar más, la incertidumbre me mata. ¿Tú sabes que significa esto? - se explica, preguntando.
-Sí, lo sé. Lo estoy viviendo. No de la misma manera que tú, pero lo estoy viviendo - le expresa sus sentimientos.
La puerta de la casa se abre y se sentó. Papá entra con indiferencia hasta sonríe al verlos sentados.
-Hola - los saluda. - ¿Paso algo? - los pregunta al ver sus expresiones, borrando su sonrisa.
-Eso es lo que tú nos vas a contar a nosotros - dijo Óscar. - ¿Es cierto que engañaste a mamá con Eva?
Después del prolongado silencio en el que la mirada de papá bailaba del uno al otro, se fue corriendo por las escaleras en dos.
-¿Dónde vas? - pregunto Óscar.
Junto a Óscar lo sigue al piso de arriba.
-¡¿Cómo pudiste hacer esto?! - lo escuchan gritar a mamá. - ¡¿En qué pensaste cuando les contaste eso?!
-¿Y qué querías que permanezca callada por siempre y permita que mi hijo se casa con la hija de esa? - pregunta, tranquila mamá.
-¡Esa cosa está en el pasado y ahí debió quedarse!
-¡Ay, no! ¡A mí no me eches la culpa de tus malas decisiones! Yo hice lo que tuve que hacer y lo vuelvo hacer si eso va a impedir que mi hijo se case con una ...
-¡No te atrevas! - la interrumpió papá, gritando.
-¿Y qué la verdad duele? - lo pregunta con una sonrisa triunfante.
-Solo por qué tú estás herida y tu orgullo no te permite mirar más lejos del cristal, no significa que mis hijos van a sufrir un matrimonio sin amor. Porque no creas que no sé lo que estás tratando de hacer.
-¡Decir la verdad!
-¿Y qué es la verdad, según tú?
-Que muy bien sabes que Ingrid es tu hija.
-Tú está loca - le contesto.
-¿Entonces no es cierto? - pregunta en la pequeña voz.
Papá voltea a mirarlos.
-Por supuesto que no. ¿Qué piensas que soy?
-Un mentiroso infiel - responde mamá en su lugar.
-Tú cállate que suficiente mal has hecho - le dije papá, volteándola a mirar con una mirada que mata y la voz que lo dejo frío.
-Es verdad - afirma, levantando la barbilla.
-Vamos abajo y les explico - los pide.
Sin esperas sus respuestas se va de la habitación. Viendo que Óscar lo sigue, ella hace lo mismo.
Deteniéndose en la mitad de las escaleras, dice, sin voltear sé:
-No, mejor, nos vamos afuera que aquí no se puede hablar - dejando evidente su enojo hacia mamá.
-Habla ahora - lo apura Óscar cuando se sentaron en el sofá de la oficina.
-Está bien - dijo papá con la mirada abajo. - Aclaramos algo al principio, Ingrid no es mi hija - dijo, mirándolos a los dos en los ojos.
-Pero, mamá... - comenzó decir.
-Olvídate de tu madre - la interrumpió papá. - Es cierto, Eva y yo tuvimos un romance, el que comenzó cuando ustedes tres ya nacieron.
-¿Cómo pretendes que te creamos después de que has estado mintiendo tanto tiempo? - lo pregunto Óscar.
-Porque nunca lo hice. Ya pasaron los años desde que el padre de Ingrid se fue. Ustedes dos se volvieron inseparables y la amistad que había entre nosotros se nos fue de las manos - dijo, mirándola. - Con tu madre apenas había contacto con todas sus beneficencias y ese deseo de ser importante - dijo ahora mirando a Óscar.
Escuchaba una historia que no quería escuchar y que, sin embargo, es necesaria.
-Cuando lo descubrió descargo su ira contra ustedes y se volvió más ambiciosa - dijo mirándola y después a él. - Y eso es toda la historia - termina diciendo.
Sintiéndose todavía inquietos, se miraron el uno al otro y con sus miradas comprobaron que los dos no saben qué opinar.