El gato del Ceo

Cap. 12 Ante el juez

Los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato no.

 (Ernest Hemingway)

 

Su abogado le decía que todo iba a estar bien, pero su corazón repiqueteaba de los nervios, nada le había salido bien en meses y ahora podía perder al gato…

Abigail fue como su testigo y Roger, cuando vio a Kelly en la audiencia con ropa cerrada, gafas oscuras y el cabello en colita, se dio cuenta de que iba solo a dar pena, su abogado y el padre la acompañaba.

El juez entró y silencio absoluto y cuando comenzó a analizar el caso:

—El caso del Gato del Ceo.

Ahora Míster Fritz era un caso, le dio tristeza aquello.

—Señorita Roberts

—Señora… Me casé con el señor Burns

—Entonces señora Burns, usted reclama la custodia de un gato, ¿es eso cierto?

—Sí, señoría.

—El señor Rosenberg, actual poseedor del gato, le niega devolvérselo.

—Exacto, señoría.

El hombre veía la información y comentó:

—El señor Rosenberg aduce que usted le obsequió al gato y que es de él.

—Así es su señoría—dijo con firmeza Brian.

El juez veía las pruebas aportadas por la demandante y vio el video del maltrato:

—¿Usted se quiso deshacer del gato, señor Rosenberg?

—En un principio… Tenía problemas personales, causados por la señora aquí presentes, no estaba en mis cinco sentidos.

—Tiene una causa por maltrato animal, pagó una multa… Ahora tiene al gato, ¿lo tiene aquí?

Claro, como no, lo había llevado en el gato móvil y Roger accionó el mecanismo y el gato entró cuál estrella de cine en la corte, la gente le tomaba fotos y se conmovían por verlo tan mono dentro de su transportador.

—¿Puede sacarlo de la nave, señor Rosenberg?

—Sí su señoría…

Lo sacó y lo llevó ante el juez. El juez lo miró detenidamente y pidió que un veterinario lo revise, aunque el abogado de Brian había mostrado los reportes de las últimas visitas del gato al veterinario.

—Tiene buen peso, el pelaje está brillante, no hay signos de maltrato, ni de agresividad en el animal.

“¿De qué animal hablas, men? Yo soy un dios, no un animal”

El abogado de Rosenberg presentó pruebas de la vida del gato dentro de la casa:

—Como verá su señoría, el gato tiene una buena vida, después de ese exabrupto que mi cliente causó lo ha tratado de forma decente, dándole el cariño y la tranquilidad que toda mascota debe tener.

 

Kelly sollozó en esos momentos y el abogado entonces intervino:

—Mi clienta recibió el gato de un gran amigo, se lo dio al que en ese momento era su novio por pena…

 

Brian sonrió… Ella le daba pena, hacer un show por causa del dinero que representaba Míster Fritz.

—Iba a separarse del señor Rosenberg y le dio al gato como consuelo, cuando mi clienta se enteró del maltrato, inmediatamente volvió al país.

El juez entonces revisó unas pruebas y le dijo al joven:

—Usted es un Ceo, ¿verdad?

—Así es su señoría.

—Hay un importante negocio en el que este gato está inmiscuido.

“Valgo millones, men viejo”

—Sí—dijo Brian.

—¿Usted desea conservar al gato por ganar ese contrato?

Brian miró a Míster Fritz recostado en el atril del juez, cabeceándose de sueño y le respondió:

—En un principio fue por ese motivo, luego, Míster Fritz se ganó mi corazón.

Ahora la que reía era Kelly.

 

Brian prosiguió y le contó:

—Cuando llego está en la puerta, recibiéndome, me acompaña a comer, salimos a caminar, duerme conmigo… Es un gran amigo, además mi novia es veterinaria y embellecedora de animales y ella vela porque todo en mi mascota esté bien.

Abigail vio que Kelly la miraba con molestia y el juez miraba las pruebas que Brian le había proporcionado, el abogado de Kelly le dio así mismo unas pruebas del video donde el viejo Abel Simons le obsequiaba al gato.

El juez analizó el caso y entonces dio el veredicto:

—Señora Burns, usted recibió al gato, por la confianza del difunto señor Simons; sin embargo, usted obsequió al gato cediendo de esa forma los derechos al señor Rosenberg, el cual, si bien maltrato al gato en una primera instancia, ahora da muestras de verdadero interés por el animal.

“¿Cuál animal, men? ¿Hablas del men de mi dueño?”

Kelly se mordió el labio y viraba su pie señal de que estaba nerviosa y Brian, estoico, estaba de pie escuchando el veredicto.




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