El hijo de Dios Vol. Iii

Interés

  --Tu voz es muy bella, pero si lo que dices es verdad, es mejor que siga interpretando tus mensajes en mi mente. --Dijo con una mirada seria.

Wityer asintió y, de un salto volvió a su fiel morada (el hombro del joven).

Entre la interminable oscuridad, un grupo de tres apareció, con sus armas desenvainadas y, con expresiones de agitamiento.

 --¡Mi señor! ¡¿Se encuentra bien?! --Meriel fue la primera en hablar, mostrándose aliviada al notar el cuerpo de su señor y salvador-- Escuchamos una poderosa explosión --Observó a ambos lados, tratando de encontrar si había alguien externo a su grupo--. Xinia sintió la presencia de alguien maligno en las cercanías. --Recuperó el aliento y se acercó aún más.

 --Me encuentro bien. --Sonrió, sintiendo un poco de calidez al notar la mirada preocupada de su seguidora.

 --Joven amigo ¿Qué sucedió? --El alto hombre no guardó su hacha, la mantuvo descansando en ambas manos.

 --Para ser sincero --Respiró, mirando por un breve instante donde había estado el cuerpo del siervo de los dioses negros--, no tengo la menor idea. Algo me atacó, yo respondí a su hostilidad y luego explotó. Fue una batalla fugaz.

 --Gus --Xinia se acercó, mirando de cerca al joven--, su herida se ha abierto. --Señaló con sus ojos las improvisadas vendas cubiertas de motas de sangre.

Gustavo encontró aquello extraño, ya que no recordaba haber sido herido o tocado por la criatura o su sangre.

 --Gracias. --Apretó la tira que por la interrupción de su enemigo no había apretado con eficacia y, sin dudar, sacó de vuelta su túnica de la bolsa de cuero y se vistió con ella.

Ktegan se extraño levemente al notar las innumerables telas en su brazo derecho, notando inconcebible que no se hubiera tratado ya con una poción, pues era la primera vez que lo observaba sin túnica.

 --¿Está herido? --Preguntó al no aguantar su curiosidad.

 --Sí --Respondió con un tono calmo--. Pero no es una herida como tal --Le dirigió una mirada tranquila--. Hay momentos para explicaciones, pero este, no es uno de ellos. No debes preocuparte, te aseguro que está herida no me impedirá cumplir con tu petición.

 --No fue mi deseo interferir en tus cosas personales. --Dijo después de un breve momento de silencio.


∆∆∆
Ciudad de Atguila.

 --¡Maldita sea! --Arrojó la copa de metal a la pared más cercana, la cual provocó un sonido agudo al caer. Había recibido segundos antes un informe y, por la información contenida en el mismo, su enojo se había acrecentado.

 --Su excelencia. --La sirvienta se acercó, tratando de calmar la cólera de su amo.

 --¡No... te acerques! --Le observó con ira, una ira mal dirigida y, aunque lo sabía, no podía evitar expulsarla en contra de la dama.

La puerta fue golpeada dos veces y, como si fuera un llamado a la compostura, Herz volvió a su habitual yo. Acomodó sus finas ropas, su cabello y limpió su cara con ambas manos.

 --Su excelencia, nuestros invitados han llegado. --Geryon se asomó al abrir la puerta, hablando en un tono bajo.

 --Déjalos pasar. --Ordenó.

El alto hombre asintió, abrió la puerta, dejando pasar a dos siluetas, quienes vestían unas hermosas túnicas cerradas, capucha y zapatos negros. Justo cuando las dos personas entraron, la puerta se cerró de forma silenciosa.

 --Tomen asiento. --Señaló con su mano una mesa circular de madera, colocada justo en el centro de la pequeña habitación.

Los individuos asintieron, caminaron hacia la mesa y, con un movimiento sincronizado, se sentaron.

 --Su excelencia. --Dijeron al unísono.

 --El lugar ha sido insonorizado, protegido con una barrera antiobservación, así que pueden descubrirse. --Su tono fue tranquilo, pero estaba cargado con una fuerte presencia.

 --No deseamos contradecirlo, Su excelencia, pero... ella no debería estar presente.

 --Su familia me ha jurado lealtad, al igual que ella y, estoy seguro que si alguien va a filtrar la información discutida en esta reunión, no será Zaeye.  

La sirvienta del príncipe sonrió, no había mejor halago que el de un amo. Levantó el mentón, sintiéndose orgullosa y digna de las palabras del joven príncipe.

 --No protestaré su decisión.

 --Tampoco yo.

 --Adelante, los espero. --Se acercó a una de las sillas y tomó asiento.

El primero en quitar la capucha de su rostro fue el hombre a la derecha de Herz. Su rostro mostraba una edad avanzada, poseía ojos codiciosos y calculadores, ojeras severas y labios pálidos. Su cabello marrón encanecido, largo, con dos mechones resbalando por sus mejillas, unos que tuvo que acomodar detrás de su oreja, mentón prominente y pómulos bien marcados.

 --Su excelencia. --Bajó levemente el rostro.

De forma casi inmediata, la persona a su lado ejecutó la misma acción. Era un hombre de tez oscura, mirada taciturna, pero sonrisa oscura. Su cabello ondulado y corto, con cejas delineadas y, ojos oscurecidos por el maquillaje.

 --Su excelencia. --Igualmente bajó el rostro, aunque su acto fue un poco más respetuoso.

 --Tráe bebidas. --Ordenó, pero sin quitar su mirada de los hombres.

Zaeye asintió y, como una hábil sirvienta se dirigió a la mesa de la esquina, donde se encontraba la bandeja con todos los utensilios necesarios para preparar bebidas.

 --Pido su permiso para hablar. --Dijo el hombre de cabello marrón.

 --Por favor.

 --Seré franco con usted, Su excelencia, tan franco que me arriesgo a incurrir en su ira, pero prefiero serlo, a ocultar mis pensamientos y, rodear los temas importantes de manera superficial. Ya que estoy seguro que sería una falta aún mayor para usted, porque estaría insultando su inteligencia, así que, Su excelencia, déjeme ser honesto.

 --No esperaría menos.

 --Gracias, Su excelencia --Asintió, tragó un poco de saliva y aclaró su garganta--. Fue una total sorpresa enterarme que fui solicitado por usted, Su excelencia, no solo porque mi poder y estatus en el reino es menor a otros nobles y aliados de usted, sino también porque mis negocios están pasando por tiempos difíciles. Mi lealtad hacia usted, Su excelencia, es absoluta y, espero que usted lo sepa --Herz asintió con tranquiladad--, pero ahora mismo, me es difícil saber ¿En qué soy requerido?



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En el texto hay: lealtad, romance., guerra.

Editado: 12.07.2023

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