D I A N A
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Perséfone se calmó horas después de que apareció en mi habitación con la cara empapada en lágrimas y todo su maquillaje corrido. Conseguimos que se cambiará de ropa por algo más sencillo y por exigencia de su hijo logramos que se quedara dormida en la cama que era de Aileen. Nos fuimos para dejarla descansar en paz, jamás había visto a la reina del inframundo derramar una sola lágrima por lo que verla tan abatida me causó tristeza gran parte es por culpa de las hormonas que me ponen muy sensible.
Las ganas de vomitar hicieron que me alejara corriendo de Apolión encerrándome en el baño a devolver la cena arrodillada frente al inodoro. Apretando el botón de la cadena dejé que el agua se llevará todo ese contenido asido que acababa de expulsar de mi sistema y bajando la tapa me senté. Apoyando los codos en mis rodillas dejé caer mi cabeza entre mis manos ocultando mi frustración detrás de un manto negro de pelo. Tras la puerta de madera se escucharon unos golpecitos suaves y una voz que me pedía permiso para entrar.
– dame un minuto – hable parándome para caminar al lavado y cepillar mis dientes. Hice arcadas al sentir el gusto de la pasta de menta fresca, todo lo que tenga gusto a menta me hace tener ganar de vomitar. Rápido cepillo mis dientes entre arcadas, al momento de hacer buches con el agua la puerta del baño se abre.
– ¿te encuentras mejor? – me pregunto el reflejó de Apolión estando apagado sin ánimos.
– sí, los vómitos son un síntoma normal durante el primer trimestre o durante todo el embarazo – comentó girando ciento ochenta grados en mi lugar para dejar de ver el reflejó de mi príncipe del inframundo y ver su rostro azotado por la tristeza. – todas esas visiones sobre Hades y Perséfone se cumplieron ¿verdad? – di un paso hacia él deteniendo un segundo pasó al ver su apenas leve asentimiento de cabeza. Elevando mis brazos me tire hacia él envolviéndolo en un abrazo que demandaba mucha contención.
Nos mantuvimos abrazados un par de minutos hasta que los grito fuera del baño nos hizo separarnos para ir a ver qué pasa fuera. Salimos juntos del baño y vimos que en el segundo baño Helen estaba en la puerta arrojándole todo lo que encontraba a Hypnos. Con una mano sostenía la toalla que envolvía su cuerpo y con la otra buscaba que más arrojarle al dios que estaba tirado en el suelo.
– aléjate de mí no quiero verte ni en pintura – grito Helen cerrando de un portazo la puerta del baño. Estaba realmente sorprendida de la reacción de la platinada pues antes de irme ella estaba celosa del dios ¿qué paso para que eso cambiara?
– Helen vamos tu sabes que esa foto fue trucada mi hermano es igual a mí él fue que beso a Ziara no yo – veía como Hypnos golpeaba la puerta del baño con mucha fuerza.
– déjemelos solos tienen cosas que arreglar – susurro en mi oído Apolión con una mano en mi cintura hizo que comenzara a caminar alejándome de los gritos del dios. No queríamos molestar a su madre por lo que fuimos a la sala de estudio donde esperábamos que no estuviera nadie.
Contemplando la idea de poder sentarme y estar unos minutos con Apolión a solas hablando como ayer en la noche lo hicimos. Entramos a la habitación encendiendo la luz encontrándonos con Alysa y Artemis en plena sesión de besos algo subidos de tono.
– mierda – hable mirando con los ojos muy grandes a la pareja que estaba a medio vestir en uno de los sillones. Cuando racionó le cubro los ojos a Apolión para que no vea a Alysa sin blusa mientras ella intentaba cubrirse detrás de su novio. – Alysa tienes la habitación para ti sola no puedes venir aquí a comerte a besos con Artemis al menos coloca una media en la puerta – la descendiente de Afrodita roja de la vergüenza se colocó a su blusa y salió de la habitación arrastrando a su novio.
– tenemos que conseguir un apartamento no puedo dejar que la inocencia de nuestro hijo se pierda por ver escenas como esta – sacando mi mano de sus ojos lo mire con una ceja alzada, jamás había pensado en mudarme de la fraternidad por mi embarazo.
– tengo mi apartamento que es lo suficientemente grande para los tres solo debemos arreglarlo para el bebé – colocando mis manos en mi vientre lo acaricio, aun no puedo sentir nada, pero el saber que algo está creciendo dentro de mí y que me amara tanto como yo a él me llena de felicidad.
– podemos arreglarlo desde ahora, dejare la fraternidad a cargo de alguien competente dominar a todos estos angelitos no es nada fácil – rió para luego abrazarme por la espalda apoyando sus manos sobre las mías. Ese último suspiro de tranquilidad estaba dejando las expectativas altas de que todo mejoraría, pero no podía olvidar que Hades está desaparecido y Perséfone sufre por una vez más haber sido alejada de su amado.
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Editado: 17.04.2021