El hijo de Kakattsu. De Yuzabit al Templo Sagrado

Soy "Green"

— ¿Quién te dijo eso? — le preguntó el hombre vendado, mientras hizo ademán de tomarle la mano, el hombre verde se la quitó rápidamente, levantándose.

— ¿Qué otra cosa sino sería? Mírame, además puedo hacer esto — hizo aparecer ropa sobre el mismo, quería que el hombre huyera y lo dejará solo.

— El exterior puede ser horrible, pero no así el interior — no le dio importancia a sus poderes mágicos, lo miró con tristeza, y se sacó la venda que le cubría la cara, el hijo de Kakattsu vio unas quemaduras profundas, que convertían a su propietario en un verdadero "monstruo" ni siquiera tenía nariz ni orejas, solo unos orificios, el hombre verde se sorprendió tanto que casi cayó sentado al retroceder asustado de esa visión — se cómo me veo, pensé que al menos tú me entenderías — se cubrió para que el otro ya no lo mirará con esa cara mezcla sorpresa y asco — eso ya no importa, cuando te sientas bien puedes irte y morir como un perro en el desierto — se fue a buscar algo para comer.

El hombre verde quedó meditando, es verdad que todavía le dolía la actitud de quienes creyó eran sus amigos, pero al menos su alma estaba más tranquila ahora, que alguien le ayudará le hizo sentir mejor. Esa noche todavía continuaba en el mismo lugar que lo dejó el dueño del lugar, que llegó con un conejo para cocinar.

— ¿Qué te pasa "Green"? — sonrió atrás de sus vendajes al ver que no se fue.

— Solo quiero morir bajo techo.

— No digas eso ¿No tienes hambre?

— No como, solo tomo agua, por eso también creo que soy un demonio.

— De eso nada, solo eres diferente y eso no es malo solo es.... diferente, traje de la montaña, está muy fresca — le pasó una cantimplora.

Desde ese día ambos se hicieron inseparables, el ermitaño era un buen cazador, y las pieles las trabajaba y las vendía en la ciudad cercana, al principio iba solo, con el tiempo, con un gorro en su cabeza, y un abrigo, Green, como le decía al hijo de Kakattsu, iba con él.

Unos años después, cuando fueron al pueblo, vio un hombre joven que miraba al ermitaño de forma extraña, hasta que se le acercó.

— Disculpe usted es...

— No.... no soy... déjame en paz — el vendado se fue lo más rápido que pudo.

— ¿De verdad lo conoces? — preguntó Green curioso, estaba seguro que Paolo sí.

— Es mi padre... — dijo mirando triste al suelo.

— Pero....

— Sé que es él — el joven parecía muy abatido, lo miró a los ojos — ¿Lo conoce hace mucho?

— Unos años.

— Está mejor de sus heridas.

— Sí — nervioso preguntó — ¿Puedes decirme que le pasó, nunca ha querido comentarme nada?

— Era químico, trabajaba para el gobierno de nuestro país, con mamá se llevaban bien, eran muy unidos, papá creaba armas muy destructivas, era el mejor en su campo, pero una noche unos terroristas trataron de capturar a mamá y a mí para presionarlo y que trabajará para ellos, pero no salió como planearon, mamá se resistió y la mataron, solo me llevaron a mí, cuando papá llegó a casa, vio a mamá muerta, se volvió loco, llevo sus productos adonde me tenían secuestrado, sabiendo que lo esperaban, quemó el lugar, las llamas me atraparon en un rincón, pensé que moriría allí, pero él entró con un traje especial, se lo sacó, me lo puso y me rescató, estuvo meses en el hospital por las quemaduras, cuando ya pude verlo, me dio miedo, parecía una momia, no tenía nariz, era... — estaba angustiado al recordar — tenía solo 5 años, me asuste, corrí a los brazos de los abuelos, le rompí el corazón. Luego cuando le dieron el alta desapareció. Desde hace años cuando puedo busco por todos lados datos de alguien que sepa de él, y ahora... yo sé que no estuvo bien, pero fue la reacción de un niño... sé que es él... — rompió a llorar.

— Debo irme — no sabía que hacer o que decirle.

— Podría darle esto, es mi número de celular y mi dirección, por favor.

— Bueno, pero no te aseguro que te contacte — lo guardó en un bolsillo.

— Le molestaría si de vez en cuando lo contacto mejor a usted para saber de mi padre.

— No tengo teléfono, ni casa, vivo con él en una cueva.

— Dejaré todo listo en la oficina de correos — se la señaló — hablare allí, estará todo listo para que pueda escribirme y contarme como están y si necesita algo ¿Le parece?

— Bueno — respondió Green, no pudo negarse al ver la angustia en el jovencito.

— Gracias por estar a su lado, me alegro que no este solo.

Al buscar el hijo de Kakattsu a su compañero, lo sintió muy lejos, corriendo, por eso se fue caminando lento, creyó que debía dejarlo solo un rato, ya caída la noche recién llegó al lugar que compartían.

— Hola — dijo el hombre verde.

El otro no le respondió, estaba sentado mirando a la hoguera.

— ¿Estás bien?

— ¿Qué te dijo? Sin mentir — preguntó Paolo.

— Me contó tu historia — lo miró — solo quería verte y hablarte.

— ¿Para qué? Mejor dejar las cosas como están.

— Era un niño, no sabía cómo reaccionar, debes perdonarlo y volver con él.

— Pobre, cree que fue por eso... — no apartó la vista de las llamas — tenía casas, autos, todo lo que el dinero daba, nunca me preocupe de lo que pasaba con mis descubrimientos, solo quería seguir ganando dinero, no me preocupaba, tenía vigilantes en casa y guardaespaldas, creí que con eso estábamos seguro. Mi niño siempre pensó que yo trabajaba para mi país — lo miró fijamente — vendía mis descubrimientos al mejor postor. Los terroristas que atacaron no mataron a mi esposa por error, querían matarnos a todos, ella fue la primera para destruirme de a poco, se llevaron a mi hijo para atraerme, cuando volví y vi lo que había ocurrido, mis hombres me dijeron que no fuera, que lo diera por muerto, decidí que era verdad que seguro ya no estaba vivo, por eso solo quería venganza, me puse un traje para aguantar hasta que los matará a todos, lleve químicos, desde que entre empecé a quemarlo todo, encaré al líder, me dijo que mi niño estaba vivo, él quería hacerme ver como lo torturaban con los mismos productos que yo había creado... eran de un grupo que había perdido una guerra y a sus familias por mis productos, reía al ver mi rostro cuando me dijo que mi niño seguro estaba muerto por el fuego que yo había iniciado. Le tire ácido a la cara, corrió por el dolor, luego las llamas lo alcanzaron — volvió a mirar el fuego, recordando los gritos de quien mató.



#6567 en Fanfic

En el texto hay: esperanza, amistad, dolor

Editado: 24.04.2020

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